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Cuando llego a donde estabamos, mis ojos no pudieron abrirse más de lo que ya estaban, Kate bajo la cabeza y dejo escapar una sonrisa nerviosa, y José observaba a una chica en la pista.

— Te importaría cuidarla tu, yo planeo bailar con esta rubia.

— Eres algo mayor que ella.

— No es cierto, lo que pasa es que no te gusta ver que me divierta mientras tu eres un completo amargado.

— Soy su maestro idiota.

— En lo de idiota tiene razon 

Cuando sentí la mirada de todos, de inmediato supe que había pensado en voz alta, Christian solo me veía con una ceja alzada, y el otro chico intentaba contener la risa.

— Espero que ya informará a sus padres que los quiero ver el lunes.

— Espera, ella fue la que te dejo asi, pero si se ve una chica muy  frágil - Pregunto Elliot. 

Christian lo miró seriamente,  y empezó a caminar hacia la salida, cuando se perdió entre la multitud de personas Elliot empezó a reírse,  puso sus manos en mis hombros.

— Dale unos cuantos golpes más seguido.

Solo a sentí,  antes de que se fuera a bailar con Kate,  cuando di la vuelta Jose ya no se encontraba,  así que supuse ya  que todos habían encontrado pareja, lo mejor seria irme, después de todo me sentía realmente cansada y mañana tenía una nueva sección de quimioterapia. 

Sin despedirme de nadie,  sali al estacionamiento empeze a buscar un taxi caminando por la acera, hasta que una mano me sujeto el brazo.

— Es muy tarde para que estés sola, yo te llevo.

— No necesito su ayuda, se cuidarme sola.

— Eso me quedo más que claro en la mañana.

— Entonces déjeme en paz, porque no se busca a alguien que acepte pasar con usted la noche, a ver si así se le qui t a lo amargado. 

— Contigo no se puede, pero que se podría esperar de una niña de papi, que le dan siempre lo que pida, y con tu enfermedad de seguro eres una completa manipuladora.

— Entonces creo que no funciono contigo.

—Una chiquilla como tu solo me puede dar lastima.

No quería meterme en más problemas, pero el sacaba lo peor de mi,  así que metía la mano en mi bolso y saque el gas pimienta que siempre traía y se lo rocie, en el rostro, antes de seguir caminando.


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