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Estaba saliendo de mi última clase con intención de dirigirme a mi casillero cuando a unos metros me frené al ver quién me estaba esperando con su espalda apoyada en el mismo.

Apreté mis labios en una fina línea y cambié mi rumbo hacia las mesas que se encontraban afuera.

"No podrás escapar por siempre", escuché en mi mente y automáticamente le cerré el paso.

Desde nuestra conversación en mi departamento lo había estado evitando cuando descubrí que no había abandonado la estúpida idea de convertirse. Durante estos días tenía a mi loba triste por no estar con su mate, lloriqueaba todo el tiempo.

Agradecía tener la fuerza suficiente para controlarla porque de no tenerla, ya hubiese tomado el control y se le hubiese lanzado encima.

Me senté en la mesa y saqué mis libros para comenzar con los ejercicios que nos dieron en clase.

No paso mucho tiempo cuando de reojo vi cómo alguien se sentaba en frente de mí.

-Te ves del asco.

-Yo también me alegro de verte Joshua-dije sin despegar mi mirada de los libros.

-Siempre es una alegría verme querida amiga.

Rodeé los ojos y bajé mi lápiz para observarlo.

-¿Qué quieres?

-¡Auch!-dijo poniendo su mano en su pecho-tu indiferencia me lastima.

Levanté mis cejas esperando escuchar la razón del por qué se había sentado en frente de mí, no estaba de humor para soportar a nadie.

-Bien, bien-levanto sus manos rendido-Matthew estuvo preguntándome sobre la transformación de un humano a lobo.

El escucharlo solo hizo que mi humor empeorara.

-Y siendo sincero contigo, no deberías enojarte de esta forma con él.

-¿Entonces que debería hacer?¿Transformarlo y dejarlo morir en paz?-pregunte sarcástica.

-Él quiere hacerlo Erahia-dijo serio-la diosa Luna no te emparejaría con alguien que pudiese morir solo con eso.

Yo también lo había pensado. En parte sabía que si Matt es para mí como nuestro vínculo lo confirmaba, había una gran probabilidad de que pudiese transformarse con éxito.

-Pero no queda del todo descartado el hecho de que pueda morir.

Bajé mi mirada sintiendo la conocida opresión en mi pecho que se había instalado desde que todo este asunto empezó.

-Tengo miedo Joshua-confesé-acabo de encontrarlo como para tener que perderlo.

Por unos minutos el ambiente se quedó en silencio hasta que mi amigo lo rompió.

-Eso es lo que sintió Matt cada vez que te fuiste.

Levanté mi mirada de forma abrupta.

-Él no me lo dijo-levanto una de sus comisuras formando una pequeña sonrisa-pero créeme que no hizo falta. Se veía desesperado por ir a buscarte, su rostro era de completo temor.

-Pues no debería tenerlo. Algo como eso no me mataría.

-Y algo como la transformación no lo mataría, ¿o piensas que tu mate es débil?

-Es humano-sé que sonaba como una perra, pero debía ser sincera-todos estos años demuestran lo fuerte que soy, Matt nunca tuvo que enfrentarse a algo así.

Joshua suspiró al ver que no daría mi brazo a torcer.

-Ten más confianza en él Erahia-dijo tomando su mochila mientras se ponía de pie-su decisión es estar completamente a tu lado para que ninguno de los dos siga sufrie...

-Yo sufriré.

-A la larga no ahora ¡diablos!-rodó los ojos-eres testaruda Alfa-salió del banco y estuvo a punto de irse cuando dijo:-pero reconsidéralo.

Cuando se fue no hizo más que agrandar el lío en mi cabeza.

..

Me sobresalté en la cama cuando escuché un ruido en la lejanía.

No fue muy fuerte, pero por mi oído de loba lo sentí al instante por lo que me desperté de inmediato.

Suponía que era muy tarde en la noche porque a través de mis párpados no identifique ninguna luz solar proveniente de la ventana de mi habitación.

Permanecí inmóvil en mi lugar cuando de repente los ruidos de la entrada del departamento se trasladaron a la habitación. Unos segundos después sentí como el edredón y las sabanas a mis espaldas eran removidos para seguidamente notar una mano deslizándose por mi cintura y una presión en la parte trasera de mi cabeza, lo que supuse era de su frente.

-Las llaves que te di eran para emergencias-dije sin abrir mis ojos-no para que te colaras en mi cama en el medio de la noche.

-El no hablar conmigo por una semana puede considerarse una emergencia.

Diosa, su voz, cuanto extrañaba escucharla.

-Erahia-llamo al ver que me había quedado en silencio-mi opinión no ha cambiado, en verdad quiero hacerlo.

Solté lentamente el aire que inconscientemente había retenido para seguidamente voltearme con cuidado de no lanzar su brazo que permanecía en mi cintura. Ahora estábamos los dos frente a frente, y aunque era de noche, una vez que abrí mis ojos, pude distinguir sin problema el fabuloso brillo de sus hermosas esmeraldas.

-Y quiero que tú lo hagas.

Me lo temía. Cuando me habló la primera vez de transformarse tuve una ligera sospecha de que me lo pediría a mí, pero sentí que era demasiado pronto para asustarse; para ser sincera, me sentía alagada, ya que, al ser la Alfa de la profecía, nunca nadie me lo había pedido porque sabían el alto riesgo que eso implicaba, pero precisamente por eso también estaba aterrada.

-Estoy asustada Matt-murmuré-puedes morir por eso, y no estoy dispuesta a perderte.

Con cuidado levanto su mano de mi cadera y la apoyó sobre mi mejilla comenzando a acariciarla.

Su contacto logró calmarme, como siempre lo hacía.

-Lo sé, se los riesgos, y créeme que no estoy dispuesto a morir.

No sé si fue la seriedad de sus palabras o la insistencia que tuvo estos días, pero, incluso por un pequeño instante, sentí que todo iba a estar bien.

Me engañe a mí misma, a pesar de que yo sabía que lo hacía.

Pero me fue algo inevitable; el escucharlo hizo que automáticamente todas mis preocupaciones se disiparan.

-Está bien, lo haremos, te convertiré en lobo-vi como una sonrisa de alivio comenzaba a surcar su rostro-pero ten presente que si algo te sucede yo me iré contigo.

-¿Qué?-pregunto con el ceño fruncido.

-No puedo vivir sin ti Matt, no ahora-dije meneando la cabeza-así que, si quieres seguir con esto, esa es mi única petición.

-Debes estar bromeando-dijo atónito.

-Hablo completamente en serio.

Agradecía mi visión lobuna debido a que gracias a ella no me perdí ni por un instante todas las diferentes expresiones que atravesaron su rostro.

-Esto es ridículo Erahia-hablo molesto-si algo llegara a pasarme tu deberías vi...

-Dijiste que no estabas dispuesto a morir-lo interrumpí-entonces no veo el problema.

Lo vi apretar su mandíbula con mucha fuerza antes de volver a hablar.

-Bien, haremos eso.

Sonreí complacida y me lancé a su pecho abrazándolo.

-Te extrañé-dije hundiendo mi nariz en él, ahora si me dejé llevar por su exquisito aroma.

Ante mis palabras lo escuché reír antes de envolverme con sus brazos.

-Yo también lobita.

Y así, después de una semana, pude dormir plácidamente. Aún no estaba del todo de acuerdo con la idea, pero de alguna forma sentía que la molesta presión en mi pecho había disminuido

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora