13

3.3K 277 105
                                    

- ¡Bienvenidos! ¡Qué bueno es volver a verlos! - un energético alfa de cabellos rubios y sonrisa radiante se acercó a los recién llegados. Sin dudarlo ni un segundo alzó a la joven bruja en un fraternal saludo.

- ¡Mirio! No me levantes así, ya te lo he dicho antes.- se río con un ligero sonrojo en sus mejillas. El oji celeste siempre tenía una gran confianza con sus amigos.

- Ten cuidado con ella, no le hagas daño...a veces no mides tu fuerza...- susurró apenado un omega de cabello azul con mirada nerviosa.

- ¡Tamaki! - sonrío la menor al por fin tocar suelo-, te he extrañado mucho, tu cabello ha crecido, estás tan guapo como siempre.- se acercó invadiendo su espacio personal con mucha seguridad.

El elfo soltó un brinco de la impresión, sonrojándose en el proceso y bajando la mirada halagado.

- Gr-gracias (T/N)-chan, t-tu también estás muy linda.- respondió haciendo su mejor esfuerzo por no temblar.

- Jé, ¿Pero qué clase de coqueteo es ese?- preguntó sarcástico el rubio ceniza intimidando al menor quien retrocedió apenado.

- No seas celoso Bakugō, los tres grandes los conozco desde hace mucho, además Tamaki es omega.- respondió su prometida con ironía sin parar de tocar las orejas del nombrado.

- Es ci-cierto.- dijo el elfo agachando la cabeza para sentir más caricias.

- ¿Me crees tonto? Los omegas a veces 'juegan' entre ustedes, aléjate un tris de ella, temblores raros.- frunció su ceño de forma territorial aterrando al menor.

- ¡No te preocupes príncipe Bakugō! Aquí nadie intentará cortejar a tu mujer, Tamaki y (T/N) siempre han tenido una interacción cariñosa, es parte de su instinto, además él nos pertenece a Nejire y a mí.- Mirio guiñó un ojo en confidencia para calmar la tensión del alfa quien le miró incrédulo.

- ¡Mirio! No digas esas cosas.- el elfo menor le reprendió avergonzado.

- ¡Qué lindo es el amor!- intervino por fin la beta de ojos azules con mucha alegría.

- Trío de inútiles.- el alfa soltó en un gruñido ignorando su espectáculo.

Después de esa cálida bienvenida, se presentaron todos para continuar con su llegada. Entrando en aquellas dimensiones de mucha paz y afinidad. En uno de esos pasillos un cuadro enorme con marco de oro mostraba la pintura de una mujer de cabellos azules y largos, con un antifaz rojo y un ropaje un poco revelador. No era ni más ni menos que la reina de los elegantes elfos, Nemuri Kayama se salía del canon convencional en la que se definía su gente, haciéndola indistinguible. Es una lástima que para su prueba número cinco, la gran reina se tuvo que marchar para poder cumplir una misión de alto calibre, una misión de la que nadie quería hablar.

En cambio como su sucesora, la elfo de alto nivel Momo Yaoyorozu los recibió abriendo las puertas del gran salón. Su cabellera azabache relució con su gran vestuario guerrero, siendo acompañada por su consejera de cabello corto y mejillas pintadas. Las dos se acercaron a los recién llegados con mucha determinación.

- Muy buen día, es un placer recibirlos con esmero para que puedan cumplir con su deseado matrimonio, no saben qué feliz me hace poder ayudarles.- con su tono habitual y calmado, la omega sonrío con calidez.

- ¡Nosotros los seres dragón estamos muy agradecidos por su recibimiento! - se adelantó el pelirrojo haciendo una reverencia.

- Gracias por la atención, de parte de los brujos lunares es muy importante.- dijo el oji violeta con otra reverencia.

Luego de intercambiar unas cuantas palabras de planeación sobre la prueba y el hospedaje, cada uno decidió tomar su tiempo para organizar su cuarto y explorar el lugar. El templo de Aradia no quedaba lejos de ahí, pero debían prepararse y ser escoltados por los tres grandes; los llamaban los tres grandes por ser los elfos ejemplares y líderes esenciales de estrategias bélicas y orden público. Ganándose el respeto y el cariño de todo un pueblo.

La luna y el dragón (Katsuki Bakugou x lectora) [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora