Capitulo 28 La noche en Aspen

378 31 4
                                    

Christian

La atormentan hacia imposible el seguir viendo más allá que mi manos, aquella charla con Flyn me había dando un giro a mi vida, uno del que no estaba listo y del porque había entrado a este mundo enfermo.
Me hacia sentir como lo que soy, un miserable que aun lloraba por su maldita adicta, que deseaba peinar sus cabellos y la mismo tiempo deseaba verla suplicar por un poco de comida, lo que sentí con tan solo tres años.
Basta.
Mierda.
Maldito Flyn pagarle tanto solo para hacerme sentir más mierda... y tirarme la verdad en la cara, no deseaba ver a nadie no deseaba siquiera seguir existiendo cerca de ella, cerca de esa maldita casa ver como se preparaba para la unión de dos personas las cuales quería, una que había hecho mi infancia algo mejor y otra que le estaba dando otro sentido a mi vida, pero ¿que haría?
Me enfoque en la casa, Elliot había salido hace unos cuantos minutos y deseaba entrar, decirle a Ana lo que sentía pero es que ni yo lo sabía ¿que estaba sintiendo? que era lo que tanto quería expresarle, la quería para mi eso sin duda era real, pero ¿que tenía para ofrecerle? no podía darle la historia de amor que ella necesitaba, no podía arrodillarme y entregarle un anillo, aquello me provocó un mareo, ni siquiera estaba seguro de lo que sentía ¿amor? quien aparte de Grace y su familia me había dado amor, y me amaban sin siquiera saber lo que realmente era.

Camine por los pasillos seguros de aquel lugar hasta deslizarme dentro de una ventana, la señora Walter odiaría ver como acabó de ensuciar los sillones, pero que más daba quería encontrar a Anastasia y así fue, ella me encontró más rápido de lo que esperaba, pero su reacción no fue lo que esperaba y bueno nada es lo que espero cuando se trata de ella, pero sus labios, la forma en que nuestros cuerpos conectan, nuestro sentir, nuestro deseo y emociones se encuentran es sin duda perfecta, ella sabía exactamente donde hacerme temblar, sus dientes me torturaban de una forma deliciosa, toda ella era una llama cálida que me encendía aún más, yo era una hierva seca dispuesto a arder por ella, me fascinaban sus ojos, su respiración sus dientes atrapando de ella, es tan dulce, hermosa y sensual, todo para volverme loco, todo para olvidar que se trataba de la mujer de mi hermano.

Carajo.

No.

Mi Ana, por favor.

Mi Ana.

Mi Anastasia

Hablar con ella me rompió el corazón saber que una parte de mi podía sentir aquello y ser correspondido no solo por su lado deseosos, no por esa Diosa que ella llevaba dentro, sino que podía encender más que su cuerpo sino también su corazón.

Su te quiero me arrastro a un abismo de mis propios miedos, no podría ser merecedor de ella ni aunque tuviera cien vidas, todo lo que ella era, es todo lo que Dios odiaba de mi, si es que existía uno..

Me fundi en ella, me perdí entre la calidez, la textura de su piel, había deseado tanto hacerla mía y así fue.

Arranque la ropa de su cuerpo, decendi por su cuerpo hasta su vientre, acaricie sus pechos, subí sus piernas y mi lengua comenzó acariciar la humedad de sus piernas, estaba para mi toda ella era mía.

Sacudí su cuerpo en una sensación extraña en deseo, acomode mi miembro en su entrada y la penetre gentilmente aquello resultó ser más doloroso que cualquier otro roce que las sunisas intentaron cruzar, aquello dolió más que los azotes y los golpes de Elena... Ana era el cielo y el infierno en un mismo acto, una misma persona.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 15, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En el espejo dos lados y un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora