Capítulo 39 "El contrato"

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— Gracias por defenderme allá arriba — me dice Ady cuando llego al auto donde ella me estaba esperando.

— Yo siempre voy a estar cuidando de ti, Adele, así no quieras, porque eso viene en el paquete completo de tener al fabuloso Adam Martínez — bromeo.

— ¿Sí? — sonríe — ¿Y qué más viene en el paquete?

— Pues... — hago como que estoy abriendo un contrato imaginario — El contrato dice: "A cambio de tener una relación con el sujeto Adam Martínez sea de amistad o algo más de amistad, el sujeto le proporcionará a usted estas cinco cosas: 1) Muchas risas. — comienzo a enumerar con los dedos — 2) Cuidará de usted siempre. 3) La hará sentir valiosa cada día. 4) Tocará para usted muchas canciones. 5) Información clasificada.

— ¿Qué? ¿Cómo que información clasificada?

— Lo siento, Ady. — finjo que estoy revisando el contrato — Esa parte está encriptada.

— Pero yo quiero saber — hace un puchero y yo río acariciando su mejilla.

— Tal vez puedas saberlo algún día, pero hoy no.

— ¿Y a cambio de esas cinco cosas qué quieres tú? — pregunta mirándome atentamente desde el asiento del copiloto.

Me acerco a ella y susurro en su oído:

— Tú sabes lo que quiero.

Ella me mira con algo de timidez pero me da una pequeña sonrisa.

— ¿Esto? — pregunta acariciando mi mano.

Niego con la cabeza.

— ¿Esto? — vuelve a preguntar mientras me da un beso en la mejilla.

Vuelvo a negar.

— ¿Entonces esto? — pregunta una vez más y une sus labios con los míos besándome con ternura y yo le correspondo sin dudar acariciando su mejilla y profundizando el beso mientras siento como me besa con seguridad. Mi corazón late fuertemente pero la traigo hacia mi lugar haciendo que se coloque sobre mí en el asiento del conductor. — Voy a tomar esto como un sí — dice con una sonrisa para volver a besarme.

Colocó mis manos en su espalda mientras ella juega con mi cabello. Beso sus labios, sus mejillas y lentamente voy bajando por su cuello sintiéndome en el cielo cuando la escucho soltar un pequeño gemido diciendo mi nombre.

— ¿Sa-sabes que tenemos que ir al instituto, verdad? — pregunta con los ojos cerrados echando su cabeza hacia atrás poniendo todo su cuello a mi disposición.

Pongo mis manos bajo su camisa y sigo acariciando su espalda mientras mis labios se turnan entre su cuello y sus labios.

— ¿Y tú sabes que ya perdimos la primera clase, verdad? — le respondo sin despegarme de su clavícula pero ella pega un salto empujándome.

— ¡¿Qué?! — pregunta sorprendida y la vuelvo a atraer hacia mí.

— Mira la hora, ángel — digo dejando besos por todo su rostro — Entre el detective/tío/vidente, hablar con Evan y la sesión de besos ya nos perdimos toda la primera clase.

— Pero Adam, yo nunca he faltado a clases — me dice con preocupación — Hay que irnos.

— Pero esto está mucho más interesante que una clase de álgebra.

Ady se aleja de mí y vuelve a colocarse en el asiento del copiloto haciéndome extrañarla en cuestión de segundos.

— Está más interesante y eso que me gusta álgebra — dice viéndome con una sonrisa medio traviesa — Pero tenemos que ir, por favor.

Adam y AdeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora