Estaba en una de las mesas del comedor revisando los apuntes de la próxima clase cuando sentí un toquecito en mi hombro.
Confundida al no identificar el aroma de alguien conocido me voltee encontrándome a una chica la cual tenía una esencia débil a vainilla. Mi loba gruñó internamente, pero no me dejé llevar por los celos ya que ella también tenía unos preciosos ojos esmeraldas.
-Hola, disculpa que interrumpa-dijo apenada-¿Puedo sentarme?
La reconocía de una de mis clases.
-Claro-le sonreí amable y la vi tomar asiento en frente de mí, parecía más relajada.
-Quería hablarte sobre el trabajo que el profesor nos asignó.
Lo había olvidado. Una de las asignaturas se dividía en actividades grupales e individuales.
En el primer día nos asignaron a un compañero para empezar a adaptarnos a este tipo de tareas y luego para la tercera actividad, se nos uniría con otra pareja.
Ayer, el profesor ya estableció el primer trabajo para cada pareja.
Como debíamos entregarlo en dos semanas, se me olvidó completamente hablar con mi compañera.
-Claro lo siento-dije meneando mi cabeza- yo también pensaba comenzarlo ahora para que no entorpeciera mis demás clases, pero lo olvidé por completo.
Era mi imaginación o cada vez que me escuchaba se encontraba menos tensa. Había aprendido que mi imagen no era muy amigable por como las personas que no conocía se comportaban conmigo, pero ¿yo era alguien que daba miedo?
-Te entiendo, a mí me sucede lo mismo que en el instituto-dijo soltando una risita-en realidad no pensaba empezar con el trabajo por ahora porque te veías ocupada-llevo su mano al bolsillo de su mochila y sacó su celular-¿Podrías darme tu número? Es para acordar reunirnos, claro, si no te molesta.
-No, está bien-yo también tomé mi bolso y saqué mi celular para después tender mi mano libre-¿Me lo prestarías?
Asintió dándome el aparato.
-El profesor dio algunas preguntas de cada tema para guiarnos en la búsqueda de información-dije tecleando mi número-que te parece si cada una reúne algo de información y cuando terminemos le avisemos a la otra para acordar un día.
-Si, es buena idea-la miré de reojo sonreír mientras llamaba a mi celular para agendar su número.
-Aquí tienes-le devolví su teléfono-ese es mi contacto.
-Erahia-leyó antes de tenderme la mano-me llamo Zoe, es un placer.
Reí tomando su mano.
-Lo sé, lo oí del profesor-dije divertida.
-Es solo que...-soltamos nuestras manos terminando el saludo y la vi voltearse sonrojada-creí que no me recordarías.
-Y yo que creí que estaba dando una buena imagen-dije burlona haciendo que me mirara sobresaltada.
-No, no me refería a eso-movió sus manos preocupada-quiero decir, tal vez no habías escuchado cuando nos emparejaron, no me refería a que eras una mala persona que...
Solté una carcajada interrumpiéndola.
-Era broma-dije aun riendo.
-Gracias a Dios-dijo suspirando-creí que te había ofendido.
-No, tranquila-sonreí-además, fue muy amable de tu parte acercarte para discutir lo del trabajo antes de la clase de mañana.
Cuando terminé de hablar sus mejillas se tornaron de un rojo más intenso que el de antes, si eso era posible.
-No es molestia, cuando termine de buscar todo te mandaré un mensaje-se puso de pie-te dejaré con tu lectura, hasta entonces.
-Adiós Zoe, nos vemos en clase.
Me dedicó una última sonrisa y con eso se alejó.
Parecía una buena chica.
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Había salido del auto y caminado unos pasos cuando vi un cuerpo aproximarse veloz hacia mí.
-¿Joshua?-pregunte confundida viéndolo tomar mi mano para comenzar a olfatearla.
-¿Con quién estuviste?
Se veía ansioso como si...como si hubiese encontrado a su mate.
-Con nadie, estaba en mi casa cambiándome.
-El olor es débil, ¡en la universidad! ¿con quién estuviste?-dijo desesperado.
Hice memoria recordando que había hablado con algunas personas en la clase, pero al verlo sostener mi mano recordé cuando Zoe la estrecho.
-Zoe-dije levantando mi mirada.
-¿Cuál es su apellido? ¿Y su año?
-No lo sé, asiste a una clase conmigo, pero no sé exactamente su edad-no recordaba su apellido-es una chica rubia de ojos verdes.
Apartó la mirada pensativo soltando finalmente mi mano.
-No la conozco, debe ser de primer año-volvió a mirarme con atención-tal vez compartan más clases, mañana asistiré sin falta así que la buscaremos.
-Claro-me encogí de hombros-mi primera clase es a las diez.
-Iremos más temprano.
-Ni siquiera lo pienses, recuerda que debo hacer vigilancia en la mañana-le recriminé, eso era parte de mi asistencia a las manadas- iré unos minutos antes y si no la encontramos puedes buscarla tu solo, estoy segura que la encontraras fácil por su olor.
Abrió su boca haciendo el amague de decir algo cuando escuchamos unos pasos en la lejanía.
-¡Alfa!
Con una sonrisa me giré.
-Hola Alfa-dije haciendo un pequeño asentimiento en señal de respeto-no es necesario que me reciba cada día.
-Tonterías-hablo ya en frente de mi-haces mucho por nosotros, es lo menos que podemos hacer.
El alfa de está manada era un hombre adulto-bien conservado por su condición de hombre lobo-agradable y era fantástico cumpliendo con sus deberes de líder. Por esa razón esta era una de las manadas que más me gustaba visitar.
Intercambiamos algunas palabras para ponerme al corriente en lo que hoy debería ayudar y nos pusimos en marcha no sin antes dirigirle una mirada a Joshua de que luego seguiríamos nuestra conversación.
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Erahia
WerewolfErahia no es una mujer loba como cualquier otra, es la Alfa de la leyenda. La fuerte y solitaria Alfa de la que todos temen y respetan. Matthew es un simple humano que después de un par de años finalmente tomó la decisión de asistir a la universidad...