Parte IV, Capítulo 16

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Llegada la noche, Tom se despidió de sus amigos y cogió el coche. Condujo hasta el restaurante sin poner al radio, no podía evitar sentirse nervioso. Iba a ver al padre de Bill por primer vez desde que ellos dos se acostaran...no podía dejar de pensar en eso y sentir que las piernas le temblaban.

Aparcó delante de la puerta y entró en el restaurante cogiendo aire. Caminó hasta la barra donde Bill se encontraba en compañía de una atractiva mujer que debía ser la novia de su padre. Por el camino saludó a todos los camareros con los que se encontró, algunos de los cuales habían estado en la fiesta de cumpleaños que organizó para Bill y ya le preguntaban por la próxima.

Sonrió al pensar que tendrían que dar una para inaugurar su nidito de amor. Alguna cena con sus amigos y los de Bill, otra con sus padres... había mucho que celebrar...

— ¡Tom!

Bill se había percatado de su presencia y le saludaba desde la barra levantando una mano. Sonrió al verle y le devolvió el saludo. Llegó donde estaban y le dio un torpe beso en la mejilla.

—Tom, ella es Leslie—presentó Bill cogiéndose a su cintura.

—Encantado—saludó Tom estrechando la mano que Leslie le tendía.

—Lo mismo digo—dijo sonriendo Leslie—Hacéis los dos muy buena pareja.

—El mérito es de Bill, por ser tan guapo—comentó Tom entre risas.

Bill se le quedó mirando a punto de decir algo, pero Tom le hizo callar apoderándose de sus labios. Al principio no sabía cómo reaccionar delante de Leslie, no sabía si estaba al tanto de su relación o si la incomodaría que dos chicos se besasen delante de sus narices. Pero tras la amable sonrisa que le dedicó supo que era todo lo contrario, y se relajó.

—Así todo el día—interrumpió Andreas apareciendo de improvisto guiñando un ojo a Bill—Tom, eres un empalagoso.

—No te metas con mi novio—le defendió Bill entre risas.

—Eso es envidia—dijo Tom abrazando con firmeza a Bill.

—Tengo a Alex, si os cuento lo que me hace la envidia me la tendríais vosotros—dijo Andreas encogiéndose de hombros.

—Andreas, vas a escandalizar a Leslie—murmuró Bill algo cortado.

Pero Leslie estaba encantada con lo que veía, el hijo de su novio bromeando con su novio y amigo como si nada. Estaba al tanto de su triste pasado, de como la madre le había prácticamente abandonado y lo feliz que se sentía Gordon al ver que su hijo había recuperado la sonrisa en compañía de un chico que era muy especial.

—Vuestra mesa ya está preparada—informó Andreas poniéndose ya serio.

—Dile a mi padre que suelte el teléfono de una vez—murmuró Bill resoplando—Yo mismo llamé a los proveedores esta misma mañana y todo está en orden.

—Ya sabes cómo es tu padre, tiene que hacerlo él o si no está mal hecho—dijo Andreas sonriendo.

Regresó a la cocina y Bill señaló una mesa apartada que había preparado él mismo esa tarde. Dejó pasar a Leslie primero y cogido de la mano de Tom la siguieron. Nada más sentarse se les acercó su camarera, que resultó ser Rose y les sirvió una copa de vino a cada uno.

—El plato de hoy son tallarines con queso parmesano—dijo Rose sin necesidad, pues Andreas ya les había hablado de la cena.

Terminó de serviles el vino y tras colocar en el centro de la mesa una cesta de pan caliente con aceite, les dejó a solas deseándoles buen provecho. No pasó ni dos minutos hasta que apareció Gordon. Tom se levantó al momento y estrechó su mano, sentándose de nuevo tras el efusivo abrazo que Gordon le dio después.

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