Adam y Adele

Capítulo 23 "Después"

Narra Adam

Abrí mis ojos lentamente adaptándolos a la luz tenue que llegaba desde la ventana.

Hice un mueca al sentir el fuerte dolor de cabeza y al saborear un leve sabor a alcohol.

Miré a mi izquierda y junto a mí dormía una morena de la cual no recordaba ni su nombre.

Lo último que sabía era que estaba en una fiesta como lo hacía todas las noches en la última semana y que estaba bebiendo y bailando, mucho.

Me levanté de la cama, me coloqué el pantalón, la camiseta y salí de la habitación.

Estaba en un departamento en algún lugar de París.

Bajé las escaleras para finalmente alejarme de ahí.

Reconocí la plaza junto al edificio del que había salido. No estaba muy lejos de mi casa, así que me dirigí a la dirección opuesta.

Caminé tambaleante por las calles, sin importarme realmente a dónde me dirigía.

Hasta que sentí un fuerte golpe...

NARRA ADELE

- H-hey, ya estoy aquí - le hablé al teléfono - ¿Dónde estás?

- Estoy algo retrasado, pero mi envío está a tiempo.

Fruncí el ceño confundida.

- ¿Envío? ¿Cuál envío?

- Señorita, le mandaron ésto - me habló una chica con un grande y hermoso girasol en su mano. Casi suelto el teléfono de la emoción.

- No puede ser - susurré al teléfono - ¿Lo mandaste tú?

- Espero que te guste.

- ¡Me encanta! - lo tomé - Gr-gracias.

- De nada - dijeron a mi espalda.

Giré y lo vi luciendo muy guapo y muy tierno. Tenía un suéter grande y unos audífonos en su cuello. Sus mejillas estaban rojas, tal vez por el frío. Y tenía una hermosa sonrisa.

- H-hola, Evan - dije sintiéndome algo nerviosa.

- Hola, A-Adele - me respondió con una tímida sonrisa - Te ves muy linda.

Me sonrojé aunque sabía que no era así.

Solo tenía unos jeans, un suéter azul marino y mis botas de siempre.

- Gracias. - sonreí.

- ¿Lista para nuestra primera cita?

Vacilé un segundo.

- Lista.

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- Entonces, ¿tu pasión es leer? - me preguntó dándome el helado de chocolate que había pedido.

- Y escribir. - dije tímidamente, eso no lo había dicho nunca

Estaba con Evan caminando por un mercado antiguo de París. Ya nos habíamos visto un par de veces y hablábamos todos los días por teléfono. Pero ésta era nuestra primera cita oficial.