CAPÍTULO 28

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Me preguntaba si te gustaría pasar Nochebuena conmigo.

Me preguntaba si te gustaría pasar Nochebuena conmigo.

Aquellas palabras se repetían una y otra vez en mi mente, en un intento de afirmarme que no había escuchado mal, que Tatiana realmente las había recitado, desatando un montón de dudas que ahora necesitaba resolver.

¿Qué estábamos haciendo? 

¿Hasta dónde quería llegar?

Porque estaba empezando a incomodarme el camino de nuestro romance. Y no, no en un mal término, sino por la incertidumbre de desconocer si estaba viviendo una realidad o una fantasía.

No deseaba seguir arriesgándome, no cuando ya no podía controlar mis sentimientos y me parecía asfixiante intentar mantener límites que ella con facilidad, lograba derribar.

Hasta ahora lo había soportado todo, me permití vivir cada uno de nuestros momentos sin cuestionarnos nada, pero... Compartir con ella una fecha tan vulnerable e importante para mí, es más de lo que puedo soportar. 

-Estoy a dos segundos de empezar a morderme las uñas, Em. - Su angustia ante mi silencio fue notoria. - ¿Fui demasiado lejos? No importa si te niegas, pero di algo, por favor.

Me incorporé de lado nuevamente, apoyando mi cabeza sobre una de mis manos mientras fijaba mi atención en ella.

-¿Por qué? - Cuestioné y su frente se contrajo en confusión. - ¿Por qué consideras la idea de estar juntas en Nochebuena?

-Porque sé que no será fácil para ti y me gustaría estar contigo. - Respondió con obviedad, sin pensarlo ni un segundo.

-¿Pero por qué? - Insistí. - Es cierto, no será fácil para mí y justo por eso necesito saber qué es todo esto, Tatiana. ¿Qué buscas de mí? ¿Qué somos? Porque sinceramente, es una fecha que no pienso compartir con cualquiera.

-¿Me consideras como cualquiera? - Replicó instantáneamente, evadiendo todo lo demás.

-Ese es el problema, que no sé cómo considerarte.

Un suspiro escapó de sus labios, modificando su posición al colocarse boca arriba, fijando su mirada en el techo.

-No quiero definir lo que tenemos, Emily. 

Casi resoplo con frustración al escucharla.

¿Por qué le costaba tanto abordar este tema?

Me hace el amor, me cela, me trata como si fuese lo más importante de su vida ¿y no quiere definirnos?

Es ridículo.

Pero rogar jamás será una opción.

Persuadir sí.

-Está bien. - Respondí fingiendo desinterés. -Entonces mi respuesta es no. 

De inmediato sus ojos se anclaron a los míos. -¿Te niegas sólo por una tonta definición? - Preguntó incrédula. - Creo que quedamos en disfrutar nuestros momentos, Em, sin tantas expectativas pero con la intención de hacerlo funcionar. 

-¿Sabes lo que sí me parece tonto? - Cuestioné gateando en la cama, segura de mi intención.

Ladeé una sonrisa al ver la sorpresa en sus ojos cuando a horcajadas, me posé sobre ella.

-¿Qué?- Sus manos de inmediato viajaron a mis caderas y las mías a sus hombros, impidiéndole cualquier movimiento. 

-Que intentes poner límites con palabras, mientras que tus actos son totalmente contradictorios. - Indiqué, desplazando mis manos suavemente por sus brazos y volviendo a subir. - Me pediste sinceridad y es lo que haré. - Ella alzó una de sus cejas, retándome a continuar y aunque por poco me ganan los nervios, supe controlarlo. - Tus actos están conquistándome, Tatiana. Y sé que no soy la única quemándose en este fuego, así que, mientras no te decidas a definir lo que para mí ya es obvio, tendré que poner mis propios límites porque hay cosas que sólo pienso compartir con alguien que esté segura de lo que quiere a mi lado.

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