Treinta y seis

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Maratón 1/2

Volvimos a casa, el helicóptero dejó a Tay en el aeropuerto de Indiana y después nos llevó a mi y a Shanw a Ohio.

Estaba triste, muy deprimida, no quería hacer nada, no tenía ganas de hacer nada, sólo de dormir. Shawn llevaba su cabeza en mis piernas, mientras que yo acariciaba su cabello con mis dedos; entrelazándolos en estos. Estábamos a nada de encontrar a Jack, a nada, pero mi padre llegó y todo se fue a la basura.

Volvería a casa, ¿y qué haría?. No volvería con Madison, me quedaría en el loft, con Shawn. Seguiría llendo a la escuela, ¿y después?. ¿Llegaría un chico? ¿Me casaría? ¿Volvería a sentir algo por alguien? No lo sé, no tenía respuesta para nada de eso. Shawn algún día conocería a alguien y se iría del departamento, me quedaría sola, Mia y Cameron se casarían o terminarían, o no lo sé, pero ¿y yo?.

El helicóptero comenzó a descender, me di cuenta de que Shawn estaba dormido, lo moví lentamente para despertarlo. El copiloto me ayudó a bajar, una persona del aeropuerto estaba ya bajando nuestras maletas y en cuanto baje tome mi maleta y no espere a Shawn para entrar al aeropuerto.

-Oye, esperame.-Escuché a Shawn, me di la media vuelta. Él caminaba con su maleta y su mochila, no podía siquiera verlo con claridad; mis ojos estaban llenos de lágrimas que no me dejaban ver bien.

-Shawn.-Solté mi maleta y lo abracé, él de inmediato correspondió a mi abrazo y comenzó a acariciar mi espalada.

-Todo estará bien, lo encontraremos.-Dijo, negué. No, no lo encontraríamos, no lo haríamos.

-¿Cómo estás tan seguro?.-Le pregunté, la esperanza y fe que Shawn tenía en que encontrariamos a Jack me daba alas para ser positiva.

-Yo, sólo lo sé.-Pude sentir como se encogió de hombros y sonreí, me sentía muy agradecida con Shawn.-Vayamos a casa, necesitas descansar.-Me abrazó pasando su brazo por mis hombros, yo pasé mi mano por su cadera y tomé mi maleta con la otra mano.

Salimos del aeropuerto para buscar un taxi que nos llevara hasta casa, subíamos al primero que se detuvo y Shawn le dio la dirección.

-Mi padre estará muy molesto.-Susurré mientras veía por la ventana. Era un día lluvioso en Ohio.

-Me imagino.-Escuché a mi amigo, miré a Shawn, quien me veía atento.

-Lo más seguro es que me de un castigo, la vez pasada de dijo que me mandaría a Europa.-Dije recordando la vez que me llamó cuando estábamos en la casa de Taylor.

-¿Europa?.-Preguntó sorprendido.-Eso no es un castigo, Cia.-Río, para mi si lo es.

-Me manda a un internado o algo así, algo que tenga que ver con mis estudios.-Le comenté, él dejo de reír.

-Osea, ¿cuándo llegaste a la escuela de California, venias por un castigo?.-Asentí y él río más.-Tu padre si que está loco.

-Demasiado.-Le dije riendo, aunque no tenía muchas ganas de reír.-Siento haberte hecho perder mucho tiempo.-Me refería a lo de Jack.

-No te preocupes, es mi amigo y también lo quería encontrar.-Se encogió de hombros, Shawn siempre tan lindo.

-Muchas gracias, Shawny.-Apreté su mejilla a lo que él río algo sonrojado.

Llegamos a casa, el taxista ayudo a Shawn a bajar las pocas maletas que traíamos y después yo le pagué. Entramos al loft, todo estaba como antes, obviamente.

Shawn dejó las maletas en la sala y se tiró al sillón; estaba cansado. Dejé mis cosas en la entrada, las subiría más tarde y subí a mi habitación. Estaba cansada y triste, muy desanimada.

Me tiré en la cama, no quería dormir, ni nada, sólo quería encontrar a Jack. Pensé en hablarle a Mia, pero de seguro estaba con Cameron y lo más probable es que vendrían y me preguntarían sobre el porqué no encontramos a Jack, y no quería hablar de ello.

Después de un largo rato de pensar, decidí bajar por unos cigarros. Shawn estaba dormido en el sillón y mis cigarros estaban en la mesa delante de él, los tomé y le escribí un nota, sólo le puse que saldría y que no se preocupara por mi.

Cerré la puerta y no sabía exactamente a donde dirigirme, sólo comencé a caminar observando el día nublado, podría llover en cualquier momento, pero no me importaba.

Veía las tiendas, todas comenzaban a cerrar, ya era algo tarde. Observé una boutique, recuerdo que cuando cumplí los 16 mamá me había comprado un lindo vestido para mi fiesta ahí, y sonreí. Recordé a mamá y que hace tiempo no la visitaba en el cementerio, decidí ir a ver la tumba de mi madre.

Ya era algo tarde y las nubes que cubrían el cielo no favorecían que estuviera en el cementerio, pero tenía muchas ganas de llorar y alguien llorando en el cementerio no sería criticado. Caminé hasta la tumba de mi madre, estaba abandonada. A mi padre y a mi nunca nos ha gustado visitarla, odio los cementerios.

Me senté frente a la tumba de mi madre, admirándola. Recordaba a mamá con una alegre sonrisa en su rostro, sus vestidos colores pastel con flores y sus joyas de perlas. Siempre alegre y preciosa, pero yo tuve que terminar con todo aquello.

Las lágrimas comenzaron a salir por si solas, no estaba muy segura si por Jack, o por recordar a mi madre y el día que volví y la vi muerta en su habitación. La lluvia comenzó, no me importaba estarme mojando, sólo quería llorar y sacar todo lo que tenía dentro.

El chico del 206 | Jack GilinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora