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Quería matarlo, borrar esa maldita sonrisa de sus labios,  tal vez dejar que mi padre usará sus influencias  para desaparecerlo sin dejar rastro, o arruinar la empresa de su familia. 

-Ya deja de pensar tanto, solo fue una broma, Además me debías algo por retarme.

-Yo no te rete, ni siquiera te conozco. 

-Creo que ya nos habíamos presentado, soy Jack tu futuro novio.

-Ya largate y dejame tranquila de una maldita vez quieres.

-En cuanto llegue Mark me voy no te preocupes,  eso me pasa por ser un buen samaritano.

-Huy como lo siento, perdoname.

-No tienes que ser sarcástica,  que te parece si bailamos mientras esperamos a mi novio.

-Por si no sabes no puedo casi moverme, y además no me o interesa nada que tenga que ver contigo.

-Entonces me quedare en el sillón y los dos nos quedaremos callados, al menos que quieras hablar o hacer algo.

Lo bueno es que no paso mucho tiempo cuando ese chico llamado Mark llego por él  y ambos se fueron, por suerte Mark había recogido mi bolso en la fiesta después de ver como su novio me subía a un taxi casi corriendo y olvidándose de él. 

Ahora solo tenia que llamar a Kate para que viniera a recogerme, y tratar de recuperarme antes de enfrentar ala idiota de Christian por no haber cumplido o terminado con nuestro trato.

Estaba empezando a marcar cuando la puerta de mi habitación se habrío dejándome completamente helada, no entendía nada y solo quería salir corriendo, porque estaba aquí,  nunca habíamos tenido ningún trato, y ahora me sonreía con malicia sin despegar sus ojos de mi.

Intente levantarme, o llamar a una enfermera,  incluso a desear que Jack estuviera aun aqui. Nececitaba una distracción para alejarme de esta situacion, lo más rápido posible. 

☞Porque tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora