S2. Cadenas

184 36 2
                                    

—¿Quién eres? 

Hice la pregunta en medio de esos malestares, aunque no esperaba que realmente esa voz me respondiera. 

—Eso no es importante.

—¿Qué quieres de mí? ¿Dónde estás?

—La oscuridad te acecha. 

—¿Qué quieres decir con eso?

—Ella viene por ti. 

—¿Quién viene por mí?

La habitación se iluminó debido a un rayo de luz roja y humo que emergió del centro del espejo. Un círculo perfecto y dorado se reflejó, el cual tenía la sensación de haberlo visto antes. Pude hacer retrospectiva de ese libro que vi en la biblioteca. Es el mismo círculo, pero más grande. 

—Ella te ha estado buscando — la luz desapareció en un abrir y cerrar de ojos, sumergiéndome en una inmensa oscuridad. 

Desperté por el toque de la puerta, la habitación se veía clara debido a los rayos del sol que atravesaban la separación de las cortinas. La ventana estaba abierta y, pese a lo soleado que se veía el día, hacía un frío descomunal. No recuerdo haber dejado la ventana abierta, mucho menos haber terminado en la cama. 

Miré el espejo y se veía intacto, haciendo alusión de que lo ocurrido anoche no fue una pesadilla. El insistente toque hizo que me levantara y abriera, sin siquiera alcanzar la bata para cubrirme. 

—Buenos días, princesa. Lamento haberla levantado de esta manera, pero su mamá quiere hablar con usted.

—¿Para qué? — estrujé mis ojos. 

—¿Todavía se atreve a preguntar? Es una cínica… 

—¿Qué has dicho? — la miré sorprendida, pero ella parecía confundida.  

—Como bien sabe, su mamá es muy reservada. 

—¿Cómo te atreves a llamarme cínica?

—¿De qué habla, princesa? Jamás me atrevería a faltarle el respeto o decirle tal cosa. 

La he oído claramente y ahora se atreve a fingir de no haberlo hecho. ¿Cómo se atreve?

No me sentía de ánimos para discutir y estaba segura que lo que me esperaba con mi mamá era otro intercambio de palabras. Todavía sentía dolor de cabeza y los recuerdos de anoche venían en cadena. ¿Un espejo que habla? ¿Acaso estoy volviéndome loca? 

Quise darme prisa en el aseo para hablar con mi madre. Sin siquiera ir por el desayuno, fui directamente a su recámara.

—¿Puedo saber a qué se debe esta repentina reunión? 

—Ya tenemos fecha.

—¿Para eso me has llamado, mamá? 

—Es importante que lo sepas. De hoy en adelante, tu agenda estará muy ocupada. Hay algunas cosas que necesito que trabajen contigo. 

—Siempre es lo mismo. ¿Prepararme para qué? ¿Para ser la esposa perfecta? Ya me han preparado lo suficiente, ¿no?

—Con el comportamiento que asumiste el día de la cena, solo me estás dando la razón de que no has aprendido nada. Este es tu deber y tu obligación, por lo que espero que lo asumas y dejes de avergonzarnos más.

—¡Odio esta vida, odio a esta familia, odio tus reglas, los odio a todos! 

—Esta es la familia que te tocó. 

—Pues hubiera preferido no tener ninguna. Esa unión que tanto esperan no se va a dar, ¿y sabes de quién será la culpa? De ustedes, por ser tan egoístas — salí de su recámara sin añadir nada más. 

Quisiera desaparecer. Juro que si tuviera la oportunidad de escapar, lo haría sin dudarlo dos veces. 

Los siguientes días, no me permitieron salir del palacio. He estado prácticamente en una prisión. Las clases son constantes y axficiantes, me tienen harta. 

He tenido curiosidad por el espejo, pero no he logrado contactar a esa voz. Debo mencionar que he estado escuchando distintas voces, pero no provienen del espejo, más bien de las personas que tenga a mi alrededor. 

Había suplicado tantas veces que esa unión no se diera, pero jamás imaginé que realmente mis súplicas serían escuchadas. El príncipe Arthur fue hallado muerto ayer en la noche. La causa de su muerte aún no está clara. De hecho, escuchamos de alguien cercano que la persona que lo encontró, desapareció sin dejar rastros. 

Puedo mentir diciendo que me sentía triste con lo ocurrido, pero en el fondo, para mí fue un gran alivio liberarme de esas cadenas que me ataban. No sé si eso me hace mala persona, pero para ser totalmente honesta, no me importa. 

Luna Roja [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora