VII. Trato

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—¿Cenaremos eso? — pregunté incrédula—. Ahora entiendo porque usted y su hermana no comen nada. ¿No piensa que es inhumano cazar animales? 

—¿Inhumano? ¿Prefieres morir de hambre? Mientras has comido de ella no has dado queja alguna. 

—¿Eso es lo que hemos estado comiendo?

—Es una buena carne y difícil de conseguir. 

—No soporto esta situación. 

—¿Qué no soportas?

—¡Todo! En primer lugar, cuando acepté casarme con usted, fue porque su mamá me dijo que iríamos al extranjero y encontrarían a un especialista que pudiera atender el caso de mi hermana, pero ahora llego a aquí y me encuentro en que las cosas no son así. Cada vez hay más secretos y me entero de muchas cosas. 

—Tu hermana está caminando. Te he concedido la única petición que tenías antes de la ceremonia. ¿Qué más quieres?

—¿Concedido? ¿Fuiste tú? ¿Cómo lo hiciste? 

—Para ti lo único importante debe ser el resultado. Tu hermana está caminando, ¿no? 

—¿Cree que solo se trata de eso? Es mi segunda noche en este lugar, el hombre con el que me casé es extraño, ni siquiera me ha permitido ver su rostro. Tiene una hermana, que ni siquiera sabía de su existencia, que también es otra extraña más. La vida feliz que me prometió la Sra. Josefa al lado de su hijo no es exactamente como la pintó. ¡Me siento engañada y estúpida! — exploté. 

—¿Este reclamo es porque no tomé el lugar de tu esposo esa noche? 

—¿Tomar el lugar de mi esposo? ¿De qué hablas? 

—No sé lo que te prometió mi madre, pero creo que hay un malentendido entre los dos; malentendido que quiero aclarar ahora— dio un paso al frente y sentí tanto temor de su tono firme que retrocedí—. Si te tomé como mi esposa ante los ojos de esos seres inmundos, fue porque ella me insistió hasta el cansancio que lo hiciera, pero no tengo ningún interés en tomar a una simple y débil humana como tú — el desprecio era palpable en el aire.  

Las velas se apagaron en cadena y subí las escaleras corriendo, casi tropezando con mis propios pies. Me encerré en mi habitación, tenía la sensación de que había sido perseguida en la oscuridad. Ese hombre es aterrador. ¿En qué me he metido?

Para mí la noche se hizo larga, no pude dormir nada, solo miraba hacia la puerta, con temor a que ese hombre se apareciera. No debí explotar de esa manera y atacarlo con preguntas. Entiendo que esté molesto, pues al final, solo soy una desconocida para él, pero eso no justifica sus hirientes palabras y trato. ¿Él cree que esto ha sido fácil para mí o para mi hermana? Si está tan inconforme y disgustado, entonces que me permita regresar con su mamá y problema resuelto. 

Durante el desayuno, la señorita Viktoria se unió a la mesa, aunque no tocó su plato. Se veía de buen humor, la he oído tarareando una atrapante melodía. Su kimono esta vez era azul cielo, su blanco y largo cabello es muy llamativo y envidiable.

Mi hermana vació el plato en un abrir y cerrar de ojos, lo más que me impresionó es que llamó al mayordomo para que le sirviera más. Por lo regular, ella es de poco comer, tal vez por culpa de todas las carencias que hemos tenido, por lo que nunca la había visto repetir.

La señorita Viktoria le extendió su plato y ella lo aceptó como si nada. Comía como si aún dentro de ella hubiera un gran vacío incapaz de llenarse. Coincidí casualmente con la mirada de Viktoria y ella esbozó una media sonrisa.

—Coman, las llevaré a conocer el pueblo.

Luna Roja [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora