CAPÍTULO 19

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No, Miche, no vendrá. — Quitó el móvil de su oído para mirar la hora. —Ella es muy puntual y ya va una hora, 14 minutos y 34 segundos de retraso.

Liberó una risilla, escuchando la voz preocupada de su hermana que la había llamado para no entrar en crisis. —Espera un poco más. Y deja de pretender que la conoces, ha pasado mucho tiempo y quizás ya no sea tan puntual como la recuerdas.

Nicole ahogó su respuesta en un suspiro, pues su hermana tenía razón. —Creo que se me saldrá el alma por la boca. — Confesó, estaba totalmente nerviosa y sin despegar la vista de la entrada de aquel restaurante.

¿Qué pretendes de todo esto, Nicky? Si Tatiana asiste, ¿qué harás después? Si cada que la veas desearás una próxima vez.

No lo sé, Miche, no sé qué estoy haciendo. - Confesó. - Tú sabes que nunca dejé de quererla. Lo controlé, sí, pero ahora que la he vuelto a ver, se me está saliendo de las manos. — Respiró hondo, expulsando todo el aire lentamente mientras jugaba con las gotas que se deslizaban por la fría copa de cristal. —Está tan hermosa que no entiendo cómo es que es real. ¿De verdad está soltera?

Sí, es lo que nos dijo. Pero tú no lo estás, de hecho, estás casada. - Recalcó. - ¿Qué opinas de eso?

Dios... No me atormentes con ESO en éstos momentos. Además, estamos en proceso de divorcio. — Levantó la vista y su corazón comenzó a latir frenéticamente.

Sí, allí estaba, buscando a ambos lados hasta que aquellos ojos verdes la encontraron y comenzó a caminar en su dirección.

Sí, un proceso de divorcio que Mathías está tratando de evit...

Miche, Miche, me muero, Miche, ya llegó. Adiós. - Y colgó, dejando a Michelle con la palabra en la boca.

No perdió detalle de aquella mujer que incluso, robaba miradas de otros presentes. Tenía el cabello como acostumbraba, suelto, elegante. Su rostro levemente maquillado, resaltando aquellos ojos verdes y por supuesto, su boca. Vestía de manera casual, con un abrigo negro que se había encargado de desabrochar al entrar al restaurante, una blusa verde militar ajustada a su cuerpo, unos Jeans oscuros de corte alto y en sus pies, unos botines de tacón negros. Tenía la vista al frente, decidida, segura y... Deslumbrante. Por ello, aquella mujer que aguardaba en la mesa no pudo quitar sus ojos de ella, aunque por dentro moría de nervios, alegría y... Nostalgia.

-Buenas noches, Nicole. - Le tendió una mano, pues ese era el único contacto que se permitía.

-Viniste... - Le sonrió. - Por favor siéntate.

-Así es... Vine... - Respondió quizás sin creerlo ella misma. - Por un momento pensé que ya no te encontraría aquí.

-Y yo pensé que no vendrías. - Sonrió nostálgica. - Pero quise esperar un poco más, me estoy quedando en este hotel y no haría nada encerrada en la habitación. - Se encogió de hombros, restándole importancia.

-Bien... - Respondió sin más, repasando todo a su alrededor.

- Estoy muy orgullosa de lo que has logrado en tu vida, no sólo eres fotógrafa sino que tienes uno de los estudios de fotografía más importantes del país. - recitó, batallando contra la posibilidad de caer en un incómodo silencio.

Tatiana asintió con una sonrisa, pues su trabajo le apasionaba. - Gracias. Tal parece que ambas perseguimos nuestros sueños.

-Sí, yo tardé un poco más, pero finalmente creo que retomé el camino. - Confesó bajando la mirada a sus manos sobre la mesa.

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