Parte I, Capítulo 14

251 43 11
                                    


— ¿Hablas de Bill?—preguntó Georg sonriendo.

— ¿Cómo lo has sabido?—preguntó Tom a su vez.

—Tengo ojos en la cara, Tom—contestó Georg riendo—Me fijé en la cena, bueno...me fijé en Bill más bien. Es muy guapo y llama la atención. Y si te sirve de consuelo, él se fijó en ti también.

— ¿Tú crees?—preguntó Tom.

—Si—dijo Georg con firmeza—Esa manera de mirarte....de sonreírte...Vamos, me lo hace a mí y le pongo contra la barra.

— ¡No seas burro!—le riñó Tom dándole una colleja.

Pero su amigo solo bromeaba y eso ayudó a relajar la tensión que sentía. Se echó a reír por lo bajo y sacudió la cabeza pensando que todo eran imaginaciones suyas, o algo que había comido....tal vez se sentía tan bien desde que tenía su nuevo corazón y la comida de ese restaurante ayudó a que su mente le jugara una mala pasada y creyera sentirse atraído por un chico.

Claro que si Georg también lo había visto....

— ¿Hay alguien en casa?

La voz de Gustav le sacó de sus pensamientos. Se levantó y fue a recibirle echándole antes una mirada a su otro amigo con la que le pedía silencio absoluto. Le vio asentir con la cabeza, sabía que podía contar con él.

Salieron al recibidor y se quedó sorprendido al ver quien acompañaba a su amigo.

— ¡Kate!—saludó muy contento.

—He pensado que os gustaría probar uno de las deliciosas tartas que prepara mi novia—explicó Gustav sin soltar a Kate de la cintura.

—Es una compensación, por lo de la otra noche—explicó Kate algo abochornada.

—No tenías porque, lo sucedido no fue culpa tuya—dijo Tom con firmeza.

—Pero....la tarta es bienvenida—intervino Georg frotándose el estómago.

Todos se echaron a reír y fueron a la cocina, donde Gustav ayudó a Kate a cortar la tarta.

—Os queda media para la noche—explicó Kate sentándose al lado de Tom.

—Se ve deliciosa—comentó Tom hundiendo el tenedor en su ración.

Se lo llevó a la boca y lo paladeó sonriendo ampliamente. Era realmente deliciosa, tenía un toque ligero a fresa que le recordaba al olor del pelo de Bill...

Se atragantó y empezó a toser ante la asustada mirada de sus amigos, que enseguida le pasaron un vaso de agua.

— ¿Estás bien?—se apresuró a preguntar Kate.

Le vio asentir al tiempo que bebía despacio con los ojos cerrados. Esperaron a que se recuperara y no respiraron aliviados hasta que él les sonrió para indicarles que todo iba bien.

—No nos des esos sustos, por favor—suplicó Georg apretando el brazo de su amigo.

—Lo siento, no sé que me ha dado—murmuró Tom carraspeando.

—Últimamente estás muy raro—comentó Gustav.

Tom vio como sus amigos asentían en silencio y se les quedó mirando. ¿Debía contarles todas esas cosas raras que estaba sintiendo? ¿Y si lo hacía y le tomaban por loco? No, lo mejor era tomarse un tiempo y tal vez hacer lo que el doctor Listing le había recomendado. Tal vez necesitaba hablarlo con un especialista, le había dado la tarjeta de un buen psicólogo especializado a tratar a pacientes trasplantados que no se habían hecho aún a la idea de que un órgano procedente de otra persona habitaba su cuerpo.

Listen to your HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora