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No sabía cuánto tiempo había pasado cuando sentía que me debilitaba en el pecho de mi mate.

Mis lágrimas habían cesado para darle lugar a las caricias que pude comenzar a sentir.

¿Por cuánto tiempo había hecho eso?

Sorbiendo mi nariz apoyé mis manos sobre su pecho y comencé a alejarlo.

-Mojé tu camiseta-dije haciendo una mueca.

-La camiseta es lo que menos me importa en este momento-tomo mi rostro y lo levanto ligeramente para conectar su mirada con la mía-¿Hay algo que pueda hacer?

Alcé mis cejas sorprendida.

-¿Tal vez desinfectar tu herida?, ¿Algún masaje?-tomo su nuca nervioso mientras daba unos pasos hacia atrás-la verdad no sé cómo cuidar de una loba.

Me reí al verlo de esa forma, todo en él era exquisito.

-Está bien, es suficiente con todo lo que has hecho-ladee mi cabeza-incluso Akira se siente más tranquila al tenerte aquí.

-Me alegro de escuchar eso-dijo devolviéndome la sonrisa-creo que fue un arrebato el haber venido sin avisar, lo lamento si importune.

Menee la cabeza negando.

-Un lobo siempre cura más rápido con su mate al lado.

-Pero no hice nada-dijo frunciendo el ceño.

-Cuando estás cerca es como si mi alma volviera a estar completa-me aclaré la garganta mirando hacia otro lado-calma a mi loba y de alguna forma nos sentimos...

-¿Cómo se sienten?-dijo Matt burlón buscando mi mirada.

Diablos, esto era vergonzoso.

-¡Tengo sueño!-dije de forma abrupta-y está anocheciendo, será mejor que vayas a casa.

-Dijiste que estás mejor conmigo aquí-dijo haciendo un puchero.

-Pero debes volver a casa, tus padres se preocuparán.

-Puedo llamar y avisarles que me quedo en la casa de un amigo a dormir.

Me quedé en silencio considerándolo.

-No quiero irme y dejarte sola cuando estas herida-dijo tomando mi mano-pero no puedo obligarte a pasar la noche conmigo si no quieres.

Sonreí de lado ante los pensamientos que comenzaron a inundar mi mente.

-Por si no lo sabes-dije divertida-en esa situación tu estarías más en peligro que yo.

-Estas lastimada-dijo frunciendo el ceño.

-Pruébame.

-Correré el riesgo-dijo encogiéndose de hombros a lo que reí-¿Eso es un si?

Sin dejar de reír asentí.

-Yo iré a acostarme ahora, pero tú puedes hacer lo que quieras.

-Iré contigo, yo también necesito dormir.

Confundida clavé mi mirada distinguiendo el comienzo de un par de ojeras debajo de sus ojos, con todo el jaleo anterior no lo había notado antes.

-¿Sucedió algo mientras no estuve?

-No, precisamente eso sucedió-dijo serio-estos días estuve demasiado inquieto y ayer sentí un malestar en todo el cuerpo, ahora también lo siento, pero no es tan fuerte como ayer.

Cerré mi boca al escucharlo.

-Es el vínculo ¿verdad?

Sabía que muchas parejas comenzaban a sentir lo mismo sin necesidad de estar marcadas cuando pasaban demasiado tiempo juntas. Por supuesto los síntomas no eran tan intensos en comparación a cuando se profundizaba el vínculo, pero podían llegar a ser una molestia.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora