Parte III, Capítulo 16

181 31 2
                                    


Simone no se podía creer el cambio experimentado por su hijo, de la noche a la mañana volvía a ser el de antes, y encima estaba enamorado. Le vio entrar en la cocina llevando a Bill de la mano y pidiéndole que se sentara a su lado mientras desayunaban. No pudo más que pensar en la buena pareja que hacían, y lo bien que se les veía a los dos el uno al lado del otro. Estaban predestinados, eso no había duda alguna...

— ¿Un café?—preguntó Tom como si nada.

Quería que Bill conociera a sus padres, presentía que estaría muy bien en su compañía y disfrutaría de la buena comida de su madre. Michelle se excusó y los dejó a solas, recibiendo un fuerte abrazo de Tom que le susurró al oído que le debía un buen regalo.

Una vez a solas, Simone le preparó un gran desayuno a su hijo sonriendo cuando le comentó que estaba realmente hambriento. Hizo tostadas y Bill se comió un par de ellas a pesar de haber desayunado ya junto con otro café.

—Mi padre está trabajando, pero te querrá conocer—murmuró Tom con la boca llena.

No supo que decir, acababan de reconciliarse y ya hablaban de conocer a los padres. Aunque Tom ya conocía al suyo...

—Si tienes tiempo, claro—se apresuró a señalar Tom—Tal vez tengas que trabajar en el restaurante y...

—No, llevo unos días sin trabajar—explicó Bill carraspeando—Mi padre contrató un camarero y yo mientras...tras lo pasado...

Dejó la frase sin terminar, pero no hacía falta alguna. Tom sabía de qué hablaba y se apresuró a cogerle la mano y apretársela con cariño por encima del mantel.

— ¿Y si damos ese paseo?—preguntó Tom sonriendo—Quiero que conozcas el pueblo donde crecí, hay un parque enorme y...

—Nada de parques—se apresuró a dejar claro Bill.

No podía volver a pisar uno sin recordar lo que "tuvo" que hacer allí. Fue por buenos motivos, o eso se repetía a sí mismo cuando se ponía a pensar en lo atrevido que había sido, pero aún así no estuvo bien y aparte de eso, aún recordaba los paseos que dio cogido a la mano de James cuando nadie miraba...

No, si quería que los suyo con Tom fuera bien desde el primer momento debía experimentar cosas nuevas, no hacer nada que le recordara que estuvo en esa misma situación con otra persona que ya no estaba y a la que le costaba olvidar.

—Iremos donde tú quieras—dijo Tom encogiéndose de hombros.

Simone los escuchaba sin poder dejar de sonreír, hablaban como si fueran novios ya e hicieran planes de en qué emplear el largo día que se les presentaba.

—Subo a darme una ducha rápida—dijo Tom poniéndose en pie—Mientras piensa qué quieres que hagamos.

Se inclinó y aunque su intención fue darle un breve beso en los labios, se lo pensó mejor y por respeto a su madre fue la mejilla de Bill la que recibió ese dulce beso. Salió de la cocina y echó a correr escaleras arriba, donde se encerró en el baño dejando a Bill a solas con su madre.

— ¿No quieres más?—preguntó Simone señalándole el plato de tostadas.

—No, muchas gracias—negó Bill sonriendo—Ya había desayunado en el restaurante.

— ¿Vives allí también?—preguntó Simone con mucho interés.

—Hay un pequeño apartamento en el piso de arriba—explicó Bill poniéndose en pie—Fui a vivir con mi padre cuando tenía 16 años.

Se puso al lado de la madre de Tom y la ayudó a fregar los platos y tazas usados mientras contestaba a las preguntas que le hacía sobre su vida.

— ¿Y tu madre?—preguntó Simone con naturalidad.

Listen to your HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora