Christian
Me había portado como un verdadero imbécil, tu boca Grey, tu maldita boca, dominaba a la perfección la forma en que lograba intimidad a los demás, pero en mis palabras seguía siendo un maldito sin consideración.
Me contemple por el espejo una última vez, no me apetecía aparecerme en esa fiesta, no creía que mis palabras fueran un error, sabía que Anastasia tenía la misma culpa que yo, pero no fue adecuado y porque yo tenia la misma culpa de ella.— Amo.
Mis dedos se tensaron aferrandome a mi corbata a medio hacer. Leila.
— ¿Que haces aquí?
— Amo. — repitió dejándose de caer de rodillas contra suelo. — No quise ocasionar nada grave, por favor Amo necesito, lo necesito.
No tenía tiempo para esto, no quería explicar, suspire pellizando la punta de mi nariz intentando controlar mi mal humor.
Calma Grey.— Amo se lo suplico. — Leila bajo la cabeza apoyando sus manos en sus muslos, abrí mis labios dejando salir el aire contenido, me acerque a ella apartando un mechón de cabello, su cabello se veía opaco y algo desordenado, su suplicaba provoca cierto placer, cierta imaginación a la tortura, necesitaba, deseaba volver a sentirme el Amo, ese control que por años había ayudado a mi maldito mal humor.
Yo quería ese poder, pero más que nada ese placer. Mis dedos se deslizaron por la piel de su frente, gruñi al sentir esa textura suave, sin calidez, yo sentía esa frialdad, no la quería, mierda, nuevamente estaba perdiendo mi control.
Leila se aferro a mis piernas aquello terminó por endurecerme, quería llevarla al cuarto rojo y azotarla hasta que gritara "rojo"
Mi celular comenzó a vibrar en la bolsa de mi pantalón, negue apretando los labios sacándolo deprisa viendo el nombre de Grace iluminar la pantalla. Conteste.
— ¿Que?
— ¿Donde estas? Todo aquí se salio de control, te necesito.
— ¿Que podría suceder? ¿Los meseros no llegaron?
— Ana no está.
— ¿Que dices? — Me aparte de Leila, cualquier punzada dentro de mis pantalones había cesado.
— Tú hermano no dice nada, solo se fue y Anastasia no está, hijo por favor debes ayudar a tu hermano, no se que esta pasando y tal vez pueda decirte a ti que sucede.
— Voy para allá. — Colgué, guardando mi celular en mis pantalones. — Tienes que irte.
— Amo.
— Leila, vete. ¡Taylor! ahora necesito ir a casa de mi madre.
Cruce la habitación viendo a las últimas personas cruzando la puerta hacia la salía, mi madre se paseaba de un lado a otro mientras Carrick se mantenía sereno y un tanto frutado con la situación.
— Te dije que esto no me gustaba.
— Oh vamos Carrick no sigas.
— Nuestro hijo no nos dirige la palabra en un buen tiempo y cuando decide regresar es con una chica que salio de la nada y además resulta que están comprometidos.
y por alguna razón ese comentario nefasto de Carrick me hizo recordar un par de cosas de la investigación que había pedido a Welch, suspire sin agregar una sola palabra necesitaba saber que ocurría y para eso debía llamarlo.
— Christian, cariño ¿lograste tener noticias de Elliot?
— Aún no mamá, pero saldré a buscarlo no te preocupes, Elliot volverá.
Me aferre al celular de mi mano y regrese a la puerta por donde entre, camine hacia Taylor colocandome a su lado.
— Quédate vigilando si sabes algo de la Señorita Steele o mi hermano llámame.
Tome las llaves del auto, entre volviendo a mi celular y la lista de mis contactos hasta dar con Welch llamándolo de inmediato, sonó un momento hasta que por fin contestó
— Señor Grey.
— 15 expedientes, 15 y recuerdo perfectamente el orden de cada uno...— me apoye contra el asiento, calma Grey. — Nombre, registros médicos y generales, familia, ocupación y datos extras, pero hay algo que no venía en el expediente de Ana, la señorita Steele.
— Señorita Grey...— el sabia a donde iba, lo sabía, pero yo quería dejar claro que tenía razón y que nadie me ve la cara, acepto que me deje llevar por los gustos de Anastasia, fue descuidado y olvide ese detalle.
Seguí hablando ignorando su voz tartamuda.
— Pero el de Anastasia, no... Padre Raymond Steele padre no biológico, ya ocurrió esto antes, pero ¿que me ocultas Welch?
— Señor Grey.
— ¡ya lo dijiste! al grano Welch. — pellizque la punta de mi nariz esto me estaba llevando al limite.
— No puedo colocar el nombre del padre biológico, no puedo meterme en esos problemas.
— ¿Que problemas de que habla?
— Es un hombre poderosa.
y sin más la llamada fue cortada, Anastasia no venia de una vida de lujos y mucho menos, seguramente algún hombre de gran vida que se metía con muchas mujeres alguna salio embarazada y solo es una hija más no reconocida, lo que no entiendo es porque habría tanto problema ¿y que tenia que ver con la desaparición de Anastasia y Elliot?
Había quedado peor de cuando empecé, tenía que comunicarme con Elliot y después de un rato el atendió mi llamada.
— ¿Donde estas? Mamá está realmente preocupada.
— Creí que podía seguirla, soy un imbécil Chriatian.
— ¿Que fue lo que hiciste?
— Perdí a Anastasia. — sentí un piquete en mi garganta que baja amargamente no me alegraba por ello de verdad que no lo hacía.
— La encontraremos hermano.
— Se llevó uno de tus autos, por cierto. lo lamento.
— Descuida yo espero que puedas encontrarla.
Colgué la llamada para llamar inmediatamente a Taylor, le di el modelo del auto y que lo rastrearan inmediatamente parte de las buenas razones de tener el control es que mis autos podían ser rastrados directamente por mi.
Momentos más tarde Taylor me paso la ubicación, estaba en Portland en unos apartamentos algo alejados de la civilización más cercana, cuando estacione mi auto pide notar aquella belleza de cuatro llantas que me hacia falta, el ver el número en donde se encontraba estacionado deduje que era el número de departamento y por supuesto no estaba equivocado pues al tocar la puerta aquellos ojos azules no tardaron en aparecer.
— Christian.
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En el espejo dos lados y un solo amor
RomanceAnastasia Steele y Elliot Grey regresan a Seattle con la emocionante noticia que unirán sus vidas en matrimonio, pero en aquella reunión con la familia Grey, conoce a Christian Grey quien pondrá en duda sus sentimientos y la forma en que veía el mun...