DOCE

1.4K 185 56
                                    

—Se que posiblemente es algo tonto y descabellado —comenzó a decir Hange mientras movía sus manos inquietamente, todos los nervios corrían por su cuerpo como una pequeña adolescente —, pero lo que pasó la otra noche¿Tu también lo sentiste, verdad?

Los pies de la castaña se movían haciendo un suave sonido contra el piso, sus dedos extendidos mientras tenía una mirada desconcertada. Parecía estar flotando en otra galaxia.

—Mira, lo que intento decirle es que... —resopló antes de proseguir, frotando sus manos contra la tela de su pantalón, Hange era una persona muy nerviosa y mucho más cuando trataba de expresar sus emociones —no sales de mi cabeza, estas allí todo el tiempo¡Es algo tedioso! Realmente odio pensar tanto ti...me deja agotada.

Se detuvo al darse cuenta que quizás lo que dijo fue demasiado.

—N-no me malinterpretes, amo pensar en ti...solo es que —soltó un quejido después de hacer esta lamentable escena —. No me mires así Sawney.

Su mascota la miraba desde de bajo, sus patitas juntas y  torciendo la cabeza. Mientras su dueña practicaba un diálogo que probablemente jamás diría.

Su cuerpo cayó rendido contra el suelo, totalmente exausasta de toda esta situación. No sabia que hacer exactamente, ya que sabía que este miércoles ella la estaría esperando.

Pero¿Como tratarla después de sentir que estaban apunto de besarse?

Su mente hacia vueltas y vueltas, esa presión en el pecho mientras los días avanzaban y el miércoles se acercaba.

—¿Crees que ella también sienta lo mismo? —le preguntó con su cabeza recostada en en sofá, lugar donde Sawney descansaba. El se acercó a ella lamió su rostro haciendo que Hange ría y se limpie independientemente —. Eres buena compañía, me haces olvidar lo sola que me siento.

Su mano pasó de forma suave por su cabeza, haciéndole caricias, su perrito moría por las nuestras de afecto de Zoë.

—Ella es muy linda¿Verdad? —susurró —, me hace sentir bien. (N) es como, no lo se... —rascó su nuca nuevamente sintiendo los nervios en todo de su ser, apoderandose de ella de manera rápida y sin piedad — Ella es como luego de un largo viaje llegar a casa y entrar, hay un suave aroma a pan recién horneado.

Sonría, sonría al simple hecho de imaginarlo.

—Y la ves, te recibe con una sonrisa y corres a abrazarla —jugó con algunos de los hilos de caían sobre el sofá, tratando de calmar la ansiedad —. La besas porque la echaste de menos, porque sabes que te pertenece a ti y a nadie más que a ti. (N) es como, el hogar, ella es mi casa. Me siento segura con ella.

Finalizó con una torpe sonrisa.

—¿Que haré?¡Dios! —exclamó para llegar sus manos a la cara y sentir como la agustia se apoderaba de ella.

.
.
.

—¿Allí arriba, padre? —le preguntó su hija haciendo puntas de pie para colocar unos libros sobre el estante más alto, escuchadolo asentir.

El Ackerman permanecía sentado en la silla mientras la chica se encargaba de limpiar y ordenar la biblioteca. Las ventas milagrosamente habían subido de manera rápida y no podía negar sonreír ante esto. Se paseaba por todo el espacio barriendo y abriendo algunas de las ventanas para larle acceso a luz entrante, era un día soleado y días como estos, eran perfectos para hacer limpieza y disfrutar de la compañía de un otro.

Además, Levi era un obsesivo con la limpieza.

—Siéntate un segundo —le dijo al ver como llevaba casi una hora sin detenerse un segundo, (n) era un verdadero torbellino de energía —Preparé algo de té, hace bastante no vienes a visitarme.

KAOS| Hange ZoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora