Capítulo 38 "El vidente"

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*La mañana siguiente*

— Evan Michael Styles Laurent, 19 años, se graduó del instituto con buenas notas. No tiene hermanos y sus padres están divorciados. No estudia en la universidad. Trabaja como dj con su primo por las noches y su pasatiempo es hacer postres, sobre todo helados.

¿Helados?

— En general parece ser una buena persona — continúa diciendo el investigador privado que contraté — Asiste a la iglesia los domingos, es voluntario en un asilo de ancianos y ha adoptado muchos animales de la calle. — El chico perfecto. Ruedo los ojos — Según mi investigación salía con alguien, una chica llamada Rosaline Castle pero hace días que ya no se les ve juntos. Aquí está toda la información, incluida su dirección, número de teléfono, redes sociales y horario de los próximos días — dice tendiéndome una carpeta.

— Excelente trabajo. Me sorprende que logró conseguir toda esta información en una noche.— la recibo.

— Soy el mejor en mi trabajo. Espero que le sirva.

Sonrío.

Va a servir.

— ¿Puedo hacerle un cheque? — pregunto sacando mi billetera.

— Sólo acepto efectivo — asiento y tomo el dinero para dárselo.

Costoso pero vale la pena.

El detective Daniels estrecha su mano con la mía y lo acompaño a la salida.

Justo antes de abrir la puerta de entrada escucho mi teléfono sonar con un mensaje de Adele:

Chiquita: Ya estoy en la entrada de tu casa, para recoger el trabajo e ir juntos al instituto.

Abro los ojos asustado y volteo a ver al señor Daniels.

— ¿Sucede algo, señor Martínez? — pregunta.

— Hay alguien afuera que no puede verlo.

— ¿Por qué? Paso desapercibido.

Alzó una ceja hacia él.

Es un gran detective pero está vestido como el estereotipo. Lentes oscuros, sombrero, una gran gabardina color piel, botas y un maletín.

Solo le falta la pantera rosa.

— ¿Podría por favor hacerse pasar por algún familiar? — pregunto juntando las manos.

— No lo creo...

Siento mi teléfono vibrar en el bolsillo del pantalón.

— Por favor — ruego — Le pagaré extra.

Veo sus ojos iluminarse con la última frase y asiente.

Rápidamente lo arrastró a la cocina donde están Gregory, Christopher y mamá.

— Gregy, este es tu hermano Daniel. Vino de visita desde Inglaterra y casi no lo vemos porque siempre está de viaje, ¿entendido?

— ¿Ah? — pregunta Gregory sin entender nada pero me dirijo a la salida de la cocina sin dar explicaciones.

— Y quítese eso — me regreso señalando la gabardina, los lentes y el sombrero.

Corro hacia la puerta de entrada, sintiendo mi teléfono vibrar sin parar y finalmente le abro a Adele que está sentada en el suelo con el teléfono en su oído el cual baja al verme.

— ¿En serio te sentaste en el suelo porque tardé unos minutos? — pregunto.

— Soy floja — se encoge de hombros levantándose con una sonrisa.

Adam y AdeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora