Parte I, Capítulo 11

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Les trajeron sus pedidos y empezaron a cenar como si nada, a todos se les había olvidado que faltaba uno de sus acompañantes. A todos menos a Tom, que pensaba que a lo mejor su amigo se había colado por la taza. ¿No quedó en llamarle? Al principio le pareció una jugarreta hacerle eso a Chantelle, más si la acababa de conocer. Pero tras 20 minutos escuchando el calvario por el que pasó hasta dar con el color de pelo deseado, no hacía más que mirar el móvil como si de esa manera se pusiera a sonar milagrosamente.

— ¿Esperas una llamada?—preguntó Chantelle cansada de escuchar solo sus monosílabos.

—Si....digo no—se corrigió Tom carraspeando.

En ese momento su móvil sonó y tiró el tenedor para contestarlo.

—Qué casualidad—murmuró Chantelle resoplando.

— ¿Hallo?—contestó Tom ignorándola—Mamá, habla más despacio... ¿un esguince?

Todos callaron de repente en la mesa. Veían la cara de preocupación que ponía Tom, señal de que era muy serio lo que estaba escuchando.

—Claro que voy, estaré en media hora—dijo Tom poniéndose en pie.

Colgó el móvil y se pasó la mano por la frente.

—Tom, nos vamos contigo—dijo Mark también levantándose.

—No por favor, mi madre tropezó y tiene un pequeño esguince, nada más—explicó Tom algo cortado.

—Pero...—insistió Mark.

—Oh, mira—cortó Tom viendo quien regresaba del baño—Georg puede acompañarme, vosotros terminad la cena. Siento estropearla.

Intercambió una mirada con Gustav y éste asintió.

—Claro, mañana nos cuentas que tal está tu madre—dijo Gustav dando la conversación por finalizada.

Mark y Michelle asintieron, Gustav y Georg eran los mejores amigos de Tom y si uno de ellos decía que "no importa que mi madre se hubiera hecho un esguince", era por una buena causa.

—¿Te vas y me dejas plantada?—saltó Chantelle de repente.

—Cállate ya, Chantelle —saltó Kate a su vez, cansada ya de su "amiga".

Todos hicieron un gran esfuerzo por no reír, más al ver la cara de ofendida que ponía Chantelle.

— ¿Pasa algo?—preguntó Georg, como si no lo supiera.

—Mi madre, ha tropezado y se ha hecho un pequeño esguince—explicó Tom por encima.

— ¿Quieres que te acompañe?—se ofreció Georg amablemente.

Tom asintió y tras despedirse de sus amigos fue hacia la barra seguido de Georg. Localizó a Bill en una esquina y se le acercó ofreciéndole la mejor de sus sonrisas.

— ¿Ya te vas?—preguntó Bill al verle.

—Si, me ha salido una urgencia—explicó Tom por encima.

—Se ha caído su madre—intervino Georg.

—Cuanto lo siento, espero que no sea nada grave—dijo Bill con preocupación.

—No lo es, gracias—murmuró algo cortado Tom— ¿Puedes darme la cuenta? Me gustaría pagar la cena, ya que dejo plantado a mis amigos...

—Claro, entiendo—dijo Bill asintiendo—Aún no habíais pedido el postre, pero hoy Andreas ha hecho tarta de manzana. Muy rica.

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