La luna y el dragón (Katsuki Bakugou x lectora) [Omegaverse]

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- No lo puedo controlar...lo siento. - dice impotente enterrando sus uñas en la tierra.

- No es tu culpa (T/N)-chan, usaré mi ventaja de Beta para poder atraparla, por favor aguanta un poco más. - le pide con certeza la elfa, tratando de darle una sonrisa que pudiera calmarla.

- No, e-ella es peligrosa, te harán daño. – insiste queriendo incorporarse.

- Mientras se parezca a tu pareja no podrás hacer nada, confía en mí. – le detiene para enfrentar por fin al rubio falso de ojos sedientos.

Las dos féminas usaron sus dones para tratar de acabarse, la bruja lunar no quería ser un estorbo, su cuello dolía y aunque su consciencia le gritara reaccionar para luchar, su omega la encadenaba a esperar algún estímulo o alguna salvación, los otros dos elfos las cubrían para que nadie más interfiriese y que ningún Nomu pudiera jugar a favor de alguien.

En medio de la guerra los tres mosqueteros rodeaban de tácticas y ataques al líder pálido que desintegraba todo lo que tocaba, anulando lo que podía y burlándose por sus intentos, tenía la vista en todas partes y era difícil acercarse, su misión consistía en darle al pecho, donde esa cicatriz contaminada escondía el espíritu de su Maestro, los altares de cristal guardaban la energía que mantenía la inmortalidad de los hechiceros, en este caso, Shigaraki era el canalizador, el reemplazo de ese monumento escalofriante cobrando vida, teniendo más fuerza y dones de lo normal. Su cuerpo se moldeaba de formas horribles lastimando de a poco a sus enemigos.

Katsuki le ardían los brazos por detonar muchas explosiones y aunque la espada le mantenía firme, no era suficiente. Su cuello empezó a punzarle haciendo que tocara esa zona con molestia, la ansiedad lo rodeó en una tormenta de preocupación, sus rubíes se fijaron en otra parte como si deseara buscar algo entre la multitud, sus piernas se llenaron de impulsividad para salir corriendo en otra dirección, pero su voluntad se quedaba en la batalla del jefe final, su dualidad le condenó a ser un objetivo fácil, cuando Tomura lo iba a destrozar, el bicolor lo empujó con su hielo para asegurarlo.

- ¿Qué te pasa Bakugō? No te distraigas. – le regaña con su seriedad impoluta. – Debemos concentrarnos.

- ¡Ya lo sé bastardo! Es (T/N) la que me está llamando, creo que necesita mi ayuda. – dice compartiendo las emociones de peligro.

- Confía en ella, es muy fuerte, de seguro no está sola, sin ti no podremos detenerlo. – le recuerda haciendo un muro congelado para evitar otro daño.

- No creo que demore si voy a ayudarla. – su alfa era muy terco, pero el peliverde interrumpió.

- Kacchan, si acabamos con él, acabaremos con todo y sea lo que le esté pasando, también le vas a ayudar, estará bien.

Esas palabras fueron suficientes para recobrar su sentido, escuchando la carcajada del muerto viviente que tenían de villano.

- ¡Dejen de hablar! Mantengan el poco honor que les queda en este territorio que será mío, nos lo merecemos.