Las mañanas nunca han sido mi fuerte. Adoro dormir y siempre libro una batalla entre dormir cinco minutos más o levantarme y cumplir con mis obligaciones.
Definitivamente nunca he sido una persona mañanera.
Pero todo cambió cuando empecé a hacerme cargo de mi hermana, sí, aún tenía deseos de seguir entre mis sábanas, pero su llanto o balbuceos funcionan como una especie de energía. Podría estar cansada, triste e incluso de mal humor, pero por ella jamás será pesado levantarme.
Chloe es una bebé brillante, tierna y extremadamente tranquila, generalmente despierta y se queda observando su alrededor, jugando con sus manitos o tomando sus pies mientras balbucea, ¿cómo voy a preferir dormir si cuando me asomo en su cuna, se emociona y empieza a retorcerse como gusanito para que la tome?
Ni hablar.
Cada mañana exploto de amor por ella, mi tierna monstruito.
Hay ocasiones en que no me apetece dormir sola, así que la mudo a mi cama y la rodeo con mis brazos. No hay nada más bonito que despertar con ella rendida en mi pecho, o con sus manitos golpeando suavemente mi rostro y al abrir los ojos, encontrarme con aquella carita de ángel observándome. Justo así desperté esta mañana, con una diferencia que de inmediato aceleró los latidos de mi corazón.
Seguía entre los brazos de Tatiana.
La calidez de su cuerpo me provocó un derrame de emociones y más aún al recordar sus últimas palabras antes de dormir.
Había tenido la mejor noche y el mejor despertar de toda mi vida.
Le hice una seña un tanto infantil a Chloe para que guardara silencio mientras la alejaba un poco de mí y para mi sorpresa, no hizo ni un solo ruido. Con todo el cuidado del mundo empecé a liberarme de aquellos brazos. Sonreí como tonta al notar cómo suspiró profundamente y se removió, poniéndose cómoda para continuar sumida en su sueño.
Irradiaba tanta ternura al dormir que por poco me hizo olvidar lo gruñona que podía ser.
Acaricié su cabello con cuidado de no molestarla y tomé a mi hermana entre mimos silenciosos antes de ponerla en su coche y salir de la habitación.
Nevaba, nevaba muchísimo allí afuera pero la calefacción nos arropaba con una agradable temperatura.
-Eres una vivaracha... En tu cuna nunca duermes toda la noche pero cuando estás en los brazos de alguien, duermes incluso peor que un koala. - La observé con ojos entrecerrados, atrayendo su coche mientras me sentaba en el sofá.
Ella sopló, haciendo un sonidito gracioso y sabía que esa había sido su respuesta, arrancándome una risilla mientras empezaba mi labor de cambiar su pañal. - Listo, monstruito. - Le dije, agradeciendo internamente porque me dejó hacerlo sin ninguna dificultad. - Ahora tú esperarás aquí y luego haremos algo de comer.
Al culminar con mi aseo matutino, nos conduje a la espaciosa cocina. Lo primero que hice fue preparar su papilla y acomodar el biberón entre sus manitos para que ella misma se alimentara mientras yo decidía qué hacer de desayuno.
Mi mañana no podía comenzar sin una deliciosa taza de café, así que fue lo primero que hice.
Luego de indagar como ratoncillo, opté por hacer pancakes, huevo, tocino y cortar algunas frutas. Realicé la mezcla cuidadosamente, quería que quedara perfecta y lo comprobé al final, probándola con mi dedo.
Satisfecha con el sabor, vertí la mezcla en la sartén y me dispuse a cortar trozos de fresa, banana y kiwi, acomodándolos delicadamente sobre un bol sin quitar mi atención de la estufa. No quería que nada se estropeara.
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DESTINO
RomanceEl destino te pone en el mismo camino que a otra persona, pero depende de ambas caminar juntas. Una de ellas no creía en su capacidad de amar. La otra tenía demasiados problemas como para sufrir también por amor. Lo que ellas ignoraban, es que has...