Capítulo 40 "Toda la vida"

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— No puedo creer que raparon a Nathan — nos dice Amélie mientras caminamos hacia el estacionamiento.

— ¿No creen que fue algo fuerte? — pregunta Ady.

— El cabello vuelve a crecer — me encojo de hombros — Y él lo merecía. Así como tú mereces esto — me acerco a Amélie y la despeino.

— ¡Oye, mi peinado! — me empuja y se intenta peinar — ¿Por qué fue eso?

— Por no haberme contado que André volvió.

— ¿Quién es André? — pregunta Adele.

— El hermano de Amélie. — vuelvo a despeinar a mi amiga — Y eso es por no contarme que es novio de nuestra profesora de historia.

— ¿Eres cuñada de la profesora Lauren? — Adele la mira sin poder creerlo.

— No me lo recuerden — Amélie rueda los ojos y se acerca al Mercedes Benz donde la espera Phillip. — Nos vemos luego, chicos.

Se despiden y Lucas entra al auto con ella.

— Nos vemos luego, Adam — Adele se despide de mí.

— ¿Luego? Tú vienes conmigo — la tomó de la mano y la llevo a mi auto.

— ¿A dónde vamos? — pregunta entrando a la camioneta.

— A nuestro lugar favorito.

Conduzco durante unos minutos hasta llegar a nuestro restaurante favorito donde nos sentamos en nuestro lugar y pedimos algo de beber.

— Siempre pides chocolate caliente — digo con una sonrisa.

— Amo el chocolate, Adam, demasiado.

— Lo sé — río y me levanto de la silla. — Espérame un momento, ¿sí? Ya vengo.

Ella asiente y yo me dirijo a donde está la persona que anota a los cantantes para el karaoke y por supuesto anoto a Elsa Patico y luego de hacer unas llamadas vuelvo a la mesa donde está Ady bebiendo su taza de chocolate.

— Oye — hablo y ella me mira con atención — ¿Está todo bien entre nosotros, verdad?

— Sí claro, ¿por qué no lo estaría?

— Pues, me rechazaste allá en el instituto.

— Ah sí, es que... p-pues yo...

— Elsa, te toca cantar — dice una de las camareras.

— ¿Me anotaste? — me pregunta.

— Para no perder la costumbre — sonrío.

Ella se levanta y se dirige al cuarto donde cantará pero antes de entrar corro hacia ella y le doy un tierno beso en los labios.

— Suerte, mi ángel.

Me sonríe tiernamente y entra a la habitación.

Vuelvo a la mesa y desde mi lugar veo a los padres de Adele pasar por la puerta viendo a todas partes con preocupación.

Justo a tiempo.

Me levanto y me dirijo hacia ellos.

— Adam, ¿qué pasó? ¿Dónde está Adele? Dijiste que era una emergencia — pregunta la madre.

— Síganme, ya lo verán.

Los llevo hasta donde estaba sentado y se acomodan en las sillas frente a mí.

— ¿Para qué nos llamaste? — El señor Castle me mira con impaciencia.

La música empieza a sonar.

Adam y AdeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora