—¿Lo vas a hacer? —Hange preguntó.
Moblit relajó sus cejas en cuanto se dió cuenta, era algo urgente. Mucho más urgente de lo que creía. Jamás la había visto así, bajo sus lentes se notaban grandes ojeras negras, el decaimiento en su mirada.
Moblit se preguntó, en dónde estaba Hange.
Donde estaba la amiga que en algún momento, bajo sus inocentes esperanzas, creía que podría amar hasta volverse viejos. Siempre se culpó, quizás había algo que hacer, algo que cambiar, ser más inteligente, más atractivo. Pero Zoë, jamás pudo verlo con otros ojos más allá de los de una amiga.
Quizás tendría que ser mujer para lograr que ella, pueda mirarlo con un mínimo sentimiento de deseo.
—Hange…
—¿Se la vas a dar? —insistió —por favor. Es importante.
Si no lo hacía, iba a quedar mal frente a su amiga, quizás hasta ella podría generar un cierto rechazo hacia él. Pero si le entregaba aquella carta a esa chica, se estaría traicionando así mismo. Estaría traicionando a su corazón.
El sentimiento arisco subió hasta su garganta y en lo único en lo que pudo ser transformado ese sentimiento fue en un simple suspiro. Uno que dijo mucho más que cualquier otra cosa, pero en los ojos caídos, tristes y cansados de Moblir, Han entendió lo que se aproximaba.
—Qué cruel eres, Hange —susurró.
—¿Hum?
—De todas las personas en Paradise, ¿por qué yo?
—Solo confío en tí, en nadie más, eres mi amigo…
Suspiro.
—Después de todo lo que he hecho por tí, Hange, ¿sigo siendo un simple amigo?
Escuchaba atentamente, esto no iba a parar.
—Cuando… —se dió un tiempo a seguir — cuando tú y Pieck querían escapar, ¿quien las ayudó?, cuando inventan rumores sobre tí, ¿quien los dementia? —preguntó —. Después de todo, aún sigo siendo el que te ayuda a ser feliz con alguien más.
Silencio.
—No es algo que yo pueda controlar… Moblit —comenzó —, si pudiera cambiarlo, de todos los hombres en Paradise o el mundo, te elegiría.
—No me digas lo que quiero escuchar —suspiró —, siempre lo odié, solo dí que volverás.
Silencio.
—Tengo que irme.
Se levantó y dejó la carta sobre la mesa. Huyendo cómo la mayoría de las veces lo hacía.
—Hange, por favor… no hagas esto.
Sin embargo, en cuanto lo dijo, ella ya se había ido. El ruido de la puerta cerrarse fue un indicio de eso.
Zoë susurró para sí misma, un simple y doloso "lo siento"
—No —respondió.
Sus gestos se mostraban rígidos, tensos. Aquella noticia logró hacer que su rostro, cambie de un momento a otro cuando la rubia lo declaró.
Armin seguía mintiendo y aún peor, la explotación era cada vez peor. Mientras él, claramente recibía sus beneficios y la mayoría, por no decir todos los ingresos de la empresa, la otra parte se quedaba con sobras.
—No pienso quedarme de brazos cruzados.
—Es imposible que logres hacer algo con Armin a tu espalda, (n) —respondió —. Él manda. Sabes que él no cumple lo que dice.

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KAOS| Hange Zoë
Fanfiction混沌 Donde el amor espera y las tardes de verano se convierte en el frío que abraza sus cuerpos y, en donde el amor entre mujeres es visto como crimen. Siendo juzgado ante los ojos de Dios. Famale Reader! @tedemannzanilla |2021