Diecinueve

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-¿Qué?.-Pregunté sorprendida, más que sorprendida; en shock.

-Así es, y no tengo la menor idea de que hacer.-Ahora mismo quería sacar a Jack de mi armario y darle un buena cachetada.

-Madison, tienes 16, ¿sabes lo que un embarazo a tu edad implica?.-Pregunté con enojo y algo de tristeza.

-Si, fui una tonta.-Agachó la mirada.

-Los dos, los dos fueron unos tontos e irresponsables.-Ella comenzó a llorar, negué repetidas veces con mi cabeza.

-¿Crees que le deba decir a mamá y a papá?.-Preguntó apenada.

-Claro, tienen que saber.-Me encogí de hombros.

-No necesariamente.-Ella también se encogió de hombros.

-En algunos meses se notará, no podrás salir de ésta.-Le dije, ¿qué pensaba hacer la muy tonta?.

Observe mi armario y deslizaron una notita por debajo, caminé hasta la puerta del armario.

"Ella miente, yo no soy el padre.." Claro, era Jack. ¿Cómo no sería él el padre?. Él estaba saliendo con Madison en éstos momentos.

-¿Me ayudarás?.-Preguntó sacandome de mis pensamientos.

-Si, ¿podrías irte? Quiero descansar.-Le dije serena, no sería mala con ella, ya bastantes problemas tenía.

-Claro, que descanses.-Se levantó de su asiento y se fue cerrando la puerta de mi habitación. Corrí a ponerle el seguro y Jack abrió la puerta del armario.

-Yo no soy el padre de ese niño.-Dijo señalando la puerta.

-Ya no sé ni que pensar.-Él se acercó y tomó mis manos.

-¿Ahora le vas a creer a ella? ¿Enserio?.-Su voz era algo fuerte.

-Ella está loca, pero no para tanto.-No creo que Madison fuera capaz de inventar algo así.

-Puede que no mienta sobre el bebé, pero yo no soy el padre.-Volvió a decir.

-¿Cómo lo sabes? Los condones son frágiles.-Su mandíbula se tensó.

-No quiero un hijo, si no es contigo.-Sentí que mis mejillas se calentaron un poco.

-Pues tendrás que corresponderle.-Le dije tratando de que una sonrisa no saliera de mis labios.

-Jamás he hecho algo con Madison, es una niña, jamás lo haría.-Rodé los ojos.

-La calentura.-Me encogí de hombros solté sus manos.

-Tu eres la única que me sube la calentura, en ésta casa.-Bueno, ese comentario no me gustó, pero al mismo tiempo si.

-Largate, Madi te está buscando.-Le señalé la puerta.

-¿Enserio no me vas a creer?.-Preguntó arrodillándose en mi cama.

-Seas o no el padre del niño de Madison, ella dirá que eres tu.-En nada me equivocaba, ella diría que Jack es el padre de su hijo.

-¿Entonces?.-Preguntó nervioso.

-Te casarás con una niña de dieciséis y tendrás un hijo.-Me acerqué a él poniéndome de rodillas también.

-¿Qué pasará con nosotros?.-Preguntó cerrando los ojos y suspirando fuertemente.

-Definitivamente se a acabado el nosotros, lo siento.-Dije, tomé su mano y la apreté fuertemente.

-No puede terminar así.-Susurró.

-Pues lo a hecho, éste es el final.-Dije seria.

-Vámonos, lejos, solos.-Fruncí el ceño.

-Jack..-Reí ante su comentario.

-Tu y yo, solos, haremos una vida, una nueva vida, sin problemas.-Negué con los ojos cerrados.

-Estas loco.-Él asintió.

-Loco por ti, y me voy a volver aún más loco si no me sacas de ésta. No puedo hacer ésto.-Él tenía razón, ¿cómo se casaría con ella?.

-Entonces veté.-Opine fría.

-No me iré sin ti.-Eso sin duda me sacó una sonrisa.

-No puedo irme, no soy capaz de hacerlo y menos con ésta noticia.-Él pasó sus manos por su cabello frustrado.

-Te has rendido tan fácilmente, hago lo que está en mis manos para recuperarte, pero siempre tienes una excusa.-Sus ojos se volvieron claros y acuosos.-Se que me amas, pero no entiendo que es lo que piensas, ¿acaso tenemos qué tener un hijo para estar juntos?.-Reí levemente.

-Perdón, pero ha acabado lo que quedaba del nosotros.-Besé sus labios por última vez, nos separamos y de nuevo él juntó nuestros labios.

-No me puedo casar con ella, no quiero.-Repitió.

-Mi padre y Marie te obligarán.-Le dije, él negó.

-No quiero hacerlo. No quiero tener un hijo, no con ella. No quiero formar una familia, no con ella.-Seguía negando repetidas veces con la cabeza.

-Pues tendrás que.-Le dije seria y tomando su cabeza entre mis manos para detener que se moviera.

-Tengamos un bebé.-Opinó, reí.

-Eres un tonto, esto no funciona así.-Comenté riendo.

-¿Es el adiós?.-Preguntó bajando la mirada.

-Si.-De nuevo, él juntó nuestros labios y acaricié si cuello con mis manos. No lo volvería a tener nunca entre mis brazos. Todo había acabado.

-Siempre estaré enamorado de la chica que me entregó la correspondencia.-Reí sin nada de ánimos.-Te amo, Acacia Bleer.

-También te amo, Jack.-Cerré la puerta de mi habitación y me fui deslizando con la espalda contra la puerta. Choqué contra el piso y mis lágrimas salieron. Había cometido la peor de mis estupideces, lo había dejado ir.

El chico del 206 | Jack GilinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora