Los rasgueos de la guitarra que suenan por los altavoces llenan de ruido todo en mi interior. Retumban dentro de mí de la misma manera en que lo hicieron los fuegos artificiales hace unos días, cuando Ezra se sentó a mi lado y tuvo el valor de decirme que no se iría, que estaría el tiempo necesario hasta que yo creyera lo suficiente en mí como para poder sostenerle la mirada y pedirle, sino suplicarle, que se quedara. Escucho los rasgueos y tan solo puedo pensar: ¿cómo es que eres capaz, Ezra, de quedarte en este mundo que trato de sostener en mis manos para que no se caiga? ¿Cómo eres capaz de entrar y no temer que todo se derrumbe a tu alrededor?
Cierro los ojos. Luces de colores que vimos hace unos días, en la azotea. Sus manos muy lejas de las mías y cientos de suplicas internas que no pude pronunciar. ¿Por qué no me besó? ¿Por qué no hizo uso de su coraje y me besó? Suspiro, ¿por qué insistes en que sea yo, Ezra? ¿Por qué confías en que llegue el día en que yo ya no tenga más miedos y te pueda besar?
Abro los ojos, mi corazón en la garganta, el bar vacío. Toda la oscuridad sobre mí, ni un solo foco encendido. Tan solo el reflejo de las farolas en la calle, el ir y venir de conductores perdidos en una madrugada que me hace temblar. Me acerco al micrófono, lo tomo entre mis manos de dedos fríos y procedo a cantar.
Siempre estás en mi mente
Y ahora que sé lo que necesito
Estoy tomando el camino más largo en mi mente
Me sostengo del micrófono, siento mi corazón estallar. Miles de miedos en un solo lugar, y todo parece tan asfixiante que podrían aplastarme; hacer de mí un polvo tan liviano que la brisa o el viento serían capaces de esparcirme por el mundo entero sin importarles donde pueda parar. Y pienso, que genial sería desaparecer por un tiempo, volar junto al viento y no tener que pensar en los demás. Pero también pienso: no podría. No podría ser así de libre, no podría dejarme llevar sin tan siquiera tener un destino marcado.
Esto no está bien
Ya no puedo evitar la forma en que me siento
Y necesito preguntarte, Jamie:
Oh, ¿puede ser que tú también te sientas así?
¿Puede qué tú también te sientas así, Ezra? Como si el mundo entero estuviera a tu disposición, como si todo fuese tan resplandeciente que podría dañarte la vista. ¿Tú también sientes que las cosas maravillosas son tan aterradoras que no las puedes alcanzar? Niego, me acerco al micrófono hasta que mis labios rozan las aspereza, y desearía fundirme de esta manera, dejar de temer, tomar esta libertad que siento ahora mismo y adueñarme de ella hasta que no haya nada sobre la faz de la tierra que me haga llorar.
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Una última Canción ✅
Teen FictionPara August, su trabajo en Gypsy Bar, se define en borrachos malhumorados y bebidas baratas. A pesar de ello, no piensa renunciar cuando, cada noche, tras cerrarse las puertas, se sube al escenario para encontrar su momento de paz, donde tanto el so...