Parte II, Capítulo 5

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— ¿Qué has hecho qué?—gritó David.

—He besado a Bill—contestó James con toda naturalidad.

Había ido al piso que compartía con su amigo y nada más entrar por la puerta su sonrisa le delató. Fue interrogado y aunque sabía que lo mejor sería mentirle, su corazón le decía todo lo contrario. ¿Por qué esconder lo mejor que le había pasado?

—No sabía que habías quedado con él—dijo David dando a su amigo por perdido.

—Fue en la cena a la que te negaste a asistir—explicó James—Me armé de valor y le pedí una cita.

—Y Bill dijo que sí sin pensárselo dos veces—murmuró David resoplando.

—Hemos pasado una tarde muy agradable, y cuando nos despedimos le besé en los labios—dijo James suspirando.

— ¡Ahórrate los detalles!—pidió David arrugando la frente.

—Pienso seguir viéndome con Bill—dijo James muy serio—Sé que te costará, pero tienes que aceptarlo.

— ¿Qué te gustan los hombres?—preguntó David.

—Que me gusta Bill—aclaró James.

David asintió sonriendo, en el fondo sabía que era un rollo pasajero. Saldría con Bill ese verano, y cuando empezaran las clases volvería a ver a sus compañeros de clase, donde la mitad eran chicas y una de ellas lograría sacarle a ese niño de la cabeza.

—Y quiero ir en serio—dijo James para rematar la faena.

—Tú... ¡tú estás mal de la cabeza!—saltó David.

—Sabía que lo comprenderías—murmuró James resoplando.

—No sé para qué me lo cuentas si sabes lo que opino—dijo David.

—Joder, pues porque eres mi mejor amigo, por eso—saltó James ya cansado de su comportamiento—Siempre nos lo hemos contado todo y...

—Y en este caso es distinto—le cortó David—Cuéntame lo que quieras, que has visto a una tía muy buena y te la quieres tirar, pero si me hablas de Bill me temo que no te pienso escuchar.

Se levantó del sofá donde estaba y trató de irse a su habitación, pero James le cogió del brazo y le hizo quedarse.

—Siento mucho que mis decisiones no sean de tu agrado, pero es lo que hay—le dejó bien claro—Y si eso supone un problema para nuestra amistad y convivencia...

— ¿Quieres que me vaya del piso?—preguntó David alzando una ceja.

—Quiero que me comprendas—gritó James ya desesperado—Estoy pasando por una nueva etapa de mi vida y podrías apoyarme y aconsejarme.

— ¿Quieres un consejo?—preguntó David soltándose—Usa condón....ah, no que tonto. Si no le puedes dejar embarazado. Mira, eso que te ahorras.

Pasó por su lado ignorando su triste mirada y se encerró en su habitación dando un fuerte portazo. Odiaba a los chicos...no, odiaba a ese tal Bill. Había hecho que su amigo se volviera loco, que dejara a un lado su vida solo por la tonta idea de que ahora le gustaba un chico y se quería acostar con él.

De solo pensarlo le daban escalofríos, imaginarse cómo sería hacerle el amor a un tío...sacudió la cabeza y se metió en la cama con la idea de que al día siguiente su amigo hubiera recapacitado y mandara a Bill a la puta mierda....




Pero era todo lo contrario, cuando se levantó escuchó como James hablaba emocionado al móvil.

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