EVOLUCIÓN

El final del inicio

Todo inicio hace cientos de años cuando cinco hadas gobernaban cada continente, todos divididos por barreras mágicas...

Ocean, un continente conocido por sus frías nevadas y épicos inviernos, la reina de la tierra de Ocean, Neus, era un hada fría, calculadora y sumamente hermosa, su terreno en el norte siempre ha sido el más grande de todos y las criaturas que lo habitan la seguían con devoción hasta aquel día donde el futuro de los continentes cambió para siempre.

Atria, es la tierra más cerca del sur, su gobernante el hada Solcire era risueña y algo traviesa, pues le encantaba hacer bromas a su pobladores, ellos las disfrutaban tanto como ella, las fiestas en los pueblos eran fascinantes y extremadamente divertidas, el sol brillaba sobre sus cabezas y se sumergían en los lagos de aguas templadas hasta que ese día llego y todo cambio.

Astilia, el continente favorito de muchos, lleno de colores, amabilidad y amor justo como el hada que lo gobernaba, Nohi sus alas de colores eran cautivadoras tanto como su amoroso rostro y sus humildes intenciones, amando a cada especie de su terreno por igual hasta que aquello paso y los colores comenzaron a apagarse así como la alegría que caracterizaba aquellas tierras.

Euftia, una tierra poco soleada gobernada por las lluvias torrenciales y los cambios de clima abrumadores era gobernado por Keitha, un hada reservada pero bondadosa, guardiana de aquellas tierras de frondosos árboles todo aquel cuidado que brindaba a sus tierras y habitantes finalizó cuando llego aquel día, sus árboles comenzaron a marchitarse y ni las lloviznas podían protegerlos de su seco destino.

El último continente, Érimos una tierra árida caracterizada por sus montañas rojizas por el sol y la arena que las rodea, Adamina, el hada líder de aquellas criaturas trabajadoras y humildes en tan secas, pero hermosas tierras donde al final del día los habitantes se tomaban un momento para observar los preciosos atardeceres cada uno más hermoso que el anterior a excepción del que se posaba en el cielo durante aquel día, el cielo completamente oscuro mientras las criaturas lo miraban como al mismísimo abismo.

Un día en donde la nieve de Ocean se tiñó en carmesí, el sol de Atria dejo de brillar en su cielo azulado, mientras que los colores de Astilia empalidecieron, incluso las lluvias de Euftia cesaron y en Érimos la tierra se cuarteó; nada volvió a ser lo que una vez fue, y la magia dejo de ser lo que se conocía.

Todo comenzó así...

-¡Debemos agruparnos en el norte!

Se escucho el grito de Neus por todas las paredes del castillo de Latibule, una de las últimas ruinas de la civilización antigua que la habitaba, ahora oculta en el cielo y un punto del que solo las hadas tienen conocimiento.

-¿Y qué haremos, congelarnos en tus tierras hasta que acaben con todos nosotros?

Neus bufa ante el comentario de Keitha, sabe que reunirse con las demás hadas líderes sería un caos, pero las tierras de todas están siendo amenazadas y en realidad no tienen otra opción.

-¿Como es posible que no lo notarás antes, Adamina?

El hada pelirroja infla sus cachetes exasperada por tener que responder la misma pregunta por millonésima vez.

-Ninguna sabía de la existencia de criaturas más allá de nuestras tierras, Solcire.-defiende Nohi calmadamente.

Adamina la mira agradecida, pues es verdad, jamás se había escuchado hablar sobre vida fuera de los cinco continentes, al rededor de estas tierras no había mas que agua y más agua por miles de kilómetros hasta tal punto que la criaturas voladoras de cada continente decidieron detener la exploración hace unos cuantos cientos de años. Ahora las hadas y cada criatura en peligro de los cinco continentes desean que aquella exploración no hubiera sido detenida por sus ancestros.