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Hacía unos minutos que nos habíamos alejado de mi departamento cuando una duda cruzo por mi cabeza.

-Tu sabías que mis madres seguían en la casa.

Asintió sonriendo de costado.

-Sí, tú me dijiste que se quedarían por el fin de semana.

Abrí mi boca sorprendida.

-Lo hiciste a propósito-con solo mirar su reacción sabía que no me equivocaba-¿Joshua siquiera te pidió venir por mí?

-Eso es cierto-dijo mirándome de reojo-me preguntó si podía buscarte mientras él se preparaba para enfrentar a Zoe.

Sospechaba que Joshua estaba reuniendo fuerzas para hacerlo él solo, y me enorgullecía de eso. Es su mate después de todo, espero que se dé cuenta que no necesita de nosotros para eso.

-¿Por qué lo hiciste?, te dije que era peligroso.

No quería sacar a colación nuestra conversación telefónica cuando él estaba borracho, pero no tenía elección.

-Y estoy bastante seguro de que yo te hablé de mi decisión de formar parte de tu vida.

Apreté mis labios conteniendo la emoción que estaba creciendo en mi interior, debía aprender a calmarme cuando estuviese a su lado.

-Dijiste que era sólo una idea.

-¿Eso dije?-pregunto sonriendo sin despegar su mirada del camino-puede ser que haya omitido algunos detalles.

Suspiré sobando mi frente.

-Tú en verdad eres-menee mi cabeza intentando aceptar que acabó de enfrentar a mis madres-bien, ¿Qué te parecieron?

No hubo necesidad de especificar a quienes me refería.

-Creo que ahora comprendo mejor.

-¿Qué comprendes?

-A ti-dijo riendo-eres parecida a ellas.

Lo miré indignada.

-Eso no es cierto.

Seguí observándolo reír sin responderme.

-También son muy jóvenes.

-Estas cambiando de tema.

-Incluso cuando una de ellas fue a buscarte a la universidad, pensé que era tu hermana.

Bufé frustrada sabiendo que no obtendría ninguna explicación de su parte.

-No están ni cerca de ser jóvenes-dije desviando mi mirada hacia la ventanilla-usan hechizos para mantenerse así.

-Creí que solo eran los humanos los que se preocupaban por las arrugas y por su apariencia.

-Ellas no se preocupan por eso-aclare-el hechizo alarga sus vidas, el que se vean jóvenes es un efecto secundario.

Me voltee de nuevo hacia él cuando el ambiente volvió a quedarse en silencio. Podía verlo batallar consigo mismo si debía preguntarme o no al respecto.

-Lo hacen por mí-dije recordando como ellas siempre lo negaban inventando excusas-los lobos no tenemos vida eterna como los vampiros, pero vivimos mucho más tiempo que un humano, incluso mucho más que los brujos.

-Puedo ver cuánto te aman-dijo con una mirada melancólica-yo también haría lo mismo.

-Quien diría que serías un padre dedicado-dije burlona.

-No lo decía por mis hijos.

Se volteó hacia mí por un segundo antes de volver su mirada al frente.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora