Capítulo 9 Cuidando nuestras manos.

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Anastasia.

No dejaba de dar vueltas en la habitación mis dedos pasaban inquietos por mis cabellos, necesitaba... Mi celular comenzó a sonar sobresaltadome hasta que vi el nombre de la llamada.
— Amor ¿que tal va todo? te extraño tanto.
Respire con fuerza conteniendo el llanto la culpa me estaba devorando y era una sensación horrible quería correr, quería poder borrar ese momento de mi día.
— No me senti bien de último momento entonces preferí regresar y relajarme un poco.
— ¿Que tienes? ¿quieres que regrese?
— No, no ya estaré bien tomaré un te y todo estará bien ¿si? tú tranquilo.
— No estoy tranquilo sabiendo mi bonita de siente mal.
— Ya pasará ¿de acuerdo?
— ¿Ocurrió algo con Christian?
— ¿Por que lo piensas?
— Se como es mi hermano su carácter puede ser pesado a veces, Ana si paso algo si el te ofendió o...
— Elliot. — Interrumpi de inmediato sentándome en la cama mirando hacia la ventana. — No pasó nada con Christian el fue amable, y- yo solo me sentí mal es todo.
Elliot se quedó callado por un tiempo su respiración me dejaba claro que seguía en la línea.
— Te quiero, Ana.
— Y yo a ti no sabes cuanto.
— Me doy una idea.
Pude sentir su sonrisa al otro lado del teléfono me apoye en este sonriendo.
— Voy a regresar te veré en un rato.
— Cariño...
— Hasta luego, prometida.
Elliot termino llamada mi celular se ilumino y lo deje caer a la cama observando la hora cuantas cosas pueden ocurrir en poco tiempo, las cosas que podríamos arruinar en segundos.
— Señorita Steele.
Me di la vuelta de golpe viendo a Christian entrar a la puerta me arroje a la puerta cerrando esta de golpe.
— ¿Que demonios haces aquí?
— Es la casa de mis padres vengo a verlos.
— Christian.
— Bien, Ana debemos hablar de lo que paso en el ascensor.
— No pasó nada.
— Estabas humeda.
— ¡Bien! estoy comprometida.
— Lo quieres.
— Por supuesto que lo quiero.
— Y eso esta bien, pero no puedes negar el deseo que sentiste.
Lo mire incrédula dando paso hacia atrás en cuanto el se acerco a mi, tomo mi cintura entre sus manos pegando su frente a la mía.
— Christian voy a casarme...
— Se lo que sientes por el, no te estoy pidiendo nada. Esa curiosidad que tu sientes por mi mundo yo lo tengo en el tuyo, llevas toda tu vida sin experimentar nada, pero me ves azotar a una chica y tú deseo crece, esa curiosidad creí que saldrías corriendo al ver el cuarto rojo sin embargo te quedaste con más preguntas.
Hice una mueca ruborizandome apenada pasando mis dedos por los mechones de mi cabello acomodandolo detrás mi oreja, apartandome de el.
— Lo que paso en el ascensor...
— Anastasia es mi hermano, no voy a negar que desee hacerlo desde que entraste en esa habitación roja, dios, eres tan terca me retas y... — se quedo callado viéndome. Quizás no tenía la palabra o ni siquiera el lo entendía todo esto era tan extraño y confuso — lo lamento, de verdad no debí.
Lo Interrumpi a media frase.
— ¿Por que mandaste a pedir mi información?
— Es algo que hago me gusta llevar el control de las cosas saber de ti me daría una pista de la clase de persona que eres, pero creo que ya lo descubrí.
— Eso no es normal.
— No dije que lo fuera, pero me disculpo por lo del ascensor estas comprometida y me gustaría hacer algo para arreglar esto.
No era solo su culpa aquello rondaba por mi cabeza como un tornado eso es lo que estaba acabando conmigo que el no tenia toda la culpa.
— ¿Puedes agendar otra cita con Kate?
— ¿Katherine Kavanagh?
Asentí de inmediato y el encogió los hombros.
— Claro ¿eso es lo que quieres?
— Y me interesa saber más de tu mundo, pero..
— cuidare mis manos. — apretó sus labios cruzando sus brazos alejándose un poco más de mi — normalmente siempre tengo el control de estas cosas.

Christian

Seguí sonriendo sin gracia alguna hasta que vi el rostro ruborizado de Anastasia estaba preocupada, la culpa en su rostro era evidente camine hasta ella haciendo una pequeña mueca tomando sus mejilla entre mis manos para poder verla.
— ¿Debo decirle?
Sabía que hablaba de Elliot esa idea no la dejaría.
— No, no, no quiero lastimar a mi hermano por una estupidez de mi parte, yo en verdad  lo lamento.
¿de verdad, Grey?
¿de verdad?
Anastasia apoyo su mano contra la mia dándole una caricia amable, tomo mi mano apartandola de su rostro camiandando a la puerta abriendola colocándose un lado.
— Gracias por venir, Christian.
Era lo mejor no debía estar metido con ella en una habitación así y menos con todo lo que llevaba encima. Me despedi con un asentimiento de cabeza y salí de la habitación, no podía quedarme no cuando mi cabeza repaba las imágenes de ella tan cerca de mi cuerpo si espalda arqueandose contra la pared y los gemidos que sus labios expulsaban cuando mis dedos rozaron aquel húmedo espacio de su cuerpo. La deseaba por supuesto que si, la imaginaba de mil forma en mi cuarto rojo, atada, en cuatro, de rodillas, colgada al techo si piel pálida adquiriendo un color rojo con cada azote, la deseaba de formas tan jodidamente enfermas, pero Anastasia no era de ese mundo según la investigando de Welch estudiaba literatura inglesa la de libros romántico que habrían elevado sus expectativas y yo no era ese hombre, no para sus historias de amor además que es la prometida de mi hermano, lo puedo lastimarlo de esa manera, no puedo terminar con el sueño de amor que ambos vivirán solo por mis traumas y deseos enfermos. Anastasia era curiosa y virgen...
por supuesto.
maldito Grey estúpido.
Tenía que hacer algo con este deseo con toda la tensión que mi polla tenía justo ahora. Salí de la casa de mis padres sacando mi celular buscando el número de Leila.

