Capítulo 18 "Contemplar"

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— Yo prefiero el hot dog, en serio es perfecto.

— ¿Perfecto? — pregunté indignado — Perfecta es una hamburguesa con doble carne y tocino.

Estábamos sentados en el centro comercial, ella disfrutaba de su perro caliente y yo de mi amada hamburguesa. Ambos esperábamos que Lucas y Amélie terminaran de comprar sus comidas.

— Esos son tus gustos — Adele se encogió de hombros — Son terribles, pero son tuyos.

— ¡Oye! No son terribles — hice un puchero.

Ella rió.

— Siempre lo han sido, Adam. Te doy un ejemplo: Chl... olvídalo.

Iba a decir su nombre pero se detuvo, seguramente por lástima.

— Dilo — hablé — Di Chloe, di que fui un tonto por enamorarme de ella.

— No fuiste un tonto, Adam — Adele se acercó a mí y tomó mi mano tomándome por sorpresa — El corazón no elige. No eres culpable de enamorarte de alguien, eres valiente.

Sonreí.

— Aunque ella es una... — siguió diciendo pero se interrumpió.

— ¡Dilo! — reí al ver cómo era tímida hasta para insultar — Insúltala. Eso te liberará un poco.

— Es una... una... tonta.

Solté una enorme carcajada.

— ¡Cuidado, Ady! — reí —¡Podrías matar a alguien con tus palabras!

Adele comenzó a reír también.

— Lo siento, no soy buena insultando a las personas.

— Y eso es increíble. — sonreí.

Amélie llegó a nosotros dando zancadas y se sentó junto a Ady. Detrás de ella la seguía Lucas con el ceño fruncido por molestia.

— Oh, ¿están enojados? — pregunté con una sonrisa burlona por ver su milésima pelea del día.

No respondieron, pero Lucas apretó tanto su cubierto de plástico que lo partió en dos haciendo que una de sus partes volara a otra mesa.

— Si, están enojados — me respondí.

— Yo no estoy enojada — dijo mi mejor amiga.

— Yo tampoco — dijo Lucas.

Pero no se podían ni mirar a los ojos. Sus oídos estaban por botar humo de rabia.

— Se nota — dijo Adele con sarcasmo para luego mirar su celular y sonreírle.

— ¿Con quién hablas? — pregunté sin pensar.

— ¿Por qué el interés? — preguntó ella sin mirarme mientras respondía un mensaje.

— Curiosidad. — me encogí de hombros.

— Evan.

— ¿Evan? ¿El DJ? — la miré frunciendo el ceño confundido — ¿Para qué le escribes? ¿Necesitas un DJ? Conozco una DJ mil veces mejor que él.

Adam y AdeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora