Capítulo 42 "Hamburguesa"

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NARRA ADAM

— Vamos a un lugar más privado — digo bajándola y tomando su mano.

Salimos de la azotea y la dirijo por los pasillos de los apartamentos.

— ¿Entraremos a la fuerza a uno de estos apartamentos? — pregunta con nerviosismo al verme detenerme frente a una puerta.

— No es a la fuerza si yo soy el dueño. — respondo con tranquilidad sacando la llave de mi bolsillo.

— ¡¿Tienes un apartamento?!

— Fue el regalo de Gregy cuando cumplí 18 — me encojo de hombros.

— Casual.

— Tal vez fue una manera discreta de correrme de la casa. — río — Pero no funcionó, no es tan fácil deshacerse de mí.

Entramos a mi apartamento y enciendo las luces.

El lugar no es tan lujoso como mi casa pero sí es un apartamento espacioso y bien cuidado por la señora que viene a limpiarlo porque yo no levanto ni la escoba para barrer.

— ¡Es muy lindo, Adam! — Ady corre a ver las plantas en la ventana. — Y tiene muy buena vista.

— Aquí vengo cuando me gusta estar solo.

Ella me mira pensativa por unos segundos.

— Amélie me dijo dónde estabas — dice y se queda viendo el suelo — Fue la única que me dijo algo.

— Eso es mi culpa. — digo caminado por el lugar — Mamá, Gregy, Amélie y Chris saben que cada año en esta fecha desaparezco y yo siempre les digo que ese día no me busquen, ni me llamen, ni le digan a nadie sobre mí.

— Algo extremista.

— Un poco — río — Pero a veces solo quiero desaparecer.

— Te entiendo — responde. — Todos tenemos ganas de desaparecer a veces.

Me acerco a ella y coloco mi mano en su mejilla.

— Hoy no quiero estar con nadie, solo contigo. — le digo y ella me sonríe — ¿En qué estábamos? Ah, sí.

La atraigo hacia mí en otro beso apasionado y ella no se niega, más bien me envuelve con sus brazos así que vuelvo a cargarla envolviendo sus piernas alrededor de mí. Es tan pequeña que me resulta fácil llevarla hasta la habitación principal sin dejar de besarla.

La dejo sobre la cama y aprovecho de quitarme rápidamente la camiseta tirándola a un lado. Adele escanea mi torso dejando su mirada fija sobre mi abdomen trabajado, le sonrío con suficiencia.

— ¿Soy muy guapo, verdad?

Ella me lanza una almohada riendo.

— Eres un arrogante — ríe.

— Lo soy — me le acerco lentamente colocándome sobre ella — Un arrogante tan guapo.

Ella ríe y yo aprovecho para besarla una y otra vez y bajo a su cuello haciéndola removerse de placer. Con mis manos tomo el borde de su camiseta y ella me ayuda a quitársela quedando sin nada arriba.

— No tienes brasier. — eso despierta algo en mí.

— A veces me incomoda usarlos — se encoge de hombros.

Siento que mi deseo aumenta el doble. Besó su cuello bajando por su clavícula y terminó besando sus senos sonriendo al ver que uno tiene un pequeño lunar. Sigo bajando llenándola de besos hasta llegar al cierre de su pantalón. La miro a los ojos mientras bajo su jean junto a sus bragas dejándola completamente desnuda frente a mí.

Adam y AdeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora