CAPÍTULO 29

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Dos días después.
24 de diciembre.

-Sabes mi amor, pórtate bien. No debes llorar, ya sabes porqué... Santa Claus llegó a la ciudad. - Cantaba Tess con más gallos que un corral; una gran cuchara de acero servía de micrófono mientras se meneaba al ritmo de la canción.

-No hay nada peor que escucharte cantar. - Tatiana rodó sus ojos con cierta diversión, pasando por su lado para ordenar la mesa.

-Oh, créeme que sí lo hay. - Saltó John. - No la has visto en medio de un disturbio hormonal.- Aseguró y de inmediato sintió el impacto de la cuchara de acero sobre su brazo. - ¡Ouch! ¡Amor! - Se quejó, palpando el lugar dolorido.

-Te lo has ganado. - Reprendió ella con arrogancia para luego sonreír. -Pero tienes razón y eres el mejor por soportarme. - Aceptó, rodeando su cuello antes de darle un corto pero significativo beso.

Rieron ante el sonido de asco emitido por la fotógrafa.

-Estoy reconsiderando seriamente el haberlos honrado con mi presencia. - Musitó entre dientes, aumentando las risas burlonas de ellos.

Decidieron pasar la Nochebuena en el apartamento de la pareja, para variar, porque los últimos años lo pasaban en el de la fotógrafa. Aunque a decir verdad, Tatiana se encargó de que así sucediera, pues este año la Navidad no había llegado a su hogar. Ni siquiera sentía la ilusión de la fecha, ni la emoción por las luces alegres que esparcían su magia por doquier. Éste año no sentía nada.

Nunca se había atrevido a meditar lo paralela que podía ser Navidad, y ahora que lo pensaba, se sentía egoísta. ¿Cómo pudo ignorar por tantos años lo difícil que pueden ser éstas fechas? ¿Cómo no pensó ni siquiera por un instante que mientras ella disfrutaba de una fantástica navidad, existía otra realidad allí afuera? Ahora entendía lo afortunada que era al poder definir su Navidad como una mágica época en donde la mayoría se dedica a una conspiración de amor, donde también se conmemoran todos los pequeños momentos que hicieron grandes recuerdos; y los villancicos, personas y ciertas comidas llenan de felicidad el alma. 

Lo cierto es que sí, es muy afortunada, porque aunque la Navidad puede ser definida como ilusiones, ternura, risas, luces y canciones, no debemos olvidar algo: se escribe con N de Nostalgia. Y no sabemos cuando nos tomará por sorpresa, convirtiendo nuestra felicidad y compañía en tristeza y soledad. Navidad con Nostalgia al recordar momentos alegres que por alguna razón sabrán amargos; Nostalgia al echar de menos la paz y el regocijo que sentimos en años pasados, porque ahora nos cubre la desesperanza y el dolor.

La Navidad es una época de emociones intensas. Intensamente felices, intensamente tristes... O intensamente vacías.

Tatiana estaba en ésta última.

¿Razón?

Emily Collins.

No se sentía bien al disfrutar su Nochebuena sabiendo que ella probablemente lo esté pasando muy mal y lidiar con las ganas de estar junto a ella eran realmente extenuantes. 

Un suspiro involuntario salió de sus labios mientras se preparaban para la cena navideña que habían ordenado, debido a que los tres eran un completo desastre en la cocina.

Tess notó su comportamiento acongojado y ausente desde que llegó, pero éste fue el límite. Cruzó sus brazos sobre la mesa y la miró de lleno, atrayendo su atención.

-¿Motivo, causa, razón y/o circunstancia de tu cara de cachorro abandonado?

Frunció su ceño, descolocada. -¿De qué hablas?

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