CAPÍTULO 37

51 4 3
                                    

Desperté al sentir una brisa helada colándose por mi espalda desnuda, provocándome escalofríos. Somnolienta busqué el calor corporal de mi novia pero no encontré más que almohadas ocupando su espacio. 

Me incorporé llevando las manos a mi cabeza cuando el infernal dolor de cabeza decidió aparecer. - ¿Amor?

Sin respuesta, me levanté cubriendo mi cuerpo con la sábana. La habitación de hotel no era tan grande, bastó con verificar el baño y el espacio del recibidor para comprobar que estaba completamente sola. Caminé de vuelta a la habitación tratando de ubicar alguna información en mis recuerdos pero sólo llegaron imágenes de la fiesta, de mí riéndome, divirtiéndome y bailando como si mi alma no doliera. 

-Perdóname, mamá. - Susurré con dolor, siendo presa de un profundo remordimiento que me hizo llorar y lamentarme durante largo rato.

Cuando fue suficiente, volví a recordar la ausencia de Tatiana y la forma más práctica de obtener respuestas era verificando mi celular. Solo tenía un problema, no tenía ni idea de dónde estaba y ahora que repasaba el lugar, todo estaba hecho un desastre. 

Lo empecé a buscar a medida que iba acomodando y lo terminé encontrando debajo de la cama, descargado. Respiré muy profundamente para no estresarme más y lo coloqué en la fuente de carga inalámbrica antes de ir a ducharme. 

Una vez vestida, tomé mi celular y me sorprendí al ver la hora. Iban a ser las dos de la tarde y el mensaje de Tatiana lo recibí a las ocho y cuarenta y tres de la mañana. Habíamos vuelto a la habitación tal vez a las cuatro, aproximadamente. De ahí, bueno, hicimos el amor y recuerdo perfectamente que nos tomó bastante tiempo. Sacando cuentas, Tatiana no había dormido ni siquiera tres horas.

Acabo de revivir. No me gustó despertar sin ti. ¿Cuándo vuelves?

Lo envié, verificando que casi instantáneamente lo recibió.

Moría de hambre así que seguí su indicación y llamé a la recepción del hotel. A los pocos minutos trajeron un carrito de servicio con abundante comida, jugos e incluso píldoras para el dolor de cabeza. 

Comí lo que pude y al terminar, noté que aún no respondía mi mensaje y por su estúpida configuración, no podía ver la hora de su última conexión. 

Amor, ¿Dónde estás? Nuestro vuelo sale a las cinco. 

Envié y esperé, esperé y esperé...

Incluso ordené nuestras cosas para irnos.

Estaba empezando a desesperarme, así que abandoné la habitación antes de tiempo a ver si encontraba a los chicos por los pasillos o en el lobby, porque no tenía ni idea de cuáles eran sus habitaciones. 

No los encontré a ellos, pero sí a Arthur sentado en el sofá más cercano a la entrada. 

-Señor Arthur. Gracias a Dios lo encuentro. ¿Y Tatiana? - La busqué alrededor, si estaba él que era nuestro chófer, entonces ella ya había llegado. 

-Hola, señorita. - Me saludó y con muchísima vacilación dijo lo siguiente. - No lo sé. Me escribió a medianoche diciendo que por favor le dejara las llaves de la camioneta en la recepción. 

Esa información me dejó desconcertada. Nunca me dijo que tenía planes de salir.

-¿No le dijo a dónde iba? - Agregó. 

-No. - Negué pensándolo. - Sí me escribió, me dijo que haría un trabajo importante y que llamara a recepción cuando despertara porque... - Sacudí mi cabeza, no era relevante decirle que había reservado mi comida. - Recibe todos los mensajes pero no contesta, me estoy preocupando. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora