CAPÍTULO 31

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Volví a Nueva York justo a tiempo para asistir al desfile de la nueva colección. No había descansado prácticamente nada durante los últimos días, pero nada que una fría ducha, la magia del maquillaje y una buena actitud no puedan disimular casi en su totalidad. 

Desde afuera podía escuchar la música instrumental y sonreí al reconocerla. En nuestro afán por innovar, se me ocurrió la brillante idea de transformar los intro de dibujos animados en música clásica y Tess logró hacerlo realidad. Probablemente nadie se dé cuenta que están escuchando el intro de Los Picapiedras ambientado en los años 1800.

Ingresé al recinto por la puerta trasera, evitando todo el revuelo y entrevistas porque mientras pueda, esa tarea agobiante se la dejaré a Tess, ella lo maneja mejor que yo. 

Aproveché mi entrada silenciosa para echar un vistazo al escenario y verificar que todo el despliegue de mi equipo estuviese en el lugar correcto para cubrir los mejores ángulos, afortunadamente sí, pero mi humor tambaleó un poco al ver a Erick reír alegremente con otro de mis fotógrafos, pobre idiota, dejaré que disfrute de su última noche trabajando para mí. 

Seguí mi camino directamente al backstage. Esperaba encontrar a todos corriendo de un lado a otro pero para mi sorpresa, estaban formando un círculo tomados de manos y con los ojos cerrados mientras Alfred recitaba algunas palabras. No sabía lo mucho que había extrañado a Emily hasta que la vi ahí, concentrada en su trabajo y preciosa, completamente preciosa. 

En silencio y con suma delicadeza llegué a su lado, rompiendo el contacto de su mano con otra modelo para unirme a ella. Pareció extrañarse, así que abrió sus ojos y su sonrisa se hizo grande al verme. Gesticulé lo hermosa que se veía y besé el dorso de su mano cuando la noté sonrojarse. Durante los siguientes segundos continuamos mirándonos y si me lo preguntan, no tengo ni la más remota idea de lo que Alfred siguió diciendo.

Supe que había terminado cuando escuchamos los aplausos del equipo a los que rápidamente nos unimos.

-Maravillosas palabras, querido amigo. 

-¡Oh por Dios! - Exclamó Alfred al notarme y en menos de dos segundos ya lo tenía aplastándome los huesos. - ¡Llegaste!

-Y estoy por irme si sigues asfixiándome, me está faltando el aire. 

-Olvidaba que eres abrazofóbica. - Bromeó liberándome y pellizqué su costado.

En realidad no me molestan sus abrazos, solo finjo que me estresa porque me resulta divertido nuestro jueguito tonto.

-No hagas caso a nada de lo que este hombre diga sobre mí. - Comenté entrelazando mis dedos junto a los de Em pero mi acción pareció extrañarla. -¿Todo en orden?

Habíamos acordado mantener nuestra relación bajo perfil en el trabajo,  pero no iba a limitarme a pequeñas acciones.

-Todo en orden. - Afirmó apretando mi mano y le guiñé antes de fijar mi atención en las demás.

-Lamento haber estado ausente estos días, espero que mis fotógrafos hayan hecho un buen trabajo para ustedes. - Dije paseando mi vista entre todas las sonrientes modelos y tragué en seco cuando la vi.

-Nada de qué quejarnos, pero sin lugar a dudas tú lo habrías hecho mejor. 

-Evelin... ¿Qué...? - Me detuve, sería estúpido preguntar qué estaba haciendo aquí, era obvio que ahora formaba parte del equipo pero... ¿Por qué? -Alfred... Pensé que no hubo ninguna novedad durante mi ausencia. 

-Ah... Sobre eso, Tess se encargó. - Respiré profundo, estos dos me debían una explicación pero por el momento, fingí completa normalidad.

-Ya veo... - Sonreí juntando mis manos. - Bienvenida al grupo, Evelin. - La mujer agradeció con un gesto, sus ojos continuaban clavados en los míos y aunque en otras circunstancias lo habría disfrutado, ahora quería hacerla desaparecer. - Por cierto, todas lucen hermosas. Mucha suerte esta noche.

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