El sol estaba saliendo por el horizonte y mientras el amanecer se acercaba. La chica seguía dando vueltas al rededor de la ya vacía cama, Armin se había ido hace bastante y lo único que se escuchaba era el silencio. La luz se aproximaba por las cortinas y supo que era hora de levantarse. Los días, como siempre fueron tan remotos que apenas se percató que ya habían pasado días, perdiendo la total noción de tiempo y espacio.
Siempre trataba de ser positiva y de encontrar algo de motivación, pero hoy simplemente no podía.
La culpa estaba consumiendo su cuerpo, pero¿Culpa de que? Quizás era eso, ese sentimiento y hasta satisfacción que le daba pensar en Hange. Suspiró para reincorporarse en la cama, miró a sus manos, para luego caer nuevamente sobre esta.
Y mientras ella hacia todo lo posible por callar sus pensamientos que lentamente consumían su ser, Hange había pasado toda la semana sumergida en trabajo o al menos exigiéndose así misma y buscar cualquier cosa para hacer, quería olvidar y concentrar su tiempo en algo funcionaba a la perfección.
Ambas tratando de espacar de la realidad.
.
.Garabateaba el rostro de Hange de una manera tan fácil y hasta por automático, que simplemente parecía conocer cada centímetro de su rostro. La sonrisa formaba en sus labios mientras el carboncillo manchaba sus dedos, pero no le importaba en lo más mínimo, disfrutaba el hecho de retratarla, creía que el rostro de Zoë era llamativo y plagado de misterio. Sus pies descalzos sobre la menta, una parte de ellos tocaba el césped del jardín delantero. El viento corría, los árboles se movían en conjunto.
El lugar donde estaba sentada tenían tantas cosas que apenas entraban, libros, distintos tipos de grosores de carboncillos para así lograr los acabados que quería. Aquel libro que Hange le había dado y que tardó tan solo una una tarde en leer, pero que siempre lo llevaba con ella, parecía ser una especie de talismán.
Recordaba la letra de Zoë, parecían ser garabatos de lo rápido y apurada que escribía, simplemente era una mujer llena de energía que no se detenía a hacer una letra prolija y detallada, simplemente escriba a mano alzada generando más rapidez en su escritura.
Quizás ese día donde le entregó ese presiado tesoro fue cuando había surgido aquella fascinación por la castaña, una fascinación que tardarían una eternidad en desvanecerse.
Aún estando tan sumergida en su mente, quería verla nuevamente, y esperaría todo el día si así lo fuera.
Tarareaba una canción que jamás había escuchado, su cabello suelto que caían a un lado se movía con la brisa.
Y como siempre, el escenario volvía a repetirse, Hange parada frente a ella sin saber que hacer o que decir para no interrumpirla. Pero esta vez fue imposible que la joven no sienta su presencia, levantando su vista.
Simplemente era una vibra que era imposible no percibir.Se vio tan cautivada por su figura que la dejaba sin palabras y fue casi inimaginable en sentir como su cuerpo levitaba al verla con el cabello suelto, misma reacción que tenía la joven cada vez que la veía usar aquellos pantalones.
Volviéndose débiles la una por la otra.
—H-Hange —dijo, su voz sonó tan suave y delicada que pareció un susurro, sintiendo como sus ojos se veian invadidos de un brillo propio de sus reencuentros, caminado hasta donde estaba ella. Sintió un leve pinchazo sobre sus pies gracias al pasto.
—Tenia trabajo que hacer pero recordé que tenía que hablar con usted sobre algo —mencionó mientras fruncia sus puños con nervios, el calor en su cuerpo lograba hacer que actuara de manera extraña —, mi amigo Moblit, es el dueño de aquella tienda de arte donde nos encontramos aquel día... me ha dicho que quería empezar a dar clases de pintura y dibujo.

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KAOS| Hange Zoë
Fanfiction混沌 Donde el amor espera y las tardes de verano se convierte en el frío que abraza sus cuerpos y, en donde el amor entre mujeres es visto como crimen. Siendo juzgado ante los ojos de Dios. Famale Reader! @tedemannzanilla |2021