Diecisiete

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-Te cuidas mucho.-Abracé a mi padre.

-Tu también, te amo hija.-Besó mi cabeza y se separó de mi.-Jack te dejó al tanto de mis chicas.-Las tres reímos un poco.

-Claro señor, no se preocupe y tenga cuidado.-Jack apretó la mano de mi padre.

-De nuevo, cuidate y te amo.-Volví a abrazarlo, pero ésta vez más fuerte.

Mi padre se iría a Europa ahora mismo, estaba muy nostálgica; pues había terminado con Jack y mi padre se iría a la guerra. Subió al gran camión verde y nos dijo adiós con la mano mientras el camión partía. Sentí como Jack, Madison y Marie se alejaban para entrar a casa, pero yo estaba ahí; pensando en mi padre, sentía que era una despedida poco común.

-Mia.-Dije alegré al verla frente a mi puerta.

-Hola, ¿cómo has estado?.-Preguntó, agache la mirada.-¿Eso quiere decir que mal?.-Asentí.

-Te cuento adentro.-Pude ver a Jack jugando con la mascota de Madison, y notablemente él estaba escuchado. Hice pasar a Mia hasta mi habitación y después ambas nos tiramos a la cama.

-¿Qué a pasado?.-Preguntó observando mi habitación.

-Terminé con Jack, mi padre se fue, mi hermastra es una caca de persona y mi vida da asco.-Concluí soltando un suspiro.

-Oye, no digas eso.-Puso su mano en mi hombro.-Se lo de tu hermanastra, y tu padre volverá, pero ¿terminaste con Jack? ¿por qué?.-Su mirada confundida me daba seguridad de decirle la verdad.

-No creo que funcione, de hecho desde un principio no lo creí. Jamás he sabido expresar mis sentimientos a otra persona y creo que Jack y yo no estamos hechos para estar juntos.-Confesé.

-¿Cómo sabes que no funcionará si no lo intentas?.-Preguntó encogiéndose de hombros.

-No lo sé, creo que Jack sólo me intereso físicamente y no emocionalmente.-Confesé, aunque en algun lugar de mi ser lo amaba más que a nada.

-No lo creo, enserio pensaba que él te gustaba.-Mierda, todo era más difícil.

-Hace días me regalo una cadena, ayer vino por ella y me la arrebató, prácticamente.-Le dije algo triste.

-Lo mandaste a la mierda, ¿crees que iba a reaccionar con una sonrisa?.-El sarcasmo era parte de Mia, y odiaba eso de ella.

-¿Le debo perdir perdón?.-Pregunté haciendo un mueca. Mataría mi orgullo por un chico.

-Primero piensa bien lo que sientes y después decides.-Dijo, asentí.

-Acacia.-Tocaron mi puerta y la voz de Jack se escuchó detrás de ella.

-Pasa.-Dije sonriendole a Mia.

-Ya pueden bajar a comer, hola Mia.-La saludó con una sonrisa y ni siquiera me vio a mi. Idiota.

Bajé junto con Mia y frente a nosotros iba Jack a paso lento.

-Jack, ¿podrías venir?.-Preguntó Madison con su típica voz coqueta al final de la escalera.

-Claro hermosa.-Respondió Jack.

-¿Disculpa?.-Pregunté, ambos me vieron incrédulos.

-¿Qué?.-Preguntó Madison desafiante.

-Jack, no puedes tratar así a Madison, tiene apenas 16 y no se trata así.-Dije seria, por dentro los celos me estaban comiendo viva.

-Pues para tu información, él me puede decir hermosa, estamos saliendo.-Lo abrazó con una sonrisa victoriosa y él agachó la mirada.

-Suerte con tu relación.-Le dije y tomé de la mano a Mia para correr al comedor.

-Cia, tranquila.-Dijo y me senté en la silla más cercana.

-Hablaré con Jack, ya vengó.-Salí del comedor a paso rápido y caminé por donde Madison y Jack se habían ido.

Me preparé mentalmente para encontrarlos besándose o algo así, pero sólo estaban abrazados hablando.

-¿Qué quieres?.-Preguntó Madison con fastidio y rodando los ojos.

-Necesito hablar con tu novio.-Le señalé a Jack.

-¿Para qué?.-Preguntó abrazándolo más.

-No te interesa, veté, es un asunto privado.-Le indiqué.

-Pero es mi novio, no tienes nada que hacer con él.-Me miró con asco.

-No soy tu pequeña zorra, hablar no significa que lo voy a toquetear y besar.-Dije con sarcasmo.

-Estaré en el comedor.-Dijo y se fue dando un portazo.

-¿Qué?.-Preguntó sentándose en el sillón que estaba detrás de él.

-No creas que me vas a dar celos poque sales con Madison.-Le dije cruzándome de brazos.

-Creo que está funcionando.-Río levemente.

-Odio a Madison, pero no dejaré que la uses.-Me acerqué un poco a él.-Me escuchaste.-Él asintió y salí de la habitación.

El chico del 206 | Jack GilinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora