Capítulo 8 Cuatro paredes pueden ser como las vegas.

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Anastasia.

Una vez estaba en el auto frente a este edificio y los nervios eran los protagonistas de mi sentir en aquel momento.
— Cualquier cosa que necesites llámame y vendré corriendo por ti.
me incline en dirección a mi prometido dejando un suave beso en sus labios pasando mis dedos por su mejilla bajando por su pecho, el inclino su cuerpo un poco más en mi dirección pasandos sus dedos por mi cabello bajando por mi espalda, tenía poco espacio, pero logré moverme un poco más a su dirección, sus dedos siguieron por mis caderas, mis dientes presionaron contra su labio el se aferro a mis caderas y un jadeo escapo de mis labios, entonces se aparto.
— ¿Todo en orden?
— Sí, bueno es que yo, nosotros, jamás...
— ¿Jamás?
— Nada, te estaré extrañando.
Elliot frunció el ceño con una pequeña risa confundida asintiendo, se inclino dejando un suave beso en mi mejilla.
— ya te extraño, amor.
Sonreí acomodando mi cabello y salio del auto confundida con todo lo ocurrido ¿que había pasado? me rei para mis adentros, me estaba riendo de mi por supuesto sabia que Elliot había sido todo un galán en sus épocas de universidad en más de una ocasión chicas le habían llamado y enviando mensajes buscando encuentros con el recuerdo que ambos leíamos los mensajes en ocasiones eso me hacía sentir incomoda el y yo jamas había llegado a ese punto, lo nuestro fluía de una forma tan natural que el estar con el era como estar conmigo misma, lo había visto convivir entre amigos es bromista, le encantan las fiestas y los planes inesperados llenos de aventura, pero al estar conmigo todo a nuestro alrededor se acomodaba de una forma perfecta, estar con el era un momento de paz, me hacía sentir segura sus besos, sus manos acariciando mis brazos o mi rostro me hacían sentir cómoda me hacen sentir querida conocer a Elliot le había dado sentido a mi vida acompaño con un toque de emoción, de aventura y ahora estaba comprometida con ese maravilloso hombre y pasaría mis días con el. El sonido del ascensor me devolvió a la realidad, el transcurso del auto al ascensor había sido rápido y ahora estaba pisando nuevamente el apartamento de Christian.
— ¡Christian! Soy Ana es mejor que vengas antes de que empiece a buscarte, ambos sabemos que eso no es algo bueno.
— Buenos días señorita Steele. — Me di la vuelta encontrándome con una mujer de cabello rubio de baja estatura y la calculaba uno 30 años. — Soy Gail el ama de llaves del señor Grey esta terminando de prepararse en un momento bajara ¿puedo ofrecerle algo?
— Un placer conocerte Gail yo esperare al señor Grey, Gracias.
asintió con una amable sonrisa regresando a la cocina yo me mantuve en medio del salón había muchas decoraciones, pero ninguna foto suya o de su familia, de nadie en realidad solo decoraciones.
— Anastasia me alegra que aceptaras mi invitación.
— No quiero que llegues a mi boda sin cabeza.
— En el fondo yo se que eso le gustaría.
me cruce de brazos sonriendo ligeramente podía ser divertido cuando no estaba siendo un completo pesado e imbécil.
— Entre a Internet para investigar un poco más sobre el tema ¿Como fue que empezaste con todo esto?
Metió sus manos en sus bolsillos mirando a otra dirección a pesar de una sonrisa se curvio en sus labios sabia que estaba buscando las palabras o controlando alguna de sus reacciones.
— El desayuno se enfría.
— Christian.
— No tolero la comida fría y estoy seguro que la señora Jones tardo un rato preparando esto y en mi casa no se tira la comida, siéntate por favor.

Levante un poco viendo el banco y después a el por unos segundos me plantee la idea de desobedecer, pero aquello no nos llevaría a ningún sitio. Su pecho se infló observando sus dedos pasaron por su barbilla dando otro paso hacia a mi.
— siéntate. — mordi mi labio sosteniéndome de la barra inclinando mi cuerpo para lentamente sentarme en el banco Christian al fin relajo su cuerpo y se sentó frente a mi.— Te invite porque quiero conocer un poco más a la prometida de mi hermano, no a la inoportuna que entró sin avisar a una de mis habitaciones.
Trague con fuerza forzando una sonrisa pidiendo disculpas de alguna forma. Los platos fueron puestos frente a nosotros por la señora Jones quien desapareció de mi campo de visión segundos después.
— ¿Estas estudiando?
inmediatamente asentí impulsandome hacia adelante apoyando mis brazos en la barra, su atención estaba en el plato de su comida yo quería su mirada.
— Te vi desnudo ayer, vi tu habitación del placer y como excitado golpeabas a una chica ¿quieres hablar de mi vida universitaria?
El sonido del tenedor caer sobre el plato me estremeció Christian levantó la mirada hacia a mi, otra vez esa sonrisa, tan forzada tan llena de intimidación aquello hacia que sus facciones de enojo fueran menor terroríficas.
— Quiero llevar una charla con una chica que entro a mi casa sin permiso, que será familia y no tocaré este tema con vírgenes. — regreso a su posición anterior metiendo un bocado de comida a su bitácora masticando en silencio y de forma pausada cuando el proceso terminó volvió abrir la boca. — Quizás si debería enseñarle esto a mi hermano no te vendría mal.
— ¿no me vendría mal?
— Sí fueras mía ya habría castigado ese comportamiento.
— ¿De que forma?
Fue una sorpresa, mi pregunta había sido una sorpresa para mi y en su rostro había notado que también para el, pero por unos segundos tenía una habilidad para cambiar de expresión.
— Te pondría sobre la barra. — se detuvo por un momento apretando el tenedor en su mano que lentamente dejó a un costado. — levantaría ese vestido descubriendo que no llevas bragas debajo de el, pasaría mis manos por ese limpio trasero abriría tus piernas pasando el cucharón entre ellas rozando la piel de tu trasero y dejarlo caer una y otra vez pasando mi dedo entre tus piernas disfrutando de tú excitacion, tú humedad... y entonces follarte aquí mismo.
Abrí mis labios pasando mis dientes por mi labio inferior, su mano se a largo en mi dirección rozando su dedo por mi labio obligando a mis dientes a soltarlo, su dedos siguió paseando por ellos en una caricia casi dolorosa provocando un cosquilleo, ese cosquilleo en mi nuca y vientre, pero este bajaba hacia un punto en específico haciéndome sentir humeda.
— No hagas eso, no frente a mi jamás vuelvas hacerlo.
Ladee mi cabeza Christian ya se había levantado de su sitio ahora estaba parado frente a mi mientras yo permanecía inmóvil contra aquel banco.
— ¿Y si lo hago?
Su dedo rozo mi barbilla se inclino lentamente hacia mi tomando mis cabellos con delicadeza enredando su mano empujándome su nariz se rozo contra la mía bajando por mis labios.
— No sabes donde te estas metiendo.

Enséñame.
Un pequeño gruñido salio desde el fondo de su garganta, su brazo rodeo mi cintura levantándome de la silla pegándome por completo a su cuerpo sus labios rozaron mi mejilla bajando por mi cuello, su respiración impactaba contra mi piel y los besos eran caricias amenazantes.
El celular de su casa comenzó a sonar sobresaltadome y apartandome de su cuerpo, el teléfono siguió sonando hasta que entró un mensaje de voz.
— Señor Grey, soy Welch llame a su celular sin recibir respuesta voy camino a su casa para entregarle en expediente de la señorita Steele.
Christian abrió los ojos apresurandose al teléfono cortando el mensaje que por supuesto ya había sido tarde. Se giro en mi dirección levantando las manos.
— Eres un maldito imbécil.
— Yo te puedo explicar.
— ¿me mandaste investigar? ¿por eso tantas preguntas? querías estar seguro en que te mentía o no.
Christian negó de inmediato regresando a mi pero yo ya me encontraba en dirección al ascensor.
— Anastasia.
— Ya déjalo estar.
— Anatasia.
lo ignore apretando el boton del ascensor esperando que las puertas se abrieran. Su cuerpo se movia nervioso e impaciente, en cuanto las puertas se abrieron entre y seguido de mi Christian.
— Anastasia.
— Ya para de llamarme Anastasia.
— Sí me dejas aclarar.
— Esa es la cuestión no quiero, no quiero estar aquí, te quiero lejos ¡Ya para!
— ¿De verdad? — Su voz tomo mi atención por completo era grave y furiosa tomó mis manos poniéndolas contra la pared llevándolas arriba de mi cabeza presionando sus caderas contra la mia. — Quieres alejarte, pero todo tú cuerpo me invita, te sientes tan acalorada tan furiosa... ese es el sentimiento Anastasia, ese es el placer que te llevaba y te confunde.
— Tú me confundes.
Jadee agitada estando contra pared removiendome contra su cuerpo sintiendo el jadeo estremecer su cuerpo, su rostro se acerco al mío rozando sus dientes contra mi labio inferior, su pie empujó el mío haciendo que mis piernas se abrieran, llevo la mano bajo mi vestido acariciando el centro de mi cuerpo provocando que mi espalda se arqueara provocando un gemido ahogado, causando un gruñido en el.
— Estas humeda.
— Christian.
— Tan humeda. — sus labios seguían siendo una caricia sobre los míos, me estremecí sintiendo como su dedo jugaba con mi entrada ¡Joder! Lo empuje de golpe escuchando el timbre del ascensor y las puertas abrirse.
— ¿Que te pasa?
Salí del ascensor de un salto Christian me siguió a balanceándose hacia a mi hasta que vio todas las personas que se encontraban a nuestro alrededor ambos nos fulminamos con la mirada el dio un paso más hacia delante pero fue tarde yo ya me encontraba atrevando la salida del edificio.

En el espejo dos lados y un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora