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Cerré mi casillero después de sacar los libros de mi próxima clase.

-¡Erahia!-escuche un grito desde la esquina del pasillo.

Cerré mis ojos soltando una gran cantidad de insultos por lo bajo.

Si quería pasar desapercibida luego del beso de ayer, esto no estaba funcionando.

-Estoy llamándote, ¿por qué no me respondes?-dijo a mi lado con las manos en sus caderas.

-Joshua-hablé entre dientes-creí que estabas de viaje.

-Volví hoy para hacerte compañía Alfa-me sonrió-¿No es fantástico?, tienes a uno de los más buenorros de la universidad a tu lado.

Joshua era un lobo de la manada de la zona. Se encarga principalmente de la conexión con las otras manadas, por eso solía viajar con frecuencia y en muchos de los viajes que hemos coincidido, de alguna forma nos volvimos cercanos. Lo suficiente para considerarlo un buen amigo.

-Me dijeron que ayer estuviste en la manada.

-Así es-asentí.

-Nuestra Alfa tan competente como siempre.

Mire alrededor comprobando que nadie nos prestara atención.

-¿Podrías dejar de llamarme así? en este momento no necesito cierta atención innecesaria sobre mí.

Al escucharme su mirada se tornó pícara.

-Escuche algo interesante cuando llegue aquí.

Sabía que no se le escaparía mi numerito de ayer. Mordí mi labio y lo miré como alguien que está a punto de recibir un golpe.

Se cruzó de brazos y se apoyó de espaldas a los casilleros.

-No tienes mal gusto, pero tienes competencia si vas por ese camino.

De nuevo sentí esa furia instalarse en mí, pero Joshua pareció no notarlo.

-Aunque fue extraño-dijo confundido-tu no sueles hacer ese tipo de cosas, además eres más sensata cuando se trata de las personas, y sabrías que Matthew no te conviene.

Matthew, así se llamaba.

No suena mal, pensé a lo que Akira gruño posesiva.

-Es mi mate-solté.

-Oh ya veo, ahora todo tiene sen... ¿¡qué!?

Se enderezó y me miró con sus ojos abiertos de par en par.

-Mantenlo en secreto, nadie puede enterarse de esto.

-Es humano, Matthew es humano-dijo con su mirada desorientada-un humano, la Dios Luna eligió un humano para ti.

-Veo que estás disfrutando esto-lo miré entrecerrando los ojos.

-En parte lo hago-se encogió de hombros recomponiéndose-después de tu método de ligue, pienso que esto es interesante.

-No fue un método de ligue-toque mi frente frustrada-me dejé llevar ¿si?, no pude controlarme al tenerlo en frente.

-Enhorabuena Alfa, encontraste a tu mate-me dedicó una mirada que denotaba nostalgia, pero sabía que estaba feliz por mí.

Encontrar a tu mate, para nosotros los lobos era una bendición increíble.

-Todavía tengo que conquistarlo ¿recuerdas?

-Pues encontrarlo es el primer paso, mira el lado bueno, ya pasaste por lo difícil.

Esperaba que no se equivocara.

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Inhale lentamente sintiendo esa increíble sensación de expectación comenzando a invadirme.

Bajé mi mirada a mis manos en mi regazo intentando controlarme ante el insistente aroma a vainilla colándose en mi sistema.

-Hola linda, nos volvemos a encontrar.

Tragué grueso y levanté mi mirada paralizándome.

Sus hermosos ojos esmeraldas estaban fijos en mí, acompañados de una bella sonrisa de dientes perfectos iluminando su rostro.

"Mate", gruñía Akira.

-Hola-dije sintiendo como inevitablemente una sonrisa inundaba mis labios.

Era temprano, por lo que los alumnos estaban todavía ingresando al salón.

-¿Ahora recuerdas mi nombre?-dijo con diversión en su tono.

-Matthew-contemplé como su mirada cambió ligeramente al escucharme, aunque lo atribuí a mi imaginación-me lo dijeron hace unas horas.

Me miró con atención confirmando que hablaba enserio.

-Entonces parece que realmente no nos conocíamos.

Para mí es como si nos conociéramos de toda la vida, pensé, pero simplemente apreté mis labios quedándome en completo silencio.

-Estoy desilusionado-dijo haciendo un puchero en broma, pero por su tono parecía que en parte hablaba enserio-solo fue mi cara bonita la que atrajo tu atención.

-En realidad tu olor.

Reí al verlo confundido por mi respuesta seguido de observarlo tomar su camiseta oliendo su cuello.

-No uso ninguna colonia especial-me miró frunciendo el ceño.

Abrí mi boca a punto de responderle cuando escuchamos el ruido de la puerta del salón cerrándose indicando el comienzo de la clase.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora