Capítulo 27 En otra vida

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Anastasia

Abrí los ojos sintiendo el doloso resplandecer del sol, mis ojos se sentía pesados ¿me había quedado dormida? ¿me había desmayado? ¿como había llegado aquí? Lami mis labios removiendome sintiendo un cuerpo, me di la vuelta observando a Elliot a mi lado observándome, sentado a mi lado, carrespe viendo la habitación, viendo el vestido de novia tirado a un lado. Me acomode arrastrándome en la cama hasta sentarme en la misma posición que el, mi espalda contra la cabecera, respire profundamente.

- Elliot.

- Lamento todo lo que te hice pasar, después de todo traerte a Seattle no fue una buena idea.

- Yo vivía aquí.

- Y te fuiste, por una razón y no la respete.

- Elliot necesito explicar...

- No, no tienes nada que explicar lo entiendo he sido un patán pensando en lo que es mejor para ti, pero jamás te pregunte lo que tu querías, lo entiendo, te sentiste abrumada, confundida te mostré otro lado de mi que no conocías, un lado que te lastimo y me apresure adelantar la boda que sanar lo que sucedía dentro de ti Ana.

Se acomodo tomando mi mano y dando un ligero beso en mi anillo de compromiso.

- Necesito que sientas cuanto te amo, no huyas de mi, yo jamas te haría daño Anastasia, pero entenderé si deseas irte, pero es que no puedo estar sin ti, permiteme sanar lo que rompí, permiteme ser merecedor de ti una vez más.

- Elliot... - tome su mano dejando un beso sobre esta.

- Cásate conmigo, esta vez sin mentiras, esta vez será nuestra oportunidad.

Asentí entrelazando sus dedos a los míos, estaba segura que lo quería, pero no como a Christian, la irritable vocesita de mi interior al parecer había decido regresar de sus vacaciones y esta decidida atormentarme, lo quería y estaba segura que el hombre ideal para mi vida, había estado tan enfocada en un deseo carnal que olvidé los latidos de mi corazón, olvide lo que se sentía estar en su compañía, Elliot era un buen hombre indicado para una buena mujer, pero había una ligera punzada en mi vientre y esta vez de culpa. Había pasado la noche con Christian, el era ahora el primer hombre en mi vida, mi virginidad le pertenecía.

– Vamos a casarnos.

Le sonreí emocionada, Elliot salió de la cama dando un salto y me señaló de pies a cabeza.

– Anastasia Steele ¿ahora si esta lista para ser la señora Grey?

– Claro que si. –Me levante de la cama caminando hacia el, sus brazos rodearon mis caderas y planto un suave beso contra mi cabello. – Mi vestido quedo destrozado.

– Usa cualquier vestido y vamonos de aquí.

Se soltó de mi cuerpo y camino hacia los cajones del armario, me quedé mirando aquel hombre, volvía a ser aquel hombre del que me enamore, aunque una parte de mi sentía como si algo ya ni emcajara de la misma forma, me sentía ausente de aquella realidad. Sabía que mis acciones estaban siendo egoístas, pero no quería perder a alguien como Elliot por alguien como Christian una persona que solo se centraba en sus propios deseos y necesidades, un hombre dispuesto a condenar mi alma y mis principios.

No deseaba eso en mi vida ni muchos menos, solo quería casarme con Elliot y acabar con esta pesadilla.

Después de una larga ducha y de alistarnos ambos estábamos listos para salir de la habitación y enfrentar lo que fuera detrás se aquella habitación, me aferre su mano y entonces abrió la puerta, comenzamos a bajar y la primera en cruzarse en nuestro camino fue Mía, quien salió corriendo tomando su posición en la sala junto a Grace y Carrick.

– Madre.

– Elliot. – nunca había escuchado a Grace tan seria como en aquella ocasiones, ella comenzó a balancearse de un lado a otro, era tan delicada, pero mostrando siempre una seguridad y firmeza impresionante.

– Me casare con Anastasia.

– No soy quien para meterme en sus asuntos, pero creo que ambos deben consientes de lo que un matrimonio significa.

– Madre... por favor.

– ¡Amor! Elliot Grey el amor, el respeto, la lealtad, el amor no es solo una demostración vaga de cuanto estas dispuesto a pagar por una persona, es los sacrificios que haces, habrá muchas oportunidades de salir corriendo, pero el amor es aquello que los hará mantenerse unidos de verdad.

– Señora Grey, siento muchísimo lo sucedido siento que mi falta de decisión les hiciera pasar un mal momento.

– ¿Falta de decisión? ¿ya no deseabas casarte? – Grace me volteo a ver realmente sorprendida y Mía soltó un pequeño chillido ahogado observando todo la escena.

– Lo deseo, pero no estaba segura de la clase de esposa que sería, fue por mi, no por el.

– Después de casarse las decisiones serán de ambos.

– Como tu bien dijiste, Madre, son nuestros asuntos. – Sentía la fría mano de Elliot aferrándose a mia casia lastimandote apunto de soltarme de un jalón, pero me aferre a ella aún más.

Carrick carraspeo tomando de los hombros a su esposa acomodandola a su lado, Grace suspiro guardando silencio y tomando el puesto entre su esposo y su hija.

– De parte de ambos les deseamos un feliz matrimonio. – Carrick finalizó mirándonos y después dejando un suave beso en la mejilla de su esposa, Grace asintió de acuerdo con sus palabras y después de un momento el salió de la habitación dejándonos a los cuatro ahí con un silencio incómodo, Mía nos sonrió ligeramente para después seguir los pasos de su padre.

Después de una recorrido silencioso en el auto ambos habíamos llegado al lugar citado, el iba vestido con unos pantalones de vestir negro y una camisa blanca, mientras que yo llevaba un vestido blanco de encajes en la parte alta del vestido y las mangas.

Pasamos a la sala y después de unas cuantas palabras deslizaron los papeles frente a nosotros, aquello no era nada como lo habíamos planeado meses atras, en otra vida estaríamos celebrando una enorme boda, bailariamos y tomaríamos un auto en el cual desaparecer avanzar sin rumbo por la carretera como tanto lo habíamos mencionado, en otra vida sentiría el cosquilleo y el golpeteo de mi felicidad retumbando en mi pecho, la realidad es que en esta vida estaba aceptado mis errores, estaba dando por hecho que no podía tener a lo que deseaba en mi vida y me casaba con este maravilloso e increíble hombre que haría feliz a una versión que ya no existía dentro de mi, pero no quería lastimarlo más, no quería herir otra parte de él.

– Señorita Steele. –la voz ronca de aquel hombre me hizo levantar la mirada, su la picero golpe ligeramente el lugar en donde tenia que ir mi firme, mire a Elliot y después al papel.

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Anastasia Rose Steele

Levante el lapicero trazando una suave firme sobre el papel.

– Puede besar a la novia.

En el espejo dos lados y un solo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora