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- De no arriesgarme contigo.

- ¿Qué carajos quería decir con eso? - pensó la omega jugando con su barbilla, la sensación de los besos húmedos bajo la lluvia todavía lo tenía muy presente.

Se pasaron toda la noche acurrucados, escuchando las melodías en cada gota, aprovechando el calor; tararearon canciones de cuna para distraerse, el rubio la acarició por todo su contorno, apretando un poco en su cintura y en sus muslos, se notaba sobreprotector pero su omega para nada se quejaba. El recuerdo de esos carmines consumiendo su cordura y su boca hasta quedar dormida la hizo estremecerse en donde estaba.

El resto de la prueba pasó con una tranquilidad que en cierta medida merecían, las dos anteriores prueban habían sido exhaustivas, el coqueteo físico y verbal no pudo faltar, Katsuki no tenía reparo en mirarla desde lejos analizando cada parte de sus atributos, se veía atento, mordiéndose el labio o relamiéndose de vez en cuando, la imagen clara de un alfa que está preparándose para comer.

La personalidad de su prometido cambiaba ligeramente cuando se trataba de su lobo interior, pero ella tampoco estaba siendo razonable, sus escarlatas no le quitaban la vista en ningún momento, era tan posesiva su presencia que hasta su casta le pedía a gritos romper la tensión sexual y que le ordenara lo que fuese. Siempre que usaba su voz de alfa aparecía la sensación más reconfortante y atrevida que alcanzaba.

Una que otra vez lo escuchó gruñir, disgustado por sus propios impulsos, y ella solo disfrutaba las yerbas picantes en su persona, el fogón estaba encendido con esos toques disimulados que le daba, y el canela, tenía tantas ganas de ahogarse en ella.

Fue una tortura, un doble reto para ellos, no solo esforzarse más para llamar a las presas por el mal clima que hubo, si no, aguantarse la necesidad de corretearse y de montarse encima para prepararse.

Se sentían unos jodidos jóvenes hormonales de nuevo.

- ¡Felicidades! Estamos contando los sellos, pero me sorprende la cantidad que han logrado hasta ahora ¡Es posible que rompan el récord del matrimonio Bakugō anterior! - anuncia Mina acercándose con una planilla en sus manos, tan radiante como siempre.

- Eso estaría bien...- responde tratando de salir de sus recuerdos, más de una vez el rubio en el bosque le daba suaves empujones con la cabeza, como un cachorro buscando atención, esa era otra de las maneras que un alfa avisaba querer estar con su omega.

- ¿Te encuentras bien? - interrumpe su amiga presenciando su aroma peculiar.

- Sí...todo pasó muy rápido, disculpa es que pronto llegará mi celo y no me encuentro muy consciente. - trata de explicar mirando a su prometido a lo lejos, estaba hablando con su consejero de forma tranquila.

- ¡Ya veo! ¿Kacchan ya lo sabe? - le guiña un ojo haciendo que se sonrojase.

- Eso no se pregunta. - alza sus ojos como lo más obvio haciendo brincar de la felicidad a su compañera.

- ¡Qué bueno! Si ya tienes alfa no te preocupes, él hará todo el trabajo, me alegra que superaron la etapa de terquedad en la intimidad. - dice con una sonrisa y una pose confiada.

- No es como si tuviera muchas opciones...- murmura con un tono insistente, pero esa realidad no le molestaba.

Cuando la prueba se había acabado, el timbre de las campanas de los sabios se escuchó en sus consciencias, apenas eso sucedió el príncipe dragón la cargó como un costal y se la llevó de ahí con una velocidad abismal, supuso luego de llegar con los demás, que estaba agobiado en estar a solas con ella en un lugar así, cumpliendo con su palabra llegaron a tiempo y se separaron para hacer el conteo. Situación que ahora habían terminado.

La luna y el dragón (Katsuki Bakugou x lectora) [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora