Aquella mañana desperté antes que mi mejor amiga, dándome la oportunidad de molestarle el sueño. Sí, no importaba cuantos años pasaran, seguíamos tratandonos justo como cuando éramos unas crías.
Cuando logré sacarla de la cama, que básicamente fue halando sus pies mientras ella se aferraba al colchón, fui por mi higiene matutino y a prepararme para aquel día de trabajo. Me vestí apropiadamente, atando mi cabello en una coleta para nada perfecta pero me gustaba, me daba un toque un tanto rebelde. Apliqué un maquillaje sencillo, únicamente resaltando mis labios y ojos.
Hicimos nuestro desayuno en medio de bromas y risas. Tess nunca dejaba de hablar y decir tonterías, aquello me encantaba... Claro, hasta cierto punto, porque detestaba cuando se volvían contra mí.
-Pero... ¿Vas a decirme que ninguna modelo te ha gustado?
-No.
-Ay no inventes. Aceptalo.
-Deja de joder. Ya te he dicho que no. - Respondí con fastidio.
-Si, claro... Y Obama es catire ojos azules.
Bufé ante su ironía, poniendo ambas manos sobre la mesa donde tomábamos el desayuno. - ¡Bien! Indiscutiblemente las he visto, pero no quiero sostener algún tipo de romance con alguna de ellas, Tess. En ese momento solo me interesa hacer bien mi trabajo que te recuerdo, es extenso. - Me miró con una mueca un tanto extraña al terminar de hablar.
-Me estás frustrando. Aparte de que no te enamoras, ¡ahora ni siquiera tienes sexo!
-¿Qué te hace pensar que no tengo sexo? ¡Claro que tengo sexo! - Espeté recogiendo los platos y levantandome de la mesa.
-Tus dedos no cuentan. - Contraatacó
-Con mis dedos no te metas. Además, ¿crees que voy a dejar de trabajar solo por tener sexo? - Pregunte irónica.
-¡Puedes tener sexo mientras trabajas! - Expresó con obviedad, como si fuera la solución a todos mis problemas.
-No puedo seguir escuchando tus absurdas ideas, Tess.
-¡Vamos Saav! Sé que antes te reñía porque tenías sexo sin control pero solo quería un equilibrio, no era para que te volvieras alguna especie de monja. - ¿Qué demonios? Esa mujer estaba loca.
-No pienso discutir mi vida sexual contigo. - Intenté finalizar aquella conversación, pasando por su lado pero me siguió.
-¡¿Pero cuál si ni siquiera tienes?!
Ella prácticamente me estaba armando un jodido berrinche. Si no estuviera colmando mi paciencia, quizás hubiese reído. Me parecía un tanto cómico que mi mejor amiga sufriera más que yo por mi supuesta falta de sexo, porque ni hablar de enamorarme, aquello no estaba en mis planes.
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DESTINO
RomanceEl destino te pone en el mismo camino que a otra persona, pero depende de ambas caminar juntas. Una de ellas no creía en su capacidad de amar. La otra tenía demasiados problemas como para sufrir también por amor. Lo que ellas ignoraban, es que has...