15

8.3K 718 23
                                    

Preparé mi mochila con algunas prendas de ropa casual y un vestido en caso de que tuviera poco tiempo para vestirme. 

Luego debía ir a la manada a ocuparme de mis deberes por lo que también guardé algunas cosas como botella de agua, vendas, armas, entre otras.

Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo. Contesté la llamada sin dejar de preparar todo lo que necesitaría.

-Hola, cariño.

-Hola, mamás.

Una vez que terminé de buscar mis cosas, fui al baño a lavarme la cara.

-Te oyes ocupada, ¿llamamos en un mal momento? 

-No, no, solo-todo había pasado demasiado rápido por lo que no pude decirles lo de Matthew. Me frené de forma abrupta e intentando relajarme levanté mi mirada hacia el frente chocando con la imagen de mi reflejo en el espejo-hoy le diré todo a mi mate. 

Por unos minutos la línea quedó en completo silencio hasta que escuche un suspiro.

-Sabemos que eres lo suficientemente adulta para tomar tus propias decisiones...

-Confiamos plenamente en ti y creemos qué harás lo correcto...

-Pero si llegase a ocurrir alguna complicación o sucediera el peor escenario posible...

Hablaron una tras otra captando mi completa atención.

-No olvides que nos tienes a nosotras-terminaron al unísono.

Sentí una presión en mi pecho provocándome unas inmensas ganas de llorar. Pero debía ser fuerte.

-Gracias, en verdad no tienen idea de cuánto me alivia escuchar eso.

-Siempre estaremos para ti, linda.

-Somos tus madres después de todo.

Tomé una profunda respiración y levanté mi rostro hacia el techo.

-Debo irme, luego las llamaré para contarles todo.

-No te preocupes cariño, él te aceptara.

-Y si no lo hace yo misma me encargaré personalmente de darle una paliza.

-Eso no sucederá Isis-la reprendió mamá. 

-No debería suceder, pero siempre tengo una poción de cucaracha lista.

-¡Isis!

-Oh cierra la boca Minerva, Fidelia está de acuerdo conmigo.

-En verdad, no puedo con ustedes.

Me reí escuchándolas discutir. Una parte de mi se relajo al hablar con ellas. 

-Bien mamás, debo irme, las llamo luego.

-¡Suerte Cariño!

Terminé la llamada y me alisté saliendo hacia mi destino.

..............................................................................................................................................................

Por quinta vez desde que llegué me limpié las palmas de mis manos, que ya se encontraban increíblemente sudadas, en los costados de mis pantalones.

Había llegado unos minutos antes debido a mi ansiedad por lo que ahora estaba esperando a Matthew.

Akira no había dejado de removerse con felicidad en mi interior desde que decidí que ya era tiempo de contarle a nuestro mate sobre nosotras.

"Al fin será completamente nuestro", dijo en mi mente.

ErahiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora