KAOS| Hange Zoë

DIEZ

Flashback en cursiva.

Miraba atentamente su rostro frente al espejo, buscando la más mínima imperfección para ser tapada por su maquillaje. Los múltiples cosméticos frente a sus ojos, labiales, sombras, entre otras cosas descansaban sobre la mesa del tocador. Tenía que lucir perfecta, tenía que mostrar una buena imagen en público, pero¿Era realmente todo? Quizás había otra cosa detrás de esto.

Suspiro por última vez antes de poner el último pendiente en su oreja, lo había decidido así, hoy se arreglaría ella, sin ayuda de nadie. Sus labios fueron pintados de un suave tono rojo, para sonreír cuando se notó raramente atractiva.
Y es que la verdad, lo estaba, su cabello estaba atado pero dejaba caer algunos mechones en la parte frente de su rostro, dando otro color a su fisonomía. Su perfume dulce constatada perfectamente con su esencia, aquel vestido azul marino era digno de una reina, sus clavículas lucían desnudas para luego ser vestidos por un collar.

¿Por que era que le ponía tanta atención a su imagen? al menos lo estaba haciendo de forma voluntaria, muy diferente a lo que pasó aquella vez que vieron los padres de Armin.

Quizás era la ocasión, la noche hermosa que los acompañaba o quizás..¿Hange?

—No lo creo —se dijo a si misma al escuchar sus propios pensamientos, murmurando. Principalmente tratando de mentirse y convencerse que aquello era una simple fantasía.

No podía ser correcto arreglarse únicamente por ella.

Suspiró para sonreír nuevamente.

Sonrió por el único motivo de recordarla.

—Agh... —gruñó y dejó caer su frente en la superficie plana —¿Que es lo que me pasa?

El sonrojo en sus mejillas hablaba por si solo.

No podía saber el porqué pensaba en Zoë de una manera tan activa, esperando pacientemente los miércoles para al menos verla unos segundos.

Era esa especie de conexión que siempre esperó tener con alguien.

Aunque ¿Cual era el verdadero sentimiento por  ella?

¿Amistad?

¿Admiración?

¿Amor?

Río con ironía.

Antes que siquiera pudiera pensar, voces de escucharon desde lo bajo, anunciando que los invitados estaban presentes. Rápidamente se incorporó y con emoción caminó hasta la puerta de la habitación, pasando rápidamente los pasillos y bajar las escaleras. Sus tacos hacían ruido a cada paso, totalmente emocionada.

Quería verla.

Realmente quería ver a Hange.

Aunque, dar el último paso y llegar hasta el lugar de donde provenían las voces, sus ojos observaron a todo los presentes. Un hombre muy alto y de rasgos masculinos, un joven con su cabello algo desordenado y pelirrojo, Zeke y por último un castaño de cabello largo, atado con una coleta baja y moño.

Hange no estaba.

Suspiró con desilusión y se acercó a ellos, quienes charlaban animadamente.

—(n), querida...ven —la llamó su esposo, aquellos hombres formaban una ronda en medio del camino. Una notable sonrisa forzada estaba en su rostro —. Ellos son Floch — apuntó del pelirrojo —Mike —Ese parecía ser el alto —, Jean y por último Zeke.

Todos ellos la saludaron con el usual beso en la mano, pero como siempre Zeke parecía emocionarse demasiado con este aspecto. Nuevamente dejándola incómoda.