Veintisiete

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-Explicame.-El tono de voz que usaba Cameron lo decía todo. Estaba enojado y claramente no me iba a creer.

-Lo haré, sólo escuchame.-Puse la silla del escritorio frente a él y tomé asiento.-Te seré completamente honesta.-Asintió.-El día que volví yo ya conocía a Jack, íbamos en la escuela juntos. Él y yo habíamos tenido relaciones y por eso me han sancionado de la escuela, no se como lo hizo, pero consiguió que mi padre le diera empleo...-Cameron me miraba atento a cada palabra, de vez en cuando su miraba se perdía en algún lugar de mi habitación y luego volvía a verme directo a los ojos.-Y hoy te puedo decir que lo he olvidado, porque te quiero a ti.-Le había contado a Cameron sobre las peleas con Madison por Jack, sobre mis peleas con Jack y las reconciliaciones.-Estoy segura, yo te quiero a ti.-Concluí.

-Me dijiste que serías honesta.-Se levantó de mi cama y se fue, dejandome sentada sobre aquella silla negra.

-¡Cameron!.-Grité por el pasillo, él se dio la media vuelta.-Dame una oportunidad.-Le pedí.

-Acacia, no puedo estar con alguien que no siente nada por mi.-Sus ojos se llenaron de lágrimas y me acerqué lentamente a él.

-Sólo una.-Pedí, él tensó su mandíbula y miró a otro lado.

-Está bien, sólo una.-Dijo, asentí, me acerqué a él y lo abracé por la cintura.

-Gracias.-Después de lograr pronunciar esa palabra él correspondió a mi abrazo.

-Hablamos mañana.-Se separó de mi y besó mi frente, asentí con los ojos cerrados y las mejillas llenas de lágrimas.

-¿Qué es lo que ganas?.-Le grité a Jack, él me miró sorprendido.

-No entiendo.-Dijo y siguió haciendo lo que sea que estaba haciendo.

-¿Por qué le dices eso a Cam? ¿Por qué me quieres arruinar?.-No lloraba, las lágrimas se había sacado por completo.

-Porque te amo y así, sólo así es la única forma de tenerte conmigo.-Me respondió, reí irónica.

-Pues yo no lo hago, dejame en paz.-Le grité, y me di la media vuelta.

-Cia.-Detuvo mi caminata tomandome de la muñeca.

-¿Nunca has escuchado aquella frase ‘si amas algo dejalo ir’?.-Le pregunté.

-Si, es la frase de un cobarde que no supo luchar por lo que en verdad quería.-Me respondió, lo miré fijamente.

-Sólo dejame en paz, Jack.-Estaba enojada, muy enojada con él, pero tenía una inmensas ganas de abrazarlo y así lo hice.

-Lo lamento, que seas muy feliz.-Besó mi cabello y me apartó de él.

-¡Acacia, hija!.-Rodé los ojos, ¿qué demonios quería Marie?.

-Hola.-Dije lo más amable posible.

-¿Estas ocupada mañana?.-Preguntó, negué.

-No, ¿para qué?.-Mr recargue sobre una pierna.

-Madison y yo iremos a ver cosas para cuando nazca el bebé, ¿quieres ir?.-No tenía nada que hacer, así pues que iría.

-Claro, ¿a qué hora?.-Le pregunté.

-Como a eso de las cuatro de la tarde.-Esta bien, al llegar iría con Cameron.

-Claro, hasta mañana.-Le dije, ella sonrió y se fue.

Entre de nuevo a mi habitación, mi madre me había mucha falta. Ella siempre me sacaba de apuros, ahora mismo me estuviera diciendo que hacer. A quien elegir. Ahora mismo estuviera entre sus brazos llorando como Magdalena. Eran casi las once de la tarde, no tenía sueño, ni estaba cansada. No quería dormir, quería dar un paseo, pero me daba miedo salir a éstas horas. Me asome por mi balcón y me recargue en el barandal. Jack estaba fumando, podía verlo desde aquí.

Bajé muy sigilosamente, abrí la puerta principal y salí al jardín. Me acerqué a donde Jack y toqué su hombro.

-Me asustaste.-Dijo, tirando su cigarrillo a algún lugar de mi jardín.

-Lo siento.-Dije.-Vengó a hacer las pases contigo.-Él se sentó en la banca que estaba detrás de nosotros y copié su acto.

-¿Las pases?.-Preguntó jugando con la cajetilla de cigarros.

-Si, vamos a ser familia.-Le dije mirando como el movía la cajita.-¿Me das uno?.-Él me mostró la caja y asentí.

-Pensé que no te gustaba.-Sacó un cigarrillo y lo encendió por mi.

-Quiero probarlo.-Dije, me tendió el cigarrillo.-Jack, tenemos que ser amigos.

-Ya que no podemos ser algo más, gracias a tu necedad.-Asentí.-Me conformó con que seamos amigos.

-Gracias, Jack, quiero que sepas que te quiero, y mucho.-Era la verdad.-Pero ahora estoy con Cam y soy feliz.

-Bien, Acacia.-Dijo.-¿Amigos?.-Preguntó extendiendo su mano.

-Amigos.-Confirme y apreté su mano.

El chico del 206 | Jack GilinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora