Capítulo 11 Salud por la valentia.

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Anastasia

Mi ceja continuaba alzada viendo la expresión divertida de Elliot sinceramente yo nunca salía a estas cosas y las veces que había asistido a un bar era arrastrada por Kate, como ahora.

- Aún no es muy tarde, Ana, son una pareja de recién comprometidos no se van a ir a dormir ahora como si nada.

La mirada de Elliot era casi suplicante y se que aunque me negara Elliot lo dejaría por la paz, pero Kate no seguiría insistiendo toda noche y en un futuro me lo recordaría en cada operación. Bufé. Se lo debía a Elliot por todas las veces que se había quedado en casa conmigo mientras yo terminaba algún libro o alguna tarea. Me encogi de hombros.

- De acuerdo.

-¡Si! los veo aquí entonces, Elliot cuida que no se arrepienta.

‐Estaré pendiente.

Mire a Elliot con expresio divertida terminando la llamada y viendo que ambos teníamos la pijama puesta.

-¿Iremos así?

Me encogi de hombros asintiendo aquello no sería mala idea iría muy cómoda aunque no me sentía preparada para sufrir  vergüenza en público.

‐ o podríamos quedarnos muy abrazados planeando nuestra boda.

- Que graciosa quiero llegar vivo a nuestra boda y no lo haré si no te llevo a esa fiesta con Kate.

El tenía razón creo que nunguno llegaría a salvo a nuestra boda si no llegamos con Kate. Me senté en la cama deslizándome hasta levantarme. Elliot se dirigió al baño cerrando la puerta en cuanto esta se cerró me deje caer en la cama tomando por fin un fuerte suspiro Elliot estuvo apunto de descubrir lo que hacía debajo de la falda mordi mis labios negando viendo que ahora llevaba puesto los pantalones amarillos de la pijama hice una mueca negando.

Camine hasta el vestidor en donde había colocado mis cosas no creo que estuviera preparada con atuendo para esta noche.

Mis dedos siguieron pasando ropa tras ropa hasta toparme con el vestido negro de tirantes era corto y un obsequio de Kate por supuesto que crei que no usaría en un futuro cercano.

Me quite los pantalones y la blusa blanca a juego con el pantalón también saque un juego de ropa interior negra, deje toda la ropa que me había retirado en el cesto.

Me coloque las bragas, vi el sosten y después el vestido, por una vez, una noche... quizás esta podría ser mi noche con Elliot provocativa y algo ebria.

volví a guardar el sosten pasando el vestido por mis brazos acomodando la tela, era ajustado y perfecto para mostrar las caderas que creía inexistentes, mordi mi labio alborotado mi cabello.

- No tienes porque ser cobarde.

De repente sentí los labios secos y demasiado aire en mis piernas era demasiado ¿no? Joder, no, no. Basta de ser la mojigata virgen.

La puerta del baño se abrió dejándome ver, desde el espejo, a Elliot con una toalla envuelta en sus caderas su cuerpo mojado al igual qur su cabello. Me di la vuelta para quedar frente a el mordi mis labios sin saber exactamente qué hacer, pero si quería una reacción de su parte.

Elliot me miró formando una sonrisa en su sus labios acercándose a mi dejando un beso tronado en mi mejilla se aparto enseguida manteniendo su sonrisa sin dejar de verme y caminando al vestidor.

-Estas preciosa, amor. Dame unos segundos y nos iremos

Sonreí apoyándome contra el mueble me gire nuevamente hacia el espejo pasando mis dedos por mi cabello haciendo una mueca, una risa sin ganas rebotó en mi pecho no quería ver a la sucia chica reflejada en el espejo porque aunque su respuesta había sido lo que quería escuchar se que la chica en el espejo quería más, últimamente siempre quería más.

La música estaba tan fuerte que podía sentir como si las paredes vibraran con cada nota alta, no era capaz de escuchar a ninguna de las personas que estaban por todo el lugar, las veia sonriendo y tomando entre grupos de amigos y otros más que aprovechaban hacer de todo con aquel mundo de personas que se encontraba en la pista de baile.

Kate agitó su mano en el aire capturando nuestra atención, Elliot tomo mi mano y caminamos juntos hasta aquella mesa viendo ahí a José, Ethan el hermano de Kate.
-¡madre mía! Ana estas fabulosa.

-tú que tienes un excelente gusto.

- te lo regale corriendo el riesgo que jamas lo usaras. - Rei asintiendo, Kate me conocía bastante bien. - por cierto no lo vas a creer, pero tendré otra entrevista con Christian Grey.

-¿Mi hermano?- Elliot parecía confundido en cuanto se sentó a mi lado tuvo que pegarse un poco más para escuchar a Kate.

- Perdí mi entrevista el día que llegaron cuando llegue justo discutía con Ana.- Kate comenzó a reír tomando su pequeño vaso y dándole un largo trago.

- ¿Ya conocías a mi hermano?

Me encogi de hombros en otra ocasión habría sido una explicación sencilla ¿que podía decir? si claro fue la primera vez y no se como una cosa llevo a la otra estaba contra la pared.

- ¡Elliot por fin!

Una chica rubia se acercó a nuestra mesa su vestido era color café hasta las rodillas su cabello estaba recogido acompañado de un maquillaje discreto.

-¡Gia! Ana ella es Gia Matteo, Gia ella es mi prometida Anastasia Steele.

-Al fin te conozco apenas escuche sobre ti, pero ya quería verte y por supuesto a ti.

Gia se arrojo a los brazos de Elliot dandole tiempo apenas de ponerse de pie, Gia emitía  ruidos extraños con esa risa exagerada mire a Kate alzando una ceja pero su mirada se encontraba perdida en un moreno de casi dos metros que le sonreía desde la pista ¿en que momento Kate había tomado todos esos vasitos? había como unos 12 en la mesa, Ethan se encontraba terminando la botella tomando valor para igualmente acercarse a una de las chicas mientras José se mantenía tranquilo ofreciéndome una sonrisa.

‐Tiempo sin verte.

-Te vi apenas en la universidad.

-Cuando nos fuimos de vacaciones, estamos por volver y estas comprometida no lo esperaba.

-Fue de la nada.

-Salud por las cosas inesperadas.

José me paso una de las botellas enseguida la tomé entre mis manos pero no sabía exactamente cómo empezar ¿la tomaba y ya?

-Sin pensarlo, Ana.

Me gire viendo a Elliot su boca solo se movia sin parar hablando de quien sabe que, por momentos se abría emitiendo carcajadas que no era capaz de escuchar Gia hacia lo mismo de repente y parecía la noche de los tragos largos, quería esta noche para mi liberarme de todo lo que había estado pasando por mi mente y al demonio con lo demás.

-Salud por la valentía.

Y tome un gran sorbo de aquella botella

En el espejo dos lados y un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora