Fue sorprendente el hecho que pasaron todo el día fuera, disfrutando de la compañía de la otra y comprando algunos ingredientes para preparar comida. Algo que al parecer disfrutaron mucho. Hange durante todo el tiempo no dejó de hablar, hasta parecía travarse con sus propias palabras cuando lo hacía, tropenzandose con su propia habla, esto hacía que su compañera ría con ternura. Amaba ver el brillo en su mirada cada vez que lo hacía, era algo único. Ciertamente esto generaba que la aprecie más de lo que ya lo hacía. Zoë era ese tipo de persona con la cuál te sientas segura, su aspecto masculino te hacía experimentar aquel sentimiento, aunque también era aquella aura de calidez y confort que brindada.
El atardecer se estaba desvaneciendo y con ella, la naturaleza nocturna salía a la luz. Por una extraña razón, nunca se tomaron el tiempo de admirar el maravilloso jardín trasero que tenían. Quizás fue por falta de tiempo o también porque no querían desperdiciar ningún momento que no sea para escuchar a la otra.
(N) cuando tuvo la oportunidad se acercó hasta el final, la casa tenía una estructura algo extraña, si bien parecía estar en el nivel del suelo, al salir a la parte trasera, notó que estaban a una altura considerablemente alta. La naturaleza en la tarde noche era maravillosa, los últimos rayos de un tono amarillento daba contra la copa de los árboles y los grillos comenzaron a sonar, mezclándose con el de las chicharras gracias al color que hacía. Admiraba todo, como si nunca lo hubiera hecho tal cosa
Los árboles, los abustos, plantas y como siempre, a lo lejos se apreciaban las murallas.
¿Por que era tan especial?
Su mansión lucía mucho mejor, este lugar contaba con cierto olor a viejo y las paredes no estaban del todo cuidadas, pronto se dió cuenta que aquella belleza se la otorgaba Hange, quién no tardo mucho tiempo en acercarse. Tu cuerpo dió un leve brinco al sentir sus manos sobre los hombros, dándole a entender que estaba presente.
Sus manos se recaragaban sobre los ladrillos que conformaban la terraza, dándole un aspecto rústico pero elegante el mismo tiempo con sus diseños victorianos. Era una casa vieja, y la pintura desgastada de cada rincón lo hacía entender.
—¿En que piensa? —le preguntó.
—En todo... —se limitó a contestar.
Sus ojos se habían concentrado en aquellas dos mariposas que volaban por allí, aquellos maravillosos insectos que parecía increíble la variedad de colores que podía haber. Y en este caso, se tornaba de un color blanco, brillado con el cálido sol.
—Hay una linda historia detrás de las mariposas —habló después de un tiempo, siendo Hange quién rompió el silencio —. Las mariposas como sabe antes de su actual aspecto, eran horugas que pasaron por un proceso de metamorfosis, también denominado meta-morfé, eso significa más allá de la forma anterior. Tejen su propio coraza de seda para pasar allí todo un proceso, ¿No le parece increíble? una una ordinaria oruga para luego transformarse en algo...hermoso. —(n) se había recostado sobre sus manos para escucharla, pues sabía que amaba hablar —. Se tienen muchas creencias sobre ellas, por un lado tenemos a la resurrección en la religión cristiana, al cambio y también al buen augurio. También en el Feng Shu...
Dejó de hablar al verse interrumpida por si misma, y cuando volteo a ver la joven, lucía tan admirada y encantada por lo que decía, que sonría por el simple hecho de verla hablar y mover sus manos mientras explicaba.
—L-lo siento, estoy hablando de nuevo —se disculpó mientras rascaba su nuca con nervios, siendo incapaz de mirarla a los ojos.
—¿Por que se disculpa? —le preguntó, respondiendo con un leve ceño fruncido —Zoë, amo escucharla hablar. Por favor, no deje de hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
KAOS| Hange Zoë
Fanfiction混沌 Donde el amor espera y las tardes de verano se convierte en el frío que abraza sus cuerpos y, en donde el amor entre mujeres es visto como crimen. Siendo juzgado ante los ojos de Dios. Famale Reader! @tedemannzanilla |2021