CAPÍTULO 12

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El sol resplandeciente adornaba aquella mañana en Manhattan como si el día anterior no hubiese caído una estruendosa tormenta.

Tatiana aparcó su auto y entró a la empresa. Saludó como de costumbre, escuchando algunas novedades y al abrir la puerta de su oficina, recibió su delicioso café, tomándose unos minutos antes de dar inicio a su jornada laboral.

Ocupó su mañana en dos sesiones y volvió a su oficina, marcando el número de su mejor amiga.

¿Dónde estás?— Preguntó apenas escuchó que descolgaron la llamada. Habían quedado en almorzar.

¡Hey Saav! Estoy muy bien, gracias. ¿Y tú? — Contestó Tess con ironía, haciendo bufar a la fotógrafa.

Creo que esa conversación la tuvimos por WhatsApp hace unas horas. — Respondió con diversión

¡Pero no por llamada! — Al fondo se escuchó el sonido del ascensor. —Voy llegando a tu cueva. — Sin esperar respuesta, colgó.

En segundos la puerta de la oficina se abrió y Tess se adentró al lugar, sentándose al otro lado del escritorio frente a Tatiana, mirándola mientras intentaba fingir enojo, pero la verdad es que una sonrisa amenazaba con salir.

La fotógrafa sonrió burlona, levantando una de sus cejas. -¿Y tú no piensas venir a saludarme?

-No. Ya te saludé por WhatsApp. - Soltó con altanería mirando sus uñas.

Tatiana liberó una carcajada y de inmediato se levantó hasta llegar a ella.

-Levántate y dame un abrazo, bish. - Ordenó pero Tess bromeó, haciéndose de rogar. - Bueno, tú te lo pierdes. - Hizo el amago de devolverse pero Tess rió, levantándose para darle un cariñoso abrazo.

-Vámonos, tengo poco tiempo. - la fotógrafa palmeó los hombros de Tess.

-Es de imaginarse si ahora te tomas tardes libres. - Le dedicó una mirada sospechosa al soltarla -¿Puedo saber a qué se debió tu falta de ayer? - Preguntó sinuosa y la fotógrafa apartó su mirada, tomando sus cosas.

-Fui a almorzar y la lluvia no me dejó regresar. - Respondió sin hacer contacto visual con su mejor amiga.

-Uhmm... La lluvia... - Repitió intencionalmente e hizo una mueca juguetona a sus espaldas.

Tenía para atacarla porque se supone que tampoco llegó a casa, pero descartó esa idea y cuando Tatiana se giró, le mostró una sonrisa convencida. - Está bien. Vamos.

Tess prefirió darle su espacio. Si Tatiana se lo ocultaba es porque sabía que algo estaba pasando. Algo que no era común ni mucho menos normal, no para ella. Por esa razón Tess no quiso bombardearla con preguntas, la conocía tanto como para saber que sus propios demonios empezarían a hacer estragos y ella en vano, intentaría batallar en contra. Así que iba a esperar pacientemente hasta que Tatiana dejara de soportarse a sí misma y necesitara desahogarse.

Dejaría que todo tomara su propio curso. 

Tess tuvo una corazonada desde el primer momento que miró a los ojos de la modelo. Y es que en ella vio la misma mirada tierna que su mejor amiga solía tener cuando era más joven. La diferencia es que estos ojos también irradiaban un crudo sufrimiento y le pareció admirable de que aún hecha pedazos, la modelo parecía invencible.

Al conocer su historia, no quedaron dudas, esa era la mujer que hacía falta en el proyecto de moda... Y quizás, con un poco de suerte, también sería la mujer capaz de reordenar el caos en la vida de su mejor amiga.

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