CAPÍTULO 26

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ADVERTENCIA

Contenido explícito de smut. Si están acompañadas, léanlo bajo su responsabilidad.

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Los besos se volvieron más y más apasionados, provocando que sus manos no pudieran mantenerse quietas por más tiempo y empezaran a explorar sus cuerpos de manera lenta y delicada, pero firme.

Las manos de la fotógrafa se colaron bajo la blusa de la modelo hasta la curvatura de su cintura, notando la leve contracción de la cálida piel bajo sus dedos. Aquellas manos traviesas continuaron aventurándose, acariciando el arpa de sus costillas y sintiendo cada nota que éstas emitían, pues la modelo se estremecía gustosa al recibir aquellas caricias. Interrumpieron su beso cuando Tatiana la despojó de su blusa lentamente, sacándola del camino y quedando sin aliento al admirar la pálida piel de su sensual torso, mordió su labio sin poder evitarlo.

La modelo sintió desfallecer al sentirse atrapada en aquellos orbes intensos y pasionales. Sus piernas temblaban, toda ella temblaba e incluso su alma empezaba a vibrar, nerviosa, ansiosa, tentada. Como si de imanes se trataran, sus labios volvieron a unirse en un beso húmedo y profundo. Una de las manos de la fotógrafa continuó con la travesía hasta sus pechos donde masajeó sobre la tela de su brasier, arrancando un suspiro profundo en la modelo que por acto reflejo, reclamó con ambas manos el área de su trasero y mordió su labio un poco fuerte, sorprendiendo y provocando aún más a la fotógrafa.

-Si no te tengo ahora mismo, juro que voy a morirme. - Confesó sobre aquellos carnosos labios.

La modelo no pudo hacer más que sonreír y tirar del cuello a la fotógrafa para volver a reclamar sus labios, pues sus pensamientos ahora mismo no estaban coordinados, su mente estaba en blanco, o en negro, no lo sabía con exactitud. Así que se dejó llevar por sus instintos, aquellos que sólo ansiaban continuar lo que ya habían empezado. Una vez más, dio a la fotógrafa luz verde para hacer cualquier cosa que pasara por su mente, sin duda, cualquier cosa que quisiera, ella lo permitiría.

Sus pies iniciaron la travesía a pasos lentos y sincronizados. La mayoría de sus prendas quedaron tiradas por el camino que las llevó hasta aquella King Size de sábanas blancas, donde dieron rienda suelta a sus más profundos deseos.

Tatiana Saavedra POV

Besarla era como probar un trozo del mismísimo cielo. Y su cuerpo, su cuerpo era tan ardiente como el infierno, pero no, no puede contar como infierno si me gusta como quema... Y créanme, gustarme es un término miserable.

Siempre he visto a las mujeres como arte, y es que ¿cómo no? Si la anatomía femenina es fascinante, un espacio casi infinito que adoro admirar y poseer. Pero debo confesarlo ahora, ningún otro cuerpo me había provocado tantos deseos con sólo un roce. Deseaba memorizar cada centímetro de su piel, establecer un diálogo entre su cuerpo y el mío, una conversación sin palabras en donde nuestras pieles interpreten el lenguaje de nuestros dedos.

Con ella no planeaba la llegada a la cima, esa ansiada liberación de placer perdía prioridad pues mis deseos iban más allá de eso, quería prolongar las caricias, navegar en su cuerpo sin usar salvavidas. O tal vez como si fuéramos dos niñas que vuelven a aprender lo que es leer y escribir, ahora en la pálida hoja de nuestro cuerpo.

No puedo asegurar durante cuanto tiempo nos hemos besado, palpando nuestra piel, recorriéndonos mientras giramos una y otra vez. De un momento a otro, al besarnos me permití abrir un poco los ojos, sólo para observarla con la escasa luz que había en la habitación.

Emily Collins es preciosa.

Me besaba con tanta ternura que un mar de emociones se desató en mi pecho. No podía creer lo que ella estaba provocando en mi corazón... Ni en mis bragas, que por cierto, era lo único que quedaba en nuestros cuerpos.

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