Anastasia

Elliot abrió la puerta de la habitación soltando un suspiro exagerado y agotado una enorme sonrisa ilumino su rostro, mis brazos se abrieron desde donde me encontraba sentada en medio de la cama, el desabrocho los primeros tres botones de su camisa gateo por la cama hasta llegar a mi cuerpo abrazándome colocandome sobre la cama llenando mi rostro de besos.
— te extrañe.
Su cabeza se levantó para poder tener su rostro a centímetros del mio, mis dedos rozaron sus mejillas delicadamente hasta sus labios.
— también te extrañe.
acerque su rostro al mío uniendo nuestros labios en un cálido beso, nada de caricias previas, ni sus dientes presionando contra mis labios, ni tentaciones, un directo y dulce beso. Sus manos rozaron mis caderas de forma delicada, abrí mis piernas dejándolo acomodarse entre mi cuerpo y no lastimarlo con mis rodillas sus besos se fueron haciendo castos y repitidos hasta comenzar a despegarse de mi.
— Tengo que bañarme estoy agotado no te imagi-
Me incline nuevamente hacia su cuerpo buscando el contacto de sus labios, pase mis dedos por su nuca pegandolo más a mi cuerpo, la manga de blusa se deslizó por mi hombro dejando mi piel descubierta, mis labios se abrieron dándole paso a su lengua a lo cual reacción acariciando mis brazos mis caderas comenzaron a moverse contra sus caderas mis besos bajaron a su cuello en donde pase mis dientes succionado de su piel con fuerza y entonces me tomo por los hombros apartándose.
— Ana ¿estas bien?
— Lo siento ¿te lastime?
— No, fue solo... es que no sabia...
— Yo lo siento no quería ser tan arrebatada.
— ¿te ocurre algo?
— No, es solo que. — hice una mueca negando sonreí para su tranquilidad y para ventaja de la mía— Creo que solo esto es nuevo desde que nos conocimos hace un año no nos habíamos separado mucho tiempo.
— ¿Esto te empieza a molestar?
— No, amor yo entiendo es solo que te extraño.
Elliot tomo mi mano dejando un beso sobre mis nudillos sonriendo.
— Yo siempre volveré a ti, bonita.
— te quiero. — asentí permitiendo que se inclinará para besar mi mejilla. — iré hablar con mi madre volveré me bañare y buscamos algo para comer ¿te parece?
— ¿comida china?
— ¿con películas? apuesto que te leí la mente.
— como siempre.
sonreí observándolo caminar a la puerta.
— regreso en un rato.
La puerta se cerró cuanto el salió de la habitación dejando un silencio no recomendable para las de constante pensamiento, cerré los ojos juntando mis piernas apretandolas suavemente una sesión placentera se extendió por ellas hasta el centro de mi cuerpo, respire con fuerza viendo por toda la habitación asegurándome que nadie estuviera cerca pensando enseguida que es una idea estúpida estábamos en el tercer piso, pero una parte de mi se sentía tan culpable por lo que en mi cabeza rondaba, sucia me sentí tan sucia, pero aquello era como una exigencia peligrosa dándole más intensidad a lo que sentía.

Abrí mis piernas rozando mis dedos por mi vientre dando pequeños círculos mis uñas se presionaban bajando peligrosamente por mi intimidad delizandome sintiendo mi clitoris rozando la punta de mi dedo contra la piel, me arquee sintiendo el temblor de mis piernas fue apenas un roce, apoye mi dedos contra aquella zona que comenzaba a endurecerse el toque era eléctrico, movi mis dedos en círculos soltando un gemido silencioso cubrí mis labio con mi mano libre, humedad.. otra vez esa humedad haciendo más fácil el movimiento de mis dedos, mis labios temblaron la ropa comenzó a sentir que estorbaba.

Cerré los ojos imaginando unos labios por mi cuello, mis dedos se sentían tan diferentes, deseaba otros dedos, deseaba aquellos labios, el susurro, "Anastasia" abrí mis labios soltando un gemido más alto mis dedos acelerando el ritmo llegando a un placer inmenso el cual lo pude soportar, lo gemidos amenazaban con der cada vez más fuertes. Ojos grises ¡No! aparte mis dedos sentándome en la cama no, no, no.
Me levante furiosa caminando hacia el baño.

En el espejo dos lados y un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